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La Guardia Civil, blanco de ETA

La benemérita es el cuerpo que más ha sufrido los embates de la banda terrorista ETA. De hecho es la segunda vez que ETA atenta contra el cuartel de la Guardia Civil de Calahorra. En 1983 ya realizó una acción similar sin provocar víctimas.

L D (Agencias) El anterior atentado de ETA se produjo el pasado día 7 marzo, cuando, a dos días de las elecciones generales, la banda terrorista asesinó al ex concejal del PSOE Isaías Carrasco Miguel, de 42 años, que recibió tres disparos cuando se encontraba cerca de su portal junto a su mujer y su hija.
 
La Guardia Civil ha sido blanco de las acciones de la banda terrorista en varias ocasiones en los últimos meses. Así, tras el final del alto al fuego permanente, el pasado 5 de junio, ETA perpetró un atentado con una furgoneta-bomba cargada con entre 80 y 100 kilogramos de explosivo contra un cuartel de la Guardia Civil en Durango (Vizcaya), ocasionando heridas leves a dos agentes del Instituto Armado e importantes daños materiales.
 
Además, el pasado 1 de diciembre la banda terrorista asesinó a los guardia civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, que fueron tiroteados en la localidad francesa de Capbreton, después de que se encontraron con tres miembros de ETA en una cafetería. Centeno, de 24 años murió en el acto, mientras que Trapero, de 23, falleció cuatro días después.
 
Durante los últimos años, las casas-cuartel de la Guardia Civil han sido objeto de diferentes atentados por parte de ETA. Uno de los más graves ocurrió el 11 de diciembre de 1987, cuando ETA atentó contra la casa-cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, y provocó la muerte de once personas, entre las cuales se encontraban seis niños, y heridas a más de 40.
 
El 29 de mayo de 1991, la banda terrorista hizo explotar una bomba frente a la casa-cuartel de Vic, en un atentando en el que murieron nueve personas --aunque un guardia civil murió atropellado mientras realizaba tareas de organización tras el atentado-- y una treintena resultaron heridas. El 4 de agosto de 2002, ETA puso una bomba a lado de la casa-cuartel de la Guardia Civil de Santa Pola (Alicante) matando a Cecilio Gallego Alarias, que estaba en una parada de autobús próxima, y la hija de un guardia civil, Silvia Martínez Santiago, de seis años de edad, que se encontraba jugando en su habitación.

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