LD (EFE) En un acto militar para conmemorar el fallido golpe militar que encabezó hace dieciséis años, el actual presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo que "vamos con los grandes, no con los pequeños negocios (...), ojalá me den la excusa que necesito para intervenirlos y expropiarlos (...), ojalá me den la excusa para intervenirlos y poner esas cadenas de alimentos y de medicinas a la orden del pueblo y no a la orden de la oligarquía".
Chávez, así, retoma sus amenazas de expropiación contra los supermercados y grandes distribuidores a los que acusa de incurrir en un supuesto acaparamiento de alimentos básicos. La advertencia presidencial se registra en medio de una crisis de abastecimiento de productos básicos como el pollo, los granos y el azúcar, y también de medicinas y repuestos de automóviles, en su mayoría sometidos a control de precios desde marzo de 2003.
En los últimos tres años, el venezolano ha advertido que confiscará los comercios y distribuidores de alimentos que presuntamente incurran en acaparamiento, y en febrero de 2007 decretó una ley que, además de la expropiación, prevé cárcel para los "acaparadores y especuladores". Ahora, Chávez ha ordenado a los funcionarios del régimen una "acción inmediata e implacable ante la más mínima señal de acaparamiento de alimentos, medicamentos y bienes esenciales".
Los sectores comerciales y empresariales vinculan los fenómenos del desabastecimiento y de escalada inflacionaria a la regulación vigente de los precios de más 110 productos, así como al control de cambios, que establece una tasa de 2,15 bolívares fuertes por dólar.