LD (Europa Press) El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha asegurado en el Foro Nueva Economía que el Gobierno no tenía ningún problema con la Iglesia y que cuando "todos estábamos tan felices" son dos cardenales españoles (en referencia a Monseñor Rouco y al arzobispo de Valencia, García Gasco) quienes realizan acusaciones contra el gobierno que no son "asumibles ni reales".
Unos hechos que, en su opinión, le obligó a atacar a la Iglesia ya que no se va a callar porque "cada uno" debe "estar en su sitio". "Yo no me atrevería a decir qué es lo que tiene que hacer la Iglesia católica para mejorar algunos de sus objetivos", espetó.
Tras esta precisión, el jefe del Ejecutivo rechazó la acusación de que el Gobierno haya iniciado una ofensiva contra la Iglesia católica, a pesar de los continuos, y en más de una ocasión exacerbados, ataques de dirigentes de su partido como José Blanco.
El jefe del Ejecutivo afirmó que en fechas de "paz, de unión, de entrañables,...", justo a la mitad "entre la Natividad del Señor y de la Epifanía", durante un acto religioso, dos cardenales españoles dicen "nada más y nada menos que las leyes de un Gobierno democrático hacen retroceder los derechos humanos" y "que las leyes de un gobierno democrático, que amplían derechos individuales, disuelven la democracia".
"Tenemos diferencias, pero nos podemos sentar a comer", recalcó
Zapatero ha sugerido que desde que está Paco Vázquez en el Vaticano "las cosas transcurrían con cierta placidez". "Ya sabemos que tenemos diferencias, pero, bueno, en fin, nos podemos sentar perfectamente a comer", recalcó.
Según el presidente, "esto no tiene sentido", y apuntó que la crítica es "exagerada" hacia leyes que ya están consolidadas. En este sentido, dijo no poder entender la "obsesión" con el "tema del divorcio" y afirmó que ahora no es que haya más divorcios, sino que antes la gente tenía que esperar más tiempo para divorciarse y la ley lo que evita son "tiempos de sufrimiento y de convivencia absurda". "Esto simplemente es respetar los derechos individuales", apostilló.
"No nos vamos a callar", exclamó y, tras recalcar que respeta que la Iglesia no esté de acuerdo con la Ley de Matrimonio homosexual, quiso dejar claro que "las cosas, en su sitio y cada uno en su sitio"."No me atrevería yo a decir que es lo que tiene que hacer la Iglesia católica para mejorar algunos de sus objetivos, no lo voy a hacer", concluyó.