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CARTA AL PRESIDENTE RAJOY: MIRÁNDOTE A LOS OJOS

Escribía el autor florentino en El Príncipe, que no es suficiente con preocuparse de los desórdenes presentes, sino también de los futuros; que hay que evitar los primeros a cualquier precio "algo que sólo le es dado al hombre sagaz, pues si no se es hombre de talento y virtudes superiores, no es presumible que conozca el arte del mando". Obviamente, no hablaba de ti.
        
Tu escasez de esas virtudes superiores ha llevado al PP al estado actual, impensable hace pocas semanas, del que eres responsable. ¡Qué fácil habría sido evitarlo!
        
¿A dónde nos quieres llevar? Los movimientos tácticos se hacen tras contestarse a las preguntas: adónde, por dónde, cómo y cuándo. En estas cosas las improvisaciones casi siempre acaban en catástrofe. Conocemos el adónde: quieres ser Presidente de España, y en ese empeño te hemos ayudado hasta la extenuación; pero has cambiado. Te comportas como el perro Cerberos, erigido en guardián de la puerta de tu Hades particular para que los muertos no se escapen y los vivos no entren. Pretendes forzar un cambio de principios por tu cuenta, y justificas con argumentos falaces ese viaje hacia la nueva Ítaca, un pretendido centro representado por Fraga, Gallardón –el del paréntesis de Aznar–, y tú mismo. Sabemos lo que tenemos a la izquierda, pero ¿hay algo a la derecha? ¿Hasta dónde movernos si esta zurda no para de desplazarse en la misma dirección? Algunos ya visitamos esos barrios y no estamos dispuestos a repetir la experiencia. Presidente, si Aznar era el centro al que dices querer volver ¿quién nos ha cambiado de sitio? ¿dónde hemos estado antes de tu revelación?
        
También conocemos qué has respondido al "cómo" y al  "por dónde": Gallardón –el perseguidor de libertades– al que te has agarrado como a un clavo ardiendo. Al contrario que Odiseo, tú ni te tapas los oídos con cera melosa, ni pides que te aten al palo mayor. Has sucumbido a los cantos de la prensa más canalla, la que animaba a cercar las sedes de nuestro partido. Has cogido los votos  de la mitad de los españoles y has salido corriendo con ellos al prado de las sirenas. Tu falta de liderazgo nacional ha fomentado un partido de virreyes ansiosos de darte el abrazo del oso. Te haces proteger por las personas más hábiles en el enredo y en la insidia; te has rodeado de buen número de alabadores, desleales cuando se presenta la ocasión, de funcionarios de partido, personas sin principios; de caciques fascinados por el encanto de las alfombras, duchos en el navajeo en corto, no a distancia de espada; de quienes que te han garantizado lo que ahora no te pueden dar sino maquillado con cosmética de aparato… mientras les vas premiando. Personas que tratan de justificarse con llamamientos a arrimar el hombro, a no agitar las aguas y a no meterse en líos.  Presidente, en esta tierra llevamos demasiado tiempo metiéndonos en líos por defender unos principios que creímos compartir; recorriendo un camino largo, difícil y peligroso, lleno de sinsabores personales que están lejos de terminar.
        
Te honras cuando dices que te presentas a la reelección para no dejar en la estacada a quienes te apoyan, a esos que tan prematuramente han entonado el réquiem por María. Por aquí ya empieza a asomar el flautista de Hamelín transmutado en nuestro particular Patxi López, y no tendrá problemas para rodearse de supervivientes a la espera de lo que pueda suceder para barrer para sus casas. No te engañes ni dejes que ellos lo hagan. Cuando tú ya no estés, no tendrán el gesto de renunciar a sus puestos como ha hecho María. No lo harán porque esos que pasan del Todos con María al Todos con Mariano sin transición tienen principios de quita y pon, y lo que más valoran es lo que les pueda aportar el partido. No esperes de ellos la honradez y lealtad de María. Yo sé de silencios y de apoyos en los momentos difíciles… tú lo sabrás muy pronto. Cuando vean peligrar su nómina te dejarán en la estacada. Sobrevivirán a todo, también a ti. Mírales a los ojos y compáralos con los de María y José Antonio Ortega Lara.
        
¿No te afecta la hemorragia de personas honestas provocada porque ya no confían en tu liderazgo? No son ni desahogadas ni marionetas de una conspiración.
          
Con el Estado haciendo aguas y en vísperas de un cambio de régimen por la puerta trasera, tampoco has respondido bien al “cuándo”.
        
Dices que te quieren echar desde fuera del partido (¡qué poco conoces a tus militantes y votantes!), y que tienes otro plan para ganar las elecciones ¿Por qué no lo has ligado a tu continuidad y sometido a debate y congreso? Intentas justificarte animando a presentar otra lista en el próximo, pero has movilizado al aparato para copar los compromisarios tan eficazmente que han conseguido hasta el de la maltratada María. Si, ganarás la batalla del congreso, pero perderás la guerra por crear un monstruo que nos impedirá ganar las próximas elecciones generales contigo de candidato. Y tú lo sabes, aunque te encastilles y hagas sucumbir al partido contigo, como Sansón en el templo filisteo. Puedes inmolarte como quieras, pero del presidente de mi partido esperaba más generosidad hacia quienes les debe todo en política.
        
Tuviste oportunidad de salir por la puerta grande, y ahora te da vértigo salir por la pequeña, a sabiendas de que acabarás fuera y de mala manera. Cierto es que no hay más candidatos de momento, pero también lo es que tú ya no sirves. No vale esconderse detrás del aparato; retira tu candidatura, abre el congreso, democratiza la organización y salva lo que se pueda. Tanto si has creado esta situación para preparar el aterrizaje suave de alguien, como si te ha desbordado, mejor que los españoles no hayamos tenido que comprobar tu temple ante una crisis, no de partido sino de Estado.
        
En esta aventura también perderás los barcos. Recuerda que el poder no lo es todo, ni tampoco el partido. 
 
Por último (tampoco en esto coincido contigo) déjame pedir que nadie abandone el barco. Leónidas sólo contaba con principios y con 300 espartanos, mientras que nosotros somos millones, aunque nos falte El Príncipe dotado de esas virtudes superiores que nos guíe a Ítaca sobre las peligrosas olas azul claro, como los ojos de Zapatero, del mar de Anfitrite.
 
 
MIKEL URRECHU.
Secretario del PP del Valle de Ayala (Álava), ex portavoz del PP en el ayuntamiento de Llodio (Álava) y ex candidato del PP a la alcaldía de Vergara (Guipúzcoa)

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