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Los Príncipes de Asturias recorrieron las calles de Madrid bajo una intensa lluvia

Los Príncipes de Asturias realizaron el recorrido que les llevó hasta la Basílica de Atocha, deslucido por los chaparrones. Letizia Ortiz depositó el ramo de novia a los pies de la virgen continuando la tradición de la Familia Real. Antes de la ceremonia, un miembro de la Guardia Real depositó una corona en el Bosque de los Ausentes, dedicado a las víctimas del 11-M. Posteriormente, los novios se dirigieron al Palacio Real entre los saludos del público, que resistió el fuerte aguacero.

L D (EFE) La primera parte del recorrido, hasta que el cortejo nupcial salió a las 13,05 del Palacio Real y llegó a la Basílica de Atocha, duró 25 minutos, en los que atravesaron las calles más emblemáticas de Madrid, galardonadas para la ocasión, y donde los paraguas y chubasqueros sustituyeron a los abanicos.

Don Felipe y Doña Letizia viajaron en un Rolls Royce, un Phantom IV con el número de chasis 4AF18 y 160 caballos de potencia, escoltados en un primer momento por motoristas en Harley Davidson, hasta la confluencia de la Gran Vía con la Calle de Alcalá, donde tomaron el relevo los cuerpos a caballo de la Guardia Real.

Los congregados en la Plaza de España, una zona muy cercana al Palacio Real, estuvieron pendientes del desarrollo de la ceremonia mediante una pantalla gigante, y permanecieron a cubierto en locales durante las horas más lluviosas. Pero el agua no impidió la llegada de la veintena de "gigantes y cabezudos" que han enviado la Embajada y el Gobierno de Colombia para homenajear a la pareja, y que representan a personajes de Botero, el artista colombiano, cuyas obras escultóricas son ya características de la ciudad de Madrid.
 
Los ciudadanos resistieron bajo el agua

Ya en la Gran Vía, donde protegían el itinerario un policía cada tres metros, la comitiva alcanzó la Plaza de Callao, amenizada desde las 13.00 horas por un concierto de jazz y miles de pompas de jabón. A primera hora, los ciudadanos apostados en la primera fila resistieron como pudieron el fuerte chaparrón para no perder su posición privilegiada, mientras que la mayoría se refugiaba bajo andamios, cafeterías, en puertas de cines y con chubasqueros, paraguas e improvisadas bolsas de plástico.

La música del concierto hizo salir de las cafeterías a los ciudadanos que se guarecían de la lluvia tomando un café, y que bajo la mirada atónita de los camareros se lanzaron en masa a la calle "olvidando" pagar sus consumiciones. Cuando pasó el cortejo, que sorprendió al público que no se lo esperaba tan pronto, los allí congregados comenzaron a gritar, los balcones se abarrotaron de gente y los empleados de comercios y tiendan salieron corriendo para no perderse detalle del momento, inmortalizado con las fotografías de los teléfonos móviles digitales.

En la confluencia de la Gran Vía y de la Calle de Alcalá se produjo el cambio de escolta, y la veintena de motoristas sobre sus flamantes Harley Davidson, fueron sustituidos por los coraceros, con cascos de plumas y coraza, y lanceros, también con cascos de plumas pero con la chaqueta sin cubrir, que cabalgaban sobre monturas negras y blancas, respectivamente. La vistosidad de esta escolta, que cambiaba su formación de filas de cuatro a filas de diez o de seis según la anchura de la calzada, marcó de color esta lluviosa mañana.
 
Vítores a los Príncipes

En la Plaza de Cibeles, el público se congregó poco antes del paso de la comitiva, ya que muchos de ellos esperaron hasta comprobar por televisión que aminoraba la lluvia para acudir a la zona, donde recibieron a los Príncipes con vítores. El agua también disuadió a los ciudadanos y turistas e hizo desaparecer a las personas -no muy numerosas- que se apostaron en torno a la Plaza de Neptuno a primeras horas de la mañana, y que en ambiente festivo saludaron a los invitados que salían hacia la Catedral de la Almudena de los dos grandes hoteles de la plaza, el Ritz y el Palace.

Sin embargo, pasadas las 13.00 comenzaron a resurgir los paraguas en esta zona, donde resonaron al paso de los Príncipes de Asturias las campanas de la iglesia de "Los Jerónimos", templo emblemático y escenario del último enlace real en Madrid hace casi un siglo, que interpretaron la marcha nupcial. Los Príncipes de Asturias pasaron por el Bosque de los Ausentes, donde desde esta mañana hay una corona de flores depositada en su nombre con la inscripción "Felipe y Letizia, siempre en nuestra memoria".

El Bosque de los ausentes, donde 192 cipreses y olivos recuerdan a las víctimas del atentado terrorista del pasado 11 de marzo, tiene un valor simbólico y es uno de los lugares donde menos público había, posiblemente porque es un espacio abierto en el que es difícil guarecerse de la lluvia. A estas horas, los madrileños aguardan el regreso de los Príncipes desde la Basílica de Atocha al Palacio Real, lugar escogido para celebrar el banquete.

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