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Grecia sorprende a la anfitriona en el partido inaugural de la Eurocopa

Primer partido de la Eurocopa 2004 y primer batacazo deportivo del país organizador. La selección portuguesa ha sucumbido ante el orden y la eficacia de Grecia y ha perdido estrepitósamente por 1-2 ante la atenta mirada de los espectadores lusos que han abarrotado el estadio del Dragón en Oporto. Karagounis adelantaba de tiro raso a los helenos, Basinas ponía el 0-2 de penalti y en el último minuto de partido Ronaldo marcaba el gol de la honra portugués.

(Libertad Digital) Grecia, que llegó al partido con piel de cordero, se quitó el disfraz al saltar al estadio Dragón. Los pupilos del alemán Otto Rehhagel le perdieron el respeto a los locales desde el inicio y se desenvolvieron sobre el cuidado césped con una desenvoltura propia de los grandes. De esta forma, bien armados atrás y con mucha velocidad en las puntas, Grecia se aprovechó del nerviosismo de la defensa de Scolari para acercarse con mucho peligro a la portería de Ricardo. Y muy pronto llegó el "mazazo" para una desconcertada Portugal. En el minuto 7, Giorgios Karagounis se aprovechó de un error de Paulo Ferreira para hacerse con el balón y sorprender a Ricardo con un tiro lejano que entró pegado al palo derecho.

Portugal pecaba de ansiedad, no hilaba tres pases consecutivos y la retaguardia seguía manifestando una inocencia alarmante. De ello no supo aprovecharse Grecia en la primera mitad, en la que gozó de ocasiones para hacer el segundo tanto que hubiese significado la puntilla para los portugueses. Portugal reaccionó algo pasada la media hora de partido. Fue cuando Rui Costa pudo igualar el marcador. También tuvo su opción Simao Sabrosa, pero el juego local estaba construido con más corazón que cabeza y, aunque mejoraba, lo hacía lentamente y sin efectos en el marcador.

Fue en el comienzo de la segunda mitad cuando Grecia puso tierra de por medio. Cristiano Ronaldo cometió un penalti sobre Seitaridis y Basinas se encargó de transformar el 2-0 (m.51), ante la desolación en la abarrotada grada. Fue la sentencia y la confirmación de la sorpresa. El tanto agudizó la crisis de los locales, que no superaron su ansiedad y continuaron sin sentido de la orientación. La marcha implacable de reloj hacia el final aumentó la descoordinación de los portugueses, que intentaron una remontada imposible hasta el final. Cristiano Ronaldo marcó el tanto del honor en el minuto 93, demasiado tarde.

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