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Bush descarta subir los impuestos como fórmula para pagar la reforma del sistema de pensiones

El presidente de EEUU, George W. Bush, ha reiterado su intención de no subir los impuestos para sufragar la reforma del sistema de pensiones ni reducir las jubilaciones actuales. A juicio del presidente "el sistema está abocado a la bancarrota en el futuro" y entrará en déficit en 2018. "En los 50, había 16 trabajadores que pagaban por cada jubilado. Hoy hay tres y en el futuro sólo habrá dos", señaló.

L D (EFE) Bush indicó que la solución a este reto debe respetar varios principios: no se reducirán los beneficios a los jubilados actuales o a los que estén a punto de retirarse del trabajo y no se aumentarán los impuestos. Además, el presidente ensalzó las virtudes de una proyecto suyo, la creación de cuentas individuales de jubilación patrocinadas por el Gobierno.
 
La puesta en marcha de estas cuentas costará unos dos billones de dólares, según los expertos, y dados los principios establecidos por el presidente, parece inevitable que para financiarlas el Gobierno tendrá que tomar prestado el dinero en los mercados de capitales.
 
Bush recalcó en su mensaje radial que la reforma de la Seguridad Social requerirá de la cooperación de ambos partidos, y se dijo abierto a escuchar "buenas ideas de demócratas y republicanos".
 
Se mantendrá al menos 40 años más
 
En el mensaje radial de los demócratas dirigido a los hispanos, la legisladora Loretta Sánchez enfatizó que "la Seguridad Social no va a la bancarrota", ya que el sistema seguirá solvente por al menos 40 años. Aunque entrará en déficit dentro de 14 años, el fondo de recursos acumulados del sistema sólo se agotará en 2042, según los expertos.
 
Sánchez denunció que "el plan republicano pone en peligro los beneficios de los jubilados actuales y corta directamente en por lo menos un 50 por ciento los beneficios de las futuras generaciones de jubilados".
 
La demócrata también se opuso a la creación de las cuentas privadas de jubilación, que "colocarán casi un billón de dólares en los bolsillos de las grandes empresas de Wall Street en forma de tasas". Sánchez reconoció que la Seguridad Social tendrá "a largo plazo" un problema de financiación, pero dijo que no hay necesidad de "aprobar corriendo cambios radicales" en el sistema.

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