L D (Agencias) En declaraciones a “El programa de Ana Rosa” de Telecinco, Maneiro reconoció que ayudó en 1998 a morir a Sampedro, el tetrapléjico gallego que reclamó durante años el derecho a la eutanasia. "Yo era sus manos, las manos que él necesitaba. Iba haciendo lo que él me decía", explicó.
Maneiro dice que se quedó detrás de la cámara, pero que no pudo resistir presenciar los últimos momentos de Ramón Sampedro y se fue de la habitación. “A lo mejor” no se trató de “la muerte ideal de la que él hablaba tanto”, dijo tras reconocer que seguramente sufrió en sus últimos momentos por el sistema elegido.
“Yo estaba detrás de la cámara, y hasta que me miraba y nos mirábamos estuve allí. Yo pensaba que al cerrar los ojos se dormiría, como siempre se pensó. No sé quién le aconsejó”, ha dijo en relación al método del cianuro. “Me tuve que escapar al cuarto de baño. Cuando cerró los ojos y ya dejó de mirarme, esperé un ratito y yo no podía soportarlo. De hecho dijeron que se escuchaban (en el vídeo) unos gemidos o algo. Yo lo único que le decía era hasta luego cariño y cosas así”, ha relatado.
Maneiro aseguró que no es "una samaritana ni una Teresa de Calcula" y afirmó que ayudar a morir a Sampedro fue un acto de amor: "por amor he hecho dos cosas en mi vida: tener a mi hijo y estar con Ramón; siempre estará en mi corazón". Deseaba contar su historia para "compartirlo con todo el mundo para que dejen de especular", según declaró "contenta pero no orgullosa".
Ramona Maneiro fue detenida tras la muerte del tetrapléjico, cuya historia ha inmortalizado en el cine Alejandro Amenábar con “Mar adentro”, pero fue puesta en libertad sin cargos por falta de pruebas, aunque siguió imputada por “cooperación necesaria al suicidio”. Según explica Telecinco en un comunicado, Maneiro ha relatado la historia una vez que el delito que le podrían imputar ha prescrito.