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EVOCANDO EL NUNC DIMITTIS DE SIMEÓN

El Papa se preguntó en 2000 si era la hora de que Dios le dejara marchar

La corresponsal de la COPE, Paloma Gómez Borrero, ha sido la primera periodista del mundo en informar sobre el testamento de Juan Pablo II. El Papa piensa en la muerte y en la posibilidad de que Dios se lo lleve. En el año 2000, pide al Señor que le haga reconocer hasta cuándo tiene que continuar con su misión. Las interpretaciones de que se estuviera planteando su dimisión no son correctas puesto que el Papa se refiere a las palabras de Simeon: "Nunc dimitis".  

La corresponsal de la COPE, Paloma Gómez Borrero, ha sido la primera periodista del mundo en informar sobre el testamento de Juan Pablo II. El Papa piensa en la muerte y en la posibilidad de que Dios se lo lleve. En el año 2000, pide al Señor que le haga reconocer hasta cuándo tiene que continuar con su misión. Las interpretaciones de que se estuviera planteando su dimisión no son correctas puesto que el Papa se refiere a las palabras de Simeon: "Nunc dimitis".  
(Libertad Digital) La frase en la que el Papa se refiere a su muerte dice así: “A medida que el año jubilar del año 2000 avanza, de día en día se cierra tras nosotros el siglo XX y se abre el XXI.
 
Siguiendo los designios de la Providencia se me ha dado el vivir en el difícil siglo que se esta yendo al pasado y ahora, en el año en el que la edad de mi vida alcanza los ochenta años, es necesario preguntarse si no será hora de repetir con el bíblico Simeon Nunc Dimitis”. Es decir, “Ahora deja a tu siervo que se vaya”, en referencia a las palabras de Simeón tras haber visto a Jesús en brazos de la Virgen durante su presentación en el Templo (ahora que he visto a Dios puedes dejar a tu siervo irse en paz).
 
El pasaje completo está en San Lucas 2, 22-35 y dice así:
 
 
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos, luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
 
Juan Pablo II empieza el testamento, que escribe en 1979, encomendándose al Señor y poniéndose en manos de María porque, dice, "soy todo tuyo, Totus Tuus". Deja en manos de la Virgen también a la Iglesia y a toda la nación polaca y a la humanidad. A todos les agradece y a todos les pide perdón "para que la misericordia de Dios se muestre más grande en mi debilidad y en mi indignidad".
 
Juan Pablo dice en su testamento, igual que en el de Pablo VI: "No dejo nada detrás de mí que tenga valor de los que se pueda disponer. Todo lo que tengo de uso diario pido que lo distribuyan como consideren oportuno y que todos los apuntes personales que los quemen". Agradece a don Estanislao, su ayudante personal, su colaboración y ayuda durante tantos años. A todos aquellos que estuvieron a su lado deja "de corazón delante de Dios todos su agradecimiento porque es muy difícil expresarlo". Expresa también toda su profunda confianza, dentro de su debilidad, en el Señor para afrontar su tarea.
 
Juan Pablo habla del Concilio Vaticano II como algo maravilloso, como un "don". Habla también de la situación difícil que se está viviendo en el mundo y pide por todos los fieles que están derramando su sangre. Pide que mediante la ayuda de la Inmaculada, la Virgen María, acepte la hora de su muerte y que Dios le dé la gracia final que será la Pascua.
 
Pide por la salvación de los hombres, de la familia humana, de las naciones y de los pueblos. Tiene un pensamiento especial para Polonia y habla de ese atentado, día en el que se puso totalmente en manos de la Virgen y del Señor. Juan Pablo habla muy especialmente de ese momento en el que intentaron asesinarle y en el que Dios le salvó la vida. Desde ese instante, el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro, dice, le debe todo a Dios, porque su existencia es una prolongación por Él dada.
 
El Papa da gracias a  todas las personas que han influido en su vida, a los obispos del mundo entero. Juan Pablo termina recordando a sus hermanos y a sus padres, "a medida que se acerca el límite de mi vida terrena recuerdo mejor el comienzo de ella, a mis padres, a mis hermanos y a mi hermana, a la que no conocí porque murió antes de que yo naciera".
 
El testamento de Juan Pablo II, abierto y leído este jueves durante la Congregación de Cardenales, fue escrito en varias fases desde 1979 y su contenido, efectivamente, es de carácter espiritual. En este documento, Juan Pablo II pide perdón a todos y pide para que la misericordia de Dios se vea más grande en mi miseria y en mi indignidad.

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