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LA OPOSICIÓN DEL PP GANA EL DEBATE AL GOBIERNO

Crónica del enfrentamiento más duro entre Rajoy y Zapatero

El presidente del Gobierno y el líder de la oposición se estrenaron como titulares en el Debate sobre el estado de la Nación. En sus discursos iniciales Zapatero y Rajoy fijaron los argumentos. Desde el primer minuto, leyendo, Rajoy lanzó con intención y la estrategia molestó tanto a Zapatero que llegó a aconsejarle retirar su alusión a la política antiterrorista. El presidente combinó sonrisas con reproches, no ofreció su idea de España y llegó a refugiarse en el 11-M y el zarandeo al ministro Bono. Además, volvió a quedar clara la relación con EEUU. Dé AQUÍ su opinión.

El presidente del Gobierno y el líder de la oposición se estrenaron como titulares en el Debate sobre el estado de la Nación. En sus discursos iniciales Zapatero y Rajoy fijaron los argumentos. Desde el primer minuto, leyendo, Rajoy lanzó con intención y la estrategia molestó tanto a Zapatero que llegó a aconsejarle retirar su alusión a la política antiterrorista. El presidente combinó sonrisas con reproches, no ofreció su idea de España y llegó a refugiarse en el 11-M y el zarandeo al ministro Bono. Además, volvió a quedar clara la relación con EEUU. Dé AQUÍ su opinión.
(Libertad Digital) La novedad de este Debate sobre el estado de la Nación eran sus protagonistas: Zapatero, como presidente del Gobierno; Rajoy, como líder de la oposición. Sin embargo no apareció en el Congreso de los Diputados ninguna sorpresa, ningún anuncio imprevisible. La tónica, eso sí, benefició al líder de la oposición y no al presidente del Gobierno como suele ocurrir en estas grandes citas parlamentarias.
 
La lucha contra el terrorismo y las reformas de la Constitución y los Estatutos –sobre todo el Plan Ibarretxe– provocaron los principales reproches desde el Gobierno y desde la oposición. Zapatero se refugió en que los gobiernos de Aznar también hablaron con ETA pero la respuesta llegó pronto: se hizo con la condición de que antes la banda dejara las armas, "y así fue", contestó Rajoy.
 
El DEBATE TUVO UN MOMENTO CLAVE y lo protagonizó Mariano Rajoy en su discurso inicial, el leído. Si en el minuto cinco ya lanzó una escueta frase –"Usted es un radical"–, poco después pronunció otra que descolocó al presidente del Gobierno y marcó el resto de sus respuestas. Rajoy dijo así: "Usted ha renunciado a la derrota, busca una negociación con ETA, usted busca negociar con terroristas, usted está dispuesto a pagar por lo que nos han robado. A mí no me molesta el pacto [antiterrorista], es a usted a quien le molesta, ha cambiado de dirección y ha traicionado a los muertos".
 
El presidente se vio obligado a cambiar el tono en su turno de réplica después de hacer un balance de Gobierno –por la mañana– que fue criticado hasta por CiU. Zapatero recomendó a Rajoy que retirara la frase para que no constara en las actas del Congreso. "Ha dicho algo que constará en el diario de sesiones a no ser que la retire, que sería conveniente; ha dicho que la política antiterrorista es una traición a los muertos. Es una acusación inaceptable". Pero lo cierto es que la dureza de la sentencia estaba medida, no fue pronunciada al calor del debate sino leída de su discurso. En suma, era el eje del argumentario de Rajoy y tenía la intención de marcar el punto de inflexión de todo el Debate y que constara en acta.
 
La reacción inmediata de Zapatero –después del citado consejo de retirar la frase– fue recurrir a dos episodios que le ofrecían una débil defensa: el 11-M y los zarandeos a José Bono en la manifestación convocada por la AVT el pasado 22 de enero. Del primero dijo que "hasta el FBI cree que el 11-M fue obra de terroristas islamistas". Del segundo, olvidó que hasta la Policía reconoce que la detención de los militantes del PP fue ilegal, sin pruebas. Manuel Marín empezó a tener trabajo y muchas oportunidades de demostrar su prometida "cintura política". El Debate cobró vida.
 
Rajoy no tuvo demasiada dificultad en recordar otros pasajes, aludiendo a la "afición del presidente por la historia más reciente y la historia viva". A los zarandeos que sufrió Bono, Rajoy restó con "las pancartas que nos llamaban asesinos" y con el asalto a las sedes del PP el día 13 de marzo, dos después de la masacre de Madrid. Entonces llegó otra de las frases –nada nuevo– que tentó el talante de Zapatero al recordar que, precisamente el 11-M es "la razón por la que está usted sentado en ese banco en este momento".

 
El resto de turnos del Zapatero y Rajoy no se diferenció demasiado de lo que ocurre cada miércoles en las sesiones de control. Las hipotecas políticas del presidente del Gobierno con ERC volvieron a minar la estrategia del PSOE. Zapatero no expuso su idea de España pese a que Rajoy se lo solicitó en todas su intervenciones. El líder de la oposición encontró otra expresión fuera de la ortodoxia pero de fácil comprensión: "Se han puesto ustedes a hablar en batasuno". Así resumió Rajoy las reuniones del PSE con el nuevo partido de ETA que ha logrado nueve escaños ente la pasividad del Gobierno y el Fiscal para afrontar una ilegalización que aconseja hasta la Guardia Civil en un informe. Tampoco quedó claro cuál fue el contenido de la entrevista con Ibarretxe ni si hay o no contactos con la banda terrorista ETA.
 
EL PACTO ANTITERRORISTA salió una vez más malparado pese a que uno y otro parecieron convencidos de que no está roto. Sin embargo, Rajoy sí dejó alguna novedad al declarar que no apoyará la política antiterrorista del Gobierno: "Me pide que le acompañe, que le cubra las espaldas y que bendiga su traición al Pacto, pero no cuente con ello. Continuaré con el espíritu del pacto y ahí puede encontrarme. Con uno de nosotros dos que pierda la cabeza ya es bastante".
 
VIVIENDA, INMIGRACIÓN, PARO Y ECONOMÍA trajeron también disputas sin novedades. Pese al balance de gestión de ZP –"el mayor autobombo que he oído desde 1977", según el líder del PP–, Rajoy prefirió despreciar que criticar. Queda bien plasmado con una alusión del popular a la Vivienda: "No me extiendo, no quiero ser cruel". Eso sí, no renunció a recordar "a pesar de que tenemos un lujosísimo Ministerio de Vivienda, los precios suben un 17 por ciento". Sobre el proceso de regularización de Caldera, uno de los "éxitos" presentado por Zapatero de su año de gestión, Rajoy se quedó en el simple cálculo: "Prefiero pensar en el error que en el engaño, ¿cómo es posible que resten 100.000 cuando según usted era un 1.800.000 y ahora regularizan un máximo de 600.000?".

 
Merecen una especial mención dos asuntos que también dejaron buenos momentos parlamentarios. Son EL PLAN GALICIA –indudablemente por la proximidad de las elecciones– y las relaciones con ESTADOS UNIDOS. En cuanto al primero, por parte de Zapatero, se recordaron los viejos reproches del chapapote. Dijo el presidente que Rajoy había prometido en los momentos críticos que la marea del Prestige no llegaría a las Rías Bajas y que llegó, aunque no fue así, eso sí, gracias a la labor de los pescadores. También recordó las tan mencionadas jornadas de caza de Fraga. Pero Rajoy, gallego, recogió el guante avisando de que no iba a hacer menciones escatológicas –el famoso "plan Galicia de mier..." de la ministra Magdalena Álvarez–. Puso un ejemplo sencillo: "Yo licito por valor de diez, me echan y el que viene no licita, lo hace por valor de cero". "Se lo dice –recordó Rajoy– una persona que del plan Galicia sabe algo; ustedes no lo están ejecutando, sólo el 1,9 de lo que licitamos nosotros".
 
En cuanto a las relaciones con EEUU, el presidente del Gobierno se dejó llevar dejando una difícil agenda a sus ministros, recién llegados de sus visitas a la Administración Bush. Zapatero no dudó: “entre agradar al presidente de EEUU y hacer lo que quieren los españoles, siempre optaré por hacer lo que quieren los españoles”. Después se refirió a Rajoy asegurando que “ustedes lógicamente están en su derecho en optar en agradar al presidente de EEUU”. “Pero veo que no les ha servido de nada la lección que le dieron los españoles el 14 de marzo”, dijo Zapatero en su dúplica.
 
Rajoy optó por el humor, no exento de realidad, diciendo que los que de verdad tienen "entusiasmo por agradar a Bush son algunos miembros de su Gobierno". Como aquellos, ironizó, que estuvieron "persiguiendo a Bush-padre por los campos de Castilla-La Mancha como Sazatornil en la Escopeta Nacional". El comparado era el ministro de Defensa, José Bono. Por si se quedaban dudas sobre otros miembros del Gobierno, aclaró: "No cito a Moratinos porque hoy no se lo merece".
 
Sin salir de lo internacional, Rajoy recordó que Zapatero "quiere agradar a Schroeder y a Chirac" pero no hace nada por que "tengamos más fondos o más poder en Niza, esa es la prioridad no sus relaciones personales".

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