L D (Agencias) El portavoz parlamentario socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, expresó su "gran satisfacción" por el "acuerdo alcanzado" sobre la reforma de Estatuto pese a que reconoció que quedan algunos "pequeños flecos" que ajustar con ERC e Iniciativa, y anunció que el PSOE buscará la "unanimidad" en su aprobación.
El dirigente socialista explicó en rueda de prensa en la sede del partido que se trata de un acuerdo político "de amplio calado" que "estabiliza el sistema territorial que estableció la Constitución" al tiempo que y "refleja la voluntad de autogobierno de una comunidad tan significativa" como Cataluña.Rubalcaba señaló que la voluntad del PSOE y del Gobierno es que el Estatuto se apruebe por unanimidad, por lo que invitó al PP a dejar de "hacer tremendismo" y a sumarse a un acuerdo que "lejos de disminuir, refuerza claramente la cohesión de España".
Tan satisfecho con el portavoz socialista apareció el presidente de la Junta de Extremadura. Juan Carlos Rodríguez Ibarra explicó que su sentimiento respondía a que el acuerdo "pone de manifiesto, sin lugar a dudas, que sólo hay una nación, la española", y porque no habrá un sistema de financiación bilateral, tipo cupo vasco.
Ibarra no ve ni la nación catalana ni la financiación a la carta
En declaraciones a Europa Press, el titular del Gobierno regional extremeño también se congratuló de que el acuerdo impida, como pretendía el texto original, que desaparezca la "relación fiscal" de los ciudadanos catalanes con el Estado, puesto que seguirá existiendo la Agencia Tributaria española en Cataluña.
En cuanto a la adecuación de las inversiones del Estado al PIB que aporta Cataluña, Rodríguez Ibarra empleó la ironía para señalar que "algunos cuando negocian tienen que intentar vender en su territorio que han conseguido más de lo que tienen", pero aclaró que las inversiones que el Gobierno central realiza en España las deciden las Cortes Generales.
Dijo tener la "convicción" de haber asumido su "responsabilidad como dirigente socialista" y su "conciencia como ciudadano español", al haber sido uno de los dirigentes socialistas que han estado "peleando constantemente contra las tesis de los nacionalistas" en la reforma estatutaria, en este caso la de Cataluña. "Debo decirle que mi papel no ha sido agradable", reconoció, al tiempo que lamentó que recientemente haya tenido que "soportar" que "algún compañero o compañera" del partido le calificara de "traidor".