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DISCURSO ÍNTEGRO DE AZNAR Y OTRAS FRASES DE LA APERTURA DE LA CONVENCIÓN

Reproducidmos íntegramente el discurso de Aznar que sirvió para cerrar la jornada inaugural de la Convención Nacional del PP y para desmontar la "coartada" que pretende legitimar la negociación con ETA abierta por Zapatero. El ex presidente llamó la atención sobre la actitud del Gobierno, que "nunca habla de derrotar a los terroristas, sino del fin de la violencia". El día dejó otras frases destacadas.

Reproducidmos íntegramente el discurso de Aznar que sirvió para cerrar la jornada inaugural de la Convención Nacional del PP y para desmontar la "coartada" que pretende legitimar la negociación con ETA abierta por Zapatero. El ex presidente llamó la atención sobre la actitud del Gobierno, que "nunca habla de derrotar a los terroristas, sino del fin de la violencia". El día dejó otras frases destacadas.
"Querido Mariano, queridos amigos, queridos compañeros, muy buenas tardes a todos.  
 
Voy a empezar pidiéndoos comprensión. Y es que estoy un poco desentrenado en este tipo de actos. Y además, no tengo ninguna intención de entrenarme. Mi especialidad ahora es dar conferencias, normalmente en inglés –fijaros las cosas que uno tiene que aprender a los 50 años–.  
 
Estoy aquí esta tarde porque me lo ha pedido Mariano –y yo se lo agradezco mucho–, y no para dar una conferencia, sino para hablaros de lo que yo más quiero, que es España, que es mi partido, que sois vosotros. Los que compartimos unos valores y unos principios, los que queremos –por encima de todo– que España sea una nación de primera. Que los españoles sean, por encima de todo, hombres libres y mujeres libres, capaces de superarse, iguales entre sí, sin privilegios, solidarios, amigos, todos unidos.           
 
De eso es de lo que quiero hablaros, de nuestros principios, del centrismo reformista y liberal. Porque hablar de nuestros ideales es hablar de lo que nos hace fuertes como partido.           
 
Yo se lo decía a Don Manuel el otro día, en ese homenaje que tan justamente le tributamos: con Fraga construimos un partido. Nada menos. Un partido grande y abierto.           
 
Y esa tarea que empezó Fraga, otros la continuamos. Y fuimos capaces de llegar a lo más alto. Fuimos capaces de no caer en las trampas de nuestros adversarios. Jamás aceptamos que tuviéramos que pedir perdón por no ser de izquierdas. Jamás les reconocimos ni un gramo más de legitimidad democrática. Nunca nos negamos a dialogar y a llegar a acuerdos, si de lo que se trataba era de aplicar nuestros ideales. Para tapar la corrupción o el abuso no estábamos. Para destapar la fuerza creativa de la libertad, allí estábamos.           
 
Respaldo renovado a Rajoy
 
Llegó el momento del relevo. Llegó el momento de cumplir mi compromiso, y el partido se dio un nuevo candidato y Presidente: Mariano Rajoy. Yo hoy quiero decirlo de nuevo, como lo dije en nuestro último Congreso Nacional: me alegro de haberlo hecho. Me alegro de haber sabido demostrar que el Partido Popular es un partido, y no un proyecto personal de nadie. Me alegro de haber visto que los ideales que nos unen no son convicciones personales, sino ideas compartidas y sentimientos compartidos. Me alegro, sobre todo, de que Mariano Rajoy tenga ahora de todos vosotros el mismo apoyo que a mí me habéis dado durante tantos años. Y me alegro de que él haya sabido estar, en cada momento, a la altura de las responsabilidades y los desafíos a los que tenemos que dar respuesta.           
 
Hace dos años pasamos una prueba muy dura. Y yo hoy os quiero felicitar. A todos. De Mariano abajo, a todos y cada uno.  
 
Os felicito porque supimos perder.  
 
Os felicito porque no han conseguido quebrar nuestra unidad ni nuestra fortaleza, por más que lo intentan cada día.  
 
Os felicito porque hemos sabido recomponernos y ponernos de nuevo a trabajar.  
 
Y os felicito porque cada día somos más. Está volviendo a pasar lo que yo os decía en los años ’90: que nuestros adversarios dicen que estamos solos, pero cada vez que miramos para detrás, vemos que cada vez viene más gente con nosotros.  
 
Cada vez somos más. Cada vez somos más los que estamos dispuestos a salir a la calle a decir que España y Constitución son sinónimos de libertad. Y dispuestos a decirlo con el PP.  
 
"Listos para ganar las elecciones"
 
Mariano y todos vosotros, ahora mismo, no estáis representando sólo a un partido. Hay muchos que no nos votaron, pero que ahora se identifican con lo que estamos defendiendo. Muchas personas que están hartas de todos esos dirigentes que les han engañado. Y a todas esas personas les damos la bienvenida y les recibimos con los brazos abiertos.           
 
Por eso os digo otra cosa, y hacedme caso que algo de olfato tengo: han pasado sólo dos años y ya estamos listos para ganar las elecciones. No solo estamos listos, sino que vamos a ganarlas.  
 
Queridas amigas y amigos,           
 
Hace diez años a estas horas estábamos todos un poco nerviosos. Yo también, lo confieso. Intentaba que no se me notara mucho, pero también lo estaba. Faltaban dos horas para que se abrieran las urnas, en aquellas Elecciones Generales del 3 de marzo de 1996.           
 
Habíamos hecho una campaña muy difícil, en la que no quisimos engañar a nadie. Ni siquiera a los que a lo mejor serían nuestros socios –y efectivamente, lo fueron–. Yo hice esa campaña, y no recuerdo otra en la que dijera tantas veces que con el PP no habría riesgo para la estabilidad constitucional y la unidad de España.           
 
Por eso pudimos pactar con ellos, porque no intentamos engañar a nadie. Y por eso en aquellos pactos del PP con los nacionalistas de 1996 –pactos públicos, transparentes, honestos– se hablaba de reformar muchas cosas: los impuestos, el mercado de trabajo, la administración…, muchas cosas. Menos una. Lo que dijimos que no se reformaría, y no se reformó, eran la Constitución y los Estatutos de Autonomía.           
 
Así que no dejéis que os digan que todos hemos hecho lo mismo, porque no es verdad. Unos pactamos para hacer más fuerte España, y otros han pactado a costa de hacer más débil a España.  
 
Durante ocho años trabajamos mucho –y creo que, en general, bien– para hacer de España un país mejor donde vivir. Con estabilidad, con seguridad, con prosperidad.  
 
Hace sólo unos días acompañé a Mariano Rajoy, que presentaba una publicación de FAES en la que se recogen los indicadores del cambio de España en nuestros años de gobierno.  
 
Balance orgulloso de ocho años de Gobierno del PP
 
Yo creo que podemos estar muy orgullosos de nuestra trayectoria. De nuestro trabajo en las instituciones y de los resultados conseguidos. Y creo también que sé por qué podemos presentar unas cifras tan positivas. Somos un partido con convicciones. Tenemos principios y no nos avergonzamos de ello. Sin duda trabajar mucho y bien es importante. Sin duda que contar con buenos equipos, con personas inteligentes y bien preparadas, también lo es. Pero de poco servirían el trabajo y los equipos si no contáramos con bases sólidas, con ideas claras de qué queremos hacer, por qué queremos hacerlo y para qué lo hacemos.  
 
Yo estoy muy de acuerdo con una cosa que decía Mariano Rajoy el otro día. Decía que esas cifras y ese balance no son sólo un aval para el futuro, que lo son. No son sólo un aval de credibilidad y de fiabilidad para Mariano y para todo el PP, que también lo son.  
 
Esas cifras y ese balance son un clamor de esperanza. De esperanza en el futuro y de confianza en España. Porque en el enorme salto que España dio cuando gobernamos está la demostración de lo que los españoles son capaces de hacer cuando hay un Gobierno que les dice: vamos adelante.  
 
En cambio, cuando el Gobierno divide, la gente se vuelve pesimista.  
 
Cuando el Gobierno se dedica a reabrir una por una las viejas heridas del pasado, la gente no quiere saber nada.   
 
Cuando el Gobierno se dedica a desestabilizar la vida pública y hasta la vida privada de los españoles, la gente empieza a desconfiar de todo. Pero cuando Mariano Rajoy vuelva a traer estabilidad donde ahora hay inestabilidad, y confianza donde ahora hay desconfianza, los españoles volverán a sentirse a gusto con sus instituciones y con su Constitución.  
 
Compromisos de futuro
 
Estamos hablándoles a los españoles del futuro. Mariano Rajoy está adquiriendo diariamente compromisos para el futuro. Con cada argumento que da, con cada crítica fundada que expresa, con cada toma de posición, está adquiriendo un compromiso de futuro.  
 
Cuando Mariano Rajoy dice que la nación es la unión de los ciudadanos, libres e iguales, está adquiriendo un compromiso para el futuro. El compromiso de no gobernar en función de territorios, ni de privilegios, ni de intereses particulares, sino en interés de todos y mirando a los ojos a los españoles.  
 
Cuando ahora recogemos firmas defendiendo nuestro derecho a opinar y exigiendo un referéndum, también estamos adquiriendo un compromiso para el futuro. El compromiso de no usar una mayoría circunstancial para trastocar las normas básicas de convivencia, y menos aún hacerlo saltándose la propia Constitución, ignorándola, y convirtiéndola en papel mojado.  
 
Y ahora, cuando estáis diciendo que es inaceptable ver de nuevo a un Gobierno manipulando empresas en función de intereses políticos, también estáis adquiriendo un compromiso para el futuro. El compromiso de no volver al intervencionismo político, de dejar que el mercado ponga a cada uno en su sitio, de dejar que las personas decidan libremente en un entorno abierto y competitivo. Así es como se crearon más de 5 millones de puestos de trabajo y así es como se establecieron las bases de una gran prosperidad.  
 
"De lo que se trata no es de ir de simpático por el mundo"
 
No se puede ser un país serio y a la vez estar permanentemente cuestionándose quiénes somos y de dónde venimos. No podemos estar en un constante regateo de deudas históricas y de sanar agravios territoriales.  
 
De igual modo, no podemos pretender ser un país serio en el exterior si el Gobierno duda de la existencia de España como nación, si perdemos la confianza de nuestros aliados y el respeto de los adversarios.  
 
De lo que se trata no es de ir de simpático por el mundo, sino de que te respeten. Mariano: a ti te tocará recuperar para España el respeto que nos hace falta.  
 
Como sabéis, paso buena parte de mi tiempo viajando por distintos países y hablando con mucha gente. Y las preocupaciones que me llegan son otras muy distintas de las que algunos políticos intentan forzar en España. Las inquietudes del resto del mundo son las de la seguridad, o cómo garantizar las pensiones, cómo mejorar el medio ambiente, cómo mejorar la competitividad, y por tanto la educación. Cómo lograr que haya sistemas democráticos y honrados en el mundo que sirvan para luchar contra la pobreza.  
 
Cada momento que dedicamos a cuestionar lo que nos une es un momento perdido para el progreso de nuestro país. Eso ya es muy grave por sí mismo. Pero más grave aún es que sea uno de los dos grandes partidos quien promueva una situación como ésta. Porque en nuestro país lo que ha cambiado no ha sido la fuerza electoral de los grupos nacionalistas. Nunca como hoy la suma de los dos grandes partidos ha sido tan alta. Lo que ha cambiado en España ha sido la actitud del partido que hoy ocupa el gobierno.  
 
En España hicimos un gran pacto en 1978: una nación –sólo una– que reconoce y garantiza el derecho a la autonomía y la solidaridad.  
 
Y a partir de ahí empezó el proceso de descentralización más largo, más fuerte y más intenso que se ha hecho en la Europa contemporánea. Y de ese proceso participamos todos: el PP y yo mismo, los primeros.  
 
Respuestas a los interrogantes
 
¿Y qué es lo que hay que hacer cuando ya hemos terminado el Estado Autonómico? ¿Volver a abrir la carrera desde el principio? ¿Seguir hasta que ya no quede nada del Estado, como va a ocurrir si se aprueba el proyecto de Estatuto de Cataluña? ¿Tenemos que hacer como que no oímos a los que ahora mismo ya están diciendo que dentro de pocos años vendrá el empujón definitivo hacia la independencia? ¿Eso es lo que deberíamos hacer?  
 
Yo creo que no. Yo creo que lo que deberíamos hacer son dos cosas. Dos cosas compatibles e incluso inseparables: la primera, cuidar este Estado de las Autonomías plasmado en la Constitución. Y la segunda: fortalecer lo que nos une. Fortalecer las instituciones que nos unen: el Parlamento, el Gobierno y la Administración del Estado, el Poder Judicial, los símbolos y la identidad de España. Eso es lo que deberíamos hacer ahora los españoles, si no queremos convertirnos en un país fragmentado, ingobernable, o a medio plazo, balcanizado.  
 
Yo quiero deciros que no hay Nación, ni Estado, que sobreviva a un proceso como el que está viviendo España.  
 
La tarea ahora es conseguir que en nuestro futuro común siga existiendo España como patria de la libertad, de la solidaridad y de la igualdad.           
 
Queridas amigas y amigos,           
 
Nosotros sabemos que los terroristas deben ser vencidos. Vencidos. Entre otras cosas, porque sabemos que pueden ser vencidos.  
 
Mienten y nos insultan cuando dicen que no queremos el fin del terrorismo. ¿Cómo no vamos a desear más que nadie la derrota del terrorismo, con tantas víctimas de nuestro partido como hemos tenido que enterrar?  
 
Hemos visto cómo nuestros compañeros de partido eran asesinados, secuestrados, heridos y amenazados. Y siguen siéndolo. Y por eso quiero decir que tenemos aquí, en esta sala, a decenas y centenares de compañeros que son testimonios en carne y hueso de dignidad y de libertad. Nuestros compañeros vascos, y nuestros compañeros de Unión del Pueblo Navarro. Siempre hemos sabido que no eran unos pocos, sino centenares de miles de españoles que no se iban a doblegar ni a abandonar su tierra, y por eso hemos estado siempre a su lado.  
 
"No ha sido el PP, ni ahora ni nunca..."
 
No ha sido el Partido Popular –ni ahora, ni nunca– quien ha roto el pacto antiterrorista.  
 
No ha sido el Partido Popular –ni ahora, ni nunca– quien ha promovido resoluciones que dejan en manos de la banda fijar los tiempos de la política antiterrorista.  
 
No ha sido el Partido Popular –ni ahora ni nunca– quien ha abierto el camino a la negociación política mediante documentos en los que se habla de las ya conocidas mesas de partidos.  
 
No ha sido el Partido Popular quien ha menospreciado a las víctimas y a las asociaciones que mayoritariamente las representan, ni quien les ha dado a entender que tendrán que aguantarse. Ni tampoco hemos sido nosotros quienes hemos hablado de que las víctimas sean un bando en pie de igualdad con el de los asesinos.  
 
Voy a hablar de lo que hizo el PP y el Gobierno que yo presidía con la banda terrorista. Y quiero hablar con mucha claridad, para ver si de una vez se avergüenzan de lo que están haciendo y diciendo los que pretenden usarnos como coartada para sus negociaciones.           
 
Nosotros no somos el partido que quería ver a la rama política de los terroristas en los escaños y las instituciones, sino el partido que propuso y sacó adelante, a pulso, la ilegalización de Batasuna dentro y fuera de España.           
 
Nosotros no somos el partido que quería ver pronto a los terroristas andando por la calle, sino el partido que llevó, por fin, el cumplimiento íntegro de las penas al Código Penal, y que quiso que los asesinos se pasaran 40 años en la cárcel. Nosotros no somos el partido que se olvida de condenar los atentados, o que minimiza la presión callejera de los radicales, sino el partido que le plantó cara todos los días y a todas horas a todos los terroristas, hicieran lo que hicieran: amenazar, quemar un cajero automático o interrumpir un pleno municipal.           
 
Y por todo eso hemos tenido que pagar mucho, y seguimos pagándolo. Que se lo pregunten a nuestros compañeros amenazados. Algunos, precisamente por decir que haríamos este tipo de política, tuvimos que sufrir el atentado en propia carne. Pero nunca nos echamos atrás. Nunca bajamos la cabeza. Nunca doblamos la rodilla.           
 
Por tanto, que no os confundan. Que nos digan de una vez por qué han cambiado una política antiterrorista que había puesto a la banda contra las cuerdas.           
 
No hubo negociación con ETA
 
Lo que están haciendo es mendigar una tregua a los terroristas, hasta el punto de que es la banda la que les está humillando.            
 
En 1996 yo corté todo tipo de canales de comunicación con el entorno de los terroristas. Ni “tomas de temperatura”, ni mediadores, ni recados. El único mensaje era este: vamos a por vosotros, vamos a combatiros hasta derrotaros.           
 
Tantas veces nos negamos a todo lo que tuviera visos de pacto previo para una tregua, tanto les combatimos, y –sobre todo– tanto se movilizó la sociedad después del crimen de Miguel Ángel Blanco, que en septiembre de 1998, los terroristas pactaron una tregua, pero no con el Gobierno, sino con los nacionalistas. Y eso fue el Pacto de Estella, un pacto entre nacionalistas y terroristas en el que estos últimos aportaban una llamada “tregua indefinida e incondicional”.           
 
Que se miren esas hemerotecas, y que se mire a quién iba dirigido el comunicado de la llamada “tregua”. A los nacionalistas, no a nosotros.           
 
¿Y qué hizo el Gobierno a continuación? ¿Negociar? No. ¿Tapar sus manejos? No. ¿Aceptar condiciones? No. ¿Bajar la guardia? Tampoco.            
 
Entre septiembre de 1998 y diciembre de 1999, se desarticularon varios comandos en Guipúzcoa y en Vizcaya. En París fue detenido el jefe de los comandos operativos. En otro punto de Francia fueron detenidos los autores de un enorme robo de explosivos. Y un poco más tarde se detuvo a una de las principales dirigentes de la banda, y todavía me acuerdo de los que me decían que no debíamos detener a personas tan importantes como esas.           
 
¿Eso es negociar? No. El Estado nunca estuvo en tregua.            
 
Sigo. Desde el primer día dije bien claro que no se iba a tocar el marco constitucional y estatutario. Y en el lugar más solemne, en el Congreso de los Diputados, dije que “el orden constitucional que los españoles nos dimos no se puede romper ni se romperá, ni matando ni por dejar de matar”. Fin de la cita.          
 
¿Eso es mostrar disposición a hacer concesiones políticas? ¿Eso es mostrar disposición a negociar? O dicho de otro modo: ¿dónde están este mismo tipo de declaraciones ahora? No, señores, nunca hubo negociación, y menos de carácter político.           
 
Un único encuentro transparente con ETA
 
Lo que hubo fue transparencia. Lo que hubo fue lealtad a la verdad y a España. Por eso no oculté, sino que anuncié, que se tomaría contacto con la banda para que ésta probara la autenticidad de su anuncio de cese de los atentados.           
 
Y en el único encuentro con la dirección de la banda terrorista –único en las dos legislaturas del PP–, celebrado tras nueve meses de tregua, sólo se fue a una cosa: a comprobar si estaban o no dispuestos a rendirse. Y como no sólo no estaban dispuestos a rendirse, sino que lo que querían era negociar condiciones y contrapartidas políticas, los terroristas volvieron a sus métodos: matar, amenazar, extorsionar.           
 
Lo que vino a continuación no fueron mesas de negociación, ni peticiones de nada, sino combate a los terroristas, a los que les apoyan y a los que viven de ellos, sin salirnos ni un milímetro del Estado de Derecho. Y cuatro años más tarde, la banda estaba el momento más débil de su historia, y España estaba –con las víctimas- venciendo sobre los enemigos de la libertad.           
 
Y ahora yo pregunto: ¿lo que se está haciendo ahora tiene algo que ver con esto? El Gobierno nunca habla de derrotar a los terroristas. De lo que habla es de que se acabe la violencia. Y no es lo mismo. Con la violencia es fácil acabar. Basta dar a los terroristas lo que durante 35 años han reclamado con las armas en la mano. Así se acaba la violencia. Pero también se acaba la libertad, la democracia y la propia España. Y esa es la diferencia entre el anterior Gobierno y el actual Gobierno.           
 
Una cosa es luchar, y otra claudicar. Una cosa es vencer, y otra rendirse.  
 
Por el orgullo de la libertad
 
Queridas amigas y amigos,  
 
Ya voy terminando. Si hay un concepto que explica todo lo que hacemos es la idea de Libertad. El entusiasmo por la Libertad, que es un entusiasmo contagioso.  
 
Por la Libertad se explica nuestra visión de España como una nación de ciudadanos, y no de territorios o de grupos.  
 
Por la Libertad se explica nuestro deseo de que los terroristas sean derrotados, porque nadie puede obtener absolutamente nada a cambio de que no mate.  
 
Por la Libertad nuestras propuestas han sido siempre de liberalización y de confianza en la capacidad de las personas.  
 
Por la Libertad, en fin, somos el partido que cree que todos y cada uno deben aprovechar nuevas oportunidades. Nos preocupamos de los más débiles y les ayudamos a construir una vida más fuerte y digna, basada en el trabajo, el esfuerzo y el mérito.  
 
Eso es el centro reformista. La opción moderada y liberal que cree firmemente en los valores. Que está dispuesta a defender esos valores que son los que han hecho tan grande a Europa y que han difundido por todo el mundo una civilización de la que podemos sentirnos orgullosos.  
 
Creemos en la libertad y en la responsabilidad. En el afán emprendedor. En la voluntad de que estos valores pervivan de generación en generación, a través de la familia.  
 
Creemos en la convivencia pacífica basada en el respeto a la ley. Creemos en la política como expresión de ideas, y no como mero ejercicio de trucos y engaños tácticos.  
 
Creemos en la democracia como garantía de los derechos y libertades individuales, y en las instituciones democráticas que impiden el abuso, la arbitrariedad y la corrupción.  
 
Un proyecto liberal, reformista y centrado
 
De todo eso se va a hablar en esta Convención, y saldrá un proyecto más fuerte. Un proyecto liberal, reformista y centrado.  
 
Seamos, más que nunca, el partido de los que se enorgullecen de ser libres. El partido de los que sienten pasión por la libertad de todas las personas del mundo. La pasión que llevó a los berlineses a echar abajo el Muro comunista de la vergüenza. La misma pasión con la que los iraquíes han ido a votar aunque sabían que por el simple hecho de ir a las urnas ponían su vida en peligro. La que ha impulsado a miles de personas en el País Vasco a salir a la calle y decir a los terroristas –venciendo al miedo– que su libertad es mucho más importante, y más poderosa, que sus delirios nacionalistas.  
 
Vivimos en un mundo con más libertad y democracia que nunca antes en la Historia. Y, con la libertad, también crece en nuestro planeta la prosperidad y la justicia. Pero, a la vez, tenemos que estar dispuestos a proclamar nuestros valores y a defenderlos frente a quienes los amenazan. Y tenemos que hacerlo con la fuerza de la libertad de la mano de nuestros aliados. Con las democracias, a favor de la democracia, en todo el mundo.  
 
Queridos amigos,  
 
Estoy seguro de que saldremos el domingo de este recinto más orgullosos que nunca de nuestro partido. Estoy convencido de que saldremos con más y mejores ideas, y con mayor determinación para seguir trabajando en beneficio de nuestro país.  
 
Tenemos a nuestro alcance nuestras ideas y convicciones, nuestra palabra y capacidad de trabajo y nuestro sentido de la responsabilidad. Son herramientas poderosas. Sobre todo, cuando se emplean en una buena causa.  
 
Muchos millones de españoles confían en el Partido Popular. Confían en ti, Mariano. Confiamos en ti, Mariano. Lo estamos haciendo bien. Y lo vamos a hacer mejor. Seguro que sí. Muchas gracias a todos". 

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