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La otra mochila era más alargada, más baja, con asas más cortas, de un color azul distinto y mucho más vieja

Diecisiete meses después de redactar un informe al respecto, el inspector de policía encargado de la custodia de los objetos recogidos en el tren que explotó en la estación de El Pozo ha negado ante el juez Del Olmo que la famosa mochila de Vallecas estuviera entre los objetos que se recogieron ese día. Según informa El Mundo, el juez mandó traer la mochila, hasta ahora pista clave de la investigación. La respuesta de Álvarez no dejó lugar a la duda. Esa no era la bolsa que él recogió de El Pozo, que era más alargada, más baja, con asas más cortas, de un color azul distinto y mucho más vieja.

Diecisiete meses después de redactar un informe al respecto, el inspector de policía encargado de la custodia de los objetos recogidos en el tren que explotó en la estación de El Pozo ha negado ante el juez Del Olmo que la famosa mochila de Vallecas estuviera entre los objetos que se recogieron ese día. Según informa El Mundo, el juez mandó traer la mochila, hasta ahora pista clave de la investigación. La respuesta de Álvarez no dejó lugar a la duda. Esa no era la bolsa que él recogió de El Pozo, que era más alargada, más baja, con asas más cortas, de un color azul distinto y mucho más vieja.

(Libertad Digital) El jueves día 9 de marzo el instructor del caso 11-M recibía en su despacho de la Audiencia Nacional, para tomarle declaración, al inspector jefe de Policía Miguel Angel Alvarez. Justo unos días después de que El Mundo informara de la existencia del propio Álvarez y también de que había remitido un escrito sobre los hechos a la Dirección General de la Policía hace diecisiete meses. El inspector Álvarez era el encargado de la custodia de los objetos recogidos en el tren que hizo explosión en la estación de El Pozo.

Tal y como revela la información de Casimiro García Abadillo en El Mundo este lunes, en dicho escrito remitido por Álvarez el 25 de octubre de 2004 se ponía de manifiesto que algunos hechos ponían en evidencia y en seria duda la prueba fundamental sobre la que se asienta la investigación: la mochila de Vallecas o, como precisa Abadillo este lunes, la bolsa que contenía la bomba desactivada por los Tedax en la comisaría de Puente de Vallecas en la madrugada del 12 de marzo de 2004.

En la declaración que hizo el pasado jueves ante el juez Del Olmo, Álvarez le explicó al magistrado su función el día de los atentados: custodiar todos los objetos que se encontraron en torno al tren que explotó en la estación de El Pozo. Y dentro de la tanda de preguntas, precisó que entre todos los objetos, la mayoría no muy pesados, él se acordaba de una bolsa de peso, pero no una bolsa como la que le mostró el juez, exactamente la encontrada en la comisaría de Puente de Vallecas. Según relató en la declaración ante Del Olmo, la bolsa que él vió no era tan nueva y era manifiestamente diferente en la forma, el color y en las asas. Sobre la bolsa azul que apareció contra toda lógica en la comisaría de Vallecas entre los objetos requisados en la estación de El Pozo se ha edificado toda la investigación y fue la que permitió las primeras detenciones y la orientación dada del 11 al 13 de marzo.

Esta famosa bolsa azul que contenía la bomba que no explotó y que terminó en la comisaría de Puente de Vallecas se exhibió a las pocas horas de ser encontrada en la cadena de televisión norteamericana ABC.

El País, sobre los agujeros negros

Una vez más, de forma paralela a la investigación de El Mundo, el diario El País dedica su portada a tratar de desacreditar las informaciones sobre los enigmas y agujeros del 11-M. Dice el periódico de Prisa que "la policía envió el viernes tres informes al juez Juan del Olmo en los que se descarta el último intento de vincular a ETA con el 11-M y se avalan las pruebas que han sido cuestionadas por el PP, El Mundo y la COPE". Estos documentos, según El País, "ratifican que la única mochila bomba desactivada estuvo siempre bajo custodia (salvo un pequeño incidente) y afirma que un Skoda Fabia hallado en Alcalá de Henares se lo vendió un atracador chileno a Serhane Fakhet, El Tunecino". Curiosamente, El País no menciona la negativa del inspector Álvarez a identificar la falsa mochila de Vallecas.

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