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Israel insiste en que el ataque a los cascos azules fue un error pero Annan sostiene que fue "intencionado"

Aunque el Gobierno israelí negó tajantemente que el bombardeo de un puesto de la UNIFIL en el sur del Líbano haya sido intencionado, y ha pedido perdón a la ONU por la muerte de cuatro integrantes de esa fuerza internacional, Kofi Annan, se reafirmó en su posición de que el ataque israelí fue "deliberado". Lo cierto es que según los informes de la propia ONU la fuerza internacional ha sufrido numerosos ataques desde que comenzó la ofensiva, tanto de Hezbolá como de Israel. Annan dijo que no responsabiliza "a nadie en concreto" por la ofensiva, pero, al mismo tiempo consideró que "el tipo de ataque que tuvo lugar implica que alguien determinó el blanco".

L D (Agencias) El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pese a mantener que el ataque israelí contra la UNIFIL fue deliberado, dijo aceptar las disculpas del primer ministro israelí, Ehud Olmert, quien sostiene que fue un "error". La portavoz de la ONU, Marie Okabe, indicó que Annan sostiene que la ofensiva fue "deliberada" con base en el tipo de armamento disparado y los sucesivos ataques que se produjeron en la jornada cerca de las posiciones de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Sur del Líbano. "La base ya había recibido ataques en sus cercanías, pese a los repetidas protestas y llamadas de la ONU a Israel. El tipo de ataque que tuvo lugar implica que alguien determinó el blanco", resaltó Okabe.

Aun así dijo que Annan no responsabiliza "a nadie en concreto" por la ofensiva, y recibió positivamente la decisión del gobierno israelí de iniciar una investigación, así como le transmitió el deseo de la ONU de tomar parte en las indagaciones. La ofensiva aérea israelí contra la UNIFIL causó la muerte de cuatro observadores militares de distintas nacionalidades (Canadá, Austria, China y Finlandia), de los cuales hasta el momento se han recuperado tres cadáveres.

 La UNIFIL, según Lute, soportó el martes un total de 21 ataques israelíes a 300 metros de la base de observación de Khiam en el sur del Líbano, y otros 12 que se produjeron a 100 metros, de los cuales cuatro tuvieron impacto en sus instalaciones militares. "A diferencia de lo que está ocurriendo en otras bases de observación de la ONU, en las cercanías inmediatas de Khiam no se ha producido hasta el momento ataques de las milicias Hezbolá", agregó. Señaló que en total la UNIFIL ha experimentado 145 incidentes de fuego cercano, tanto de Hezbolá como de Israel, de los que 16 han impactado sus posiciones, con importantes daños a los edificios, equipamientos y vehículos.

Los ataques se producen cuando el Consejo de Seguridad está estudiando el futuro de la UNIFIL, que acaba su mandato el 31 de julio y que podría ser reemplazada por una fuerza multinacional, como han acordado los países participantes en una conferencia internacional celebrada este miércoles en Roma. Okabe señaló que es posible que la ONU decida la retirada de los 50 observadores militares de la UNIFIL para minimizar los riesgos, a la espera de la decisión del Consejo sobre la extensión del mandato del operativo de paz.

Annan tiene previsto convocar la próxima semana una reunión con los gobiernos que contribuyen con tropas a las misiones de paz de la ONU para evaluar cuáles están dispuestos a enviar efectivos al Líbano. "Lo que en estos momentos está intentado es una solución a la crisis actual, y está liderando los esfuerzos para encontrar tropas contribuyentes para el despliegue de una fuerza multinacional", señaló.

La UNIFIL, creada en 1978, está compuesta por casi 2.000 soldados y 50 observadores militares, que cumplen sus tareas en los cuatro puestos de observación existentes en la "Línea Azul", creada por la ONU tras la retirada israelí del sur del Líbano en mayo del 2000. Es en esa zona donde se produjo el secuestro de los dos soldados israelíes por parte de Hezbolá que dio inicio a la crisis, sin que esta fuerza internacional interviniese para evitarlo.
 
Israel dice que fue un "error" y expresa sus condolencias a la ONU
 
El primer ministro israelí, Ehud Olmert, y su ministra de Exteriores, Tzipi Livni, no han ahorrado esfuerzos para tratar de disipar las duras críticas internacionales por el episodio que costó la vida a cuatro "cascos azules" de nacionalidad austríaca, finlandesa, canadiense y china. "Hemos enviado nuestras condolencias a las familias de los soldados y hemos dejado claro que no se trató de un ataque deliberado porque Israel nunca ha tenido ni tendrá (a miembros de la ONU) como objetivos, pues no forma parte de nuestra política ni de nuestros valores", declaró Livni en una comparecencia de prensa en la ciudad de Haifa.

La jefa de la diplomacia israelí subrayó que "mi esperanza es que la ONU comparta la visión de que estamos en el mismo bando combatiendo el terrorismo y el largo brazo de Irán en la región". Horas antes, el primer ministro israelí había telefoneado al secretario general de la ONU, Kofi Annan, para expresarle personalmente sus condolencias. Olmert le manifestó "el profundo lamento de Israel por la muerte de los militares por un error" de la Fuerza Aérea, dijeron fuentes de la oficina del primer ministro israelí.

También le expresó su descontento por las declaraciones de Annan acerca de que se trataba de un ataque "aparentemente intencionado". "No puede ser que la ONU defina un error como una operación aparentemente intencionada", se quejó el primer ministro israelí en la conversación telefónica.

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