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TENÍA 86 AÑOS DE EDAD

Muere Claudio Boada, ex presidente del Banco Hispano Americano

El ex presidente del Banco Hispano Americano, Claudio Boada Villalonga, ha fallecido este martes repentinamente en Palma de Mallorca, donde se encontraba de vacaciones, según fuentes cercanas a la familia. El sector se queda así sin otro de los grandes banqueros tradicionales que dirigieron las mayores instituciones de crédito españolas antes iniciarse el proceso de fusiones.

El ex presidente del Banco Hispano Americano, Claudio Boada Villalonga, ha fallecido este martes repentinamente en Palma de Mallorca, donde se encontraba de vacaciones, según fuentes cercanas a la familia. El sector se queda así sin otro de los grandes banqueros tradicionales que dirigieron las mayores instituciones de crédito españolas antes iniciarse el proceso de fusiones.
LD (EFE) Boada, quien estaba de vacaciones en Palma de Mallorca, falleció este martes, tres días antes de que se cumpla un año de la muerte del también banquero Rafael Termes.

Claudio Boada presidió el Banco Hispano Americano (BHA) desde 1985 hasta junio de 1990, unos meses antes de que su sucesor, José María Amusátegui, iniciara el proceso de fusión de la entidad con el Banco Central, que entonces presidía Alfonso Escámez.

Durante su mandato al frente del Hispano, Boada siempre se opuso a participar en una concentración bancaria porque, para él, el tamaño no era sinónimo de eficiencia y prefería una entidad más pequeña que diera una atención a los clientes más personalizada de lo que podían hacerlo las grandes instituciones.

Si Luis Valls, entonces presidente del Banco Popular Español y también contrario a una fusión, defendía que lo ideal era ofrecer trajes a medida a los clientes y eso sólo lo podía hacer una entidad pequeña o mediana, Boada prefería poner un ejemplo automovilístico. Era frecuente oírle decir que, para él, el mejor coche que se fabricaba lo hacía la marca Mercedes y, sin embargo, esta firma no era, ni mucho menos, la que mayor número de vehículos sacaba al mercado cada año.

Boada tenía fama de haber sido un buen gestor, tanto en el mundo de la empresa, como en el sector financiero. En el ámbito empresarial, presidió el Instituto Nacional de Industria y el Instituto Nacional de Hidrocarburos, dos de los grandes conglomerados del sector público español en la etapa de desarrollo económico vivido en las décadas de los setenta y de los ochenta. Previamente, había presidido la primera siderurgia española, Altos Hornos de Vizcaya, y desempeñado altos cargos directivos en otras grandes empresas como Pegaso o Ford España.

En el sector financiero, desarrolló su actividad principalmente en el Banco Hispano Americano, pero antes ocupó simultáneamente las vicepresidencias del Banco de Madrid y del Banco Catalán de Desarrollo. Amante de los retos como buen navegante que era, Claudio Boada llegó a la presidencia del Hispano Americano el 22 de enero de 1985, en sustitución de Alejandro Albert, cuando la entidad atravesaba momentos difíciles.
 
Con la aplicación de una política exhaustiva de saneamiento, logró recuperar el terreno que la institución había perdido en un mercado todavía dominado por un gran intervencionismo. También devolvió a las ganancias al Urquijo Unión, entidad filial del Hispano, con un proceso de saneamiento que costó unos 95.000 millones de pesetas.
 
Durante su presidencia, el BHA aumentó su grado de colaboración con otros bancos europeos, principalmente el alemán Commerzbank, el francés Crédit Lyonnais y el italiano Banco di Roma, lo que permitió crear, en 1989, el primer holding bancario de Europa con un posterior intercambio de acciones entre los cuatro.

Además de su dedicación profesional, Boada sentía un gran interés por el mundo de la cultura y era miembro del Patronato del Teatro Museo Gala-Salvador Dalí. Precisamente, su labor de difusión de la obra del genial pintor catalán hizo que el Gobierno le concediera en 2004 la gran cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.

Casado con Eulalia Pallerés, tenía cinco hijos: Claudio, Eulalia, Francisco de Paula, Pedro e Ignacio, con quienes siempre conversaba en lengua catalana.

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