L D (Europa Press) En la presentación, Francisco Javier Lavandera dijo que el intento de asesinato en julio, cuando su coche recibió cinco impactos de bala en Gijón, fue debido a que les hizo "la puñeta denunciando a la gente que trabajaba con ellos", en referencia a dichas "mafias policiales". De Suárez Trashorras y Antonio Toro indicó que cuando les conoció en el club de alterne donde Lavandera trabajaba de portero, "eran como dioses y se movían "con total impunidad", lo que achacó a que "sabían que nada les iba a pasar" porque estaban protegidos por miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
Lavandera dejó fuera de estas acusaciones al "99 por ciento" de los policías y guardias civiles y achacó la situación de Asturias a determinados "mandos", cuyos subordinados no denuncian por temor los negocios que mantienen relacionados con el tráfico de drogas, de armas y con la prostitución. "La podredumbre está en los altos cargos", apostilló.
Amenazas policiales
Sobre la investigación del tiroteo, Lavandera aseguró que la Guardia Civil no le ha suministrado información sobre sus investigaciones y advirtió de que si aparece muerto, en ningún caso se habrá suicidado. Respecto a las versiones que apuntaban a un "ajuste de cuentas" en relación con lo ocurrido, Lavandera descartó tal posibilidad y afirmó que no tiene antecedentes judiciales o policiales que le relacionen con el mundo de la delincuencia.
Estas declaraciones fueron realizadas durante la presentación del libro A tumba abierta, una biografía escrita por el periodista Fernando Múgica, que recoge las vivencias de Lavandera en su trabajo en la mina, como mercenario en África o de portero en clubes de alterne.