Casi tres años después del terrible atentado del 11 de marzo de 2004, en el que murieron 192 conciudadanos nuestros, españoles y extranjeros, nos hemos reunido esta tarde para seguir defendiendo su memoria y su dignidad y para reclamar la justicia que les es debida como víctimas del terrorismo, que tiene su origen en el odio irracional e indiscriminado. También para exigir que se sigan todas las posibles líneas de investigación, para que no quede ni el más mínimo resquicio, ni la más mínima duda, porque, como hemos venido repitiendo, seguimos queriendo saber la verdad.
Hoy queremos recordar especialmente a la comunidad ecuatoriana que convive en nuestras ciudades, seis de cuyos miembros perdieron la vida la mañana del 11 de marzo de 2004. También a sus dos compatriotas, que murieron en el atentado del pasado 30 de diciembre en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Y lo queremos hacer de la misma manera que siempre, defendiendo a las víctimas, sea cual sea su condición o su nacionalidad. Fueran cuales fueran sus esperanzas, sus proyectos, sus ilusiones truncadas por la barbarie terrorista. Porque la memoria, la dignidad y la justicia han de ser para todos igual.
Una vez más nos manifestamos junto a los Peones Negros y otras asociaciones y grupos cívicos, para reclamar que el Estado de Derecho recaiga con toda su fuerza sobre los asesinos, sus inductores, quienes les alientan o les dan soporte social, económico o institucional. No podemos permitir que ningún proyecto político o social sea defendido a través del terrorismo. No podemos permitir que ningún Gobierno establezca cualquier tipo de diálogo con los terroristas. Ni podemos, ni lo vamos a permitir. De los terroristas sólo esperamos que entreguen las armas, asuman las condenas que la Justicia les imponga y pidan perdón a las víctimas, a sus familiares y a toda la sociedad a la que han querido amedrentar.
Muchos ciudadanos hemos vivido con el miedo, pero lejos de someternos a la dictadura del terror seguiremos diciendo alto y claro que el terrorismo jamás podrá vencer a una sociedad responsable y consciente. Una sociedad de ciudadanos auténticamente libres. Una sociedad íntegra y valiente, llena de esperanza a pesar de la muerte física y civil que los terroristas nos quieren imponer.
Por ellos, por todos, exigimos saber la verdad y seguimos defendiendo de manera cívica nuestros derechos.