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Tercer aniversario del 13-M: Manipulación, Rubalcaba y concentraciones ilegales

El comportamiento de la Cadena SER desde el 11 al 14 de marzo de 2004 abunda en el juicio de que aquellos fueron "cuatro días de infamia"; especialmente el 13 de marzo, del que cumplimos este martes el tercer aniversario. La Cadena SER pasó de hacer llamamientos a la unidad y a no cambiar el voto decidido el 10 de marzo, cuando se pensaba que era ETA, a jalear las concentraciones ilegales frente a las sedes del PP cuando predominaba la pista islámica. Llegó a inventarse que hubiera un terrorista suicida.

(Libertad Digital) A las 7:37 de la mañana del jueves, 11 de marzo se produce una explosión en un tren que está en la estación de Atocha. Un minuto más tarde, se producen otras dos más en el mismo tren y más explosiones en otros dos puntos distintos de la red ferroviaria de cercanías de Madrid: El Pozo del Tío Raimundo y Santa Eugenia. Cuando todavía no se ha resuelto la confusión en Atocha, a medio kilómetro de la estación varias explosiones destrozan aún otro tren. En dos minutos, 10 bombas habían cambiado el destino de España en el que era el mayor atentado terrorista de su historia, que había acabado con la vida de 192 personas.
 
SER: De la unidad a la culpa de Aznar
 
A las ocho del jueves, 11 de marzo, cuando resuenan en la mente de todos las siglas de ETA, la Cadena SER hace un llamamiento a la unidad. Iñaki Gabilondo exige la "unidad de los políticos" y abre los micrófonos de su programa a Rodríguez Zapatero que repite la misma consigna, luego repetida en la tertulia de 9 a 10. No es una actitud sin implicaciones. De confirmarse que es ETA, la posición del Partido Popular ante las urnas se fortalecería, ya que sería la respuesta de la banda asesina a la eficaz política de acoso sin contemplaciones del Gobierno Aznar. Sería un desafío al Estado y centraría la campaña en uno de los temas en que más éxito puede alegar el Gobierno popular, junto con la economía: la lucha contra el terror de ETA. Poco después de las nueve, en la tertulia, se pide a los ciudadanos que mantengan el sentido del voto del 10 de marzo.
 
En la tertulia se desliza la idea de que la masacre no debe cambiar el voto de los españoles. "ETA ha intentado intervenir en la campaña", denuncia Rodríguez Zapatero el Hoy por Hoy diez minutos antes de las nueve. Como un solo hombre, Iñaki Gabilondo y quienes allí les acompañan, inciden en la misma idea y llaman, siempre, a la unidad y a la calma. El director del programa sabe bien de las implicaciones electorales que puede tener este brutal atentado de ETA. Reflexiona en alto: "¿Cómo controlaremos la información, la mesura, el equilibrio, las emociones? No lo sé, pero es nuestro deber hacerlo". Era la misión autoimpuesta por la cadena en esas horas.
 
En los boletines de las 10, 12 y dos de la tarde se informa de que varias fuentes ("jurídicas de toda solvencia") de la cadena apuntan a ETA, pista que sigue marcando el criterio informativo de la Cadena SER durante la tarde, como del resto de medios audiovisuales y digitales. Carlos Llamas, en congruencia con la llamada permanente a la unidad, dice que "Es ese momento en el que proclamamos que el Gobierno se convierte en un Gobierno sin color político".
 
A las tres menos cuarto de la tarde, el presidente del Gobierno, José María Aznar, comparece ante los medios para declarar que los terroristas "no tendrán otro horizonte que el de ver amanecer todos los días entre los muros de prisión. No hay negociación posible". No cita a ETA, aunque de sus palabras se desprende que se refiere a la banda asesina.
 
Ese mismo día, por la tarde, la policía halla en Alcalá de Henares de una furgoneta que contenía una cinta con versículos del Corán, y con detonadores, y que es una pieza clave del desarrollo de los acontecimientos que llevan al 14-M. Según informó el diario El Mundo, el PSOE conocía la existencia de la furgoneta antes incluso que el CNI y que el Gobierno, gracias a un grupo de agentes del servicio de inteligencia y de mandos policiales. No podemos olvidar las relaciones entre una parte del partido socialista y un sector de las fuerzas de seguridad, forjadas en trece años de Gobierno socialista. En realidad, sería una de las pistas falsas de aquellos días. A las nueve de la noche, en el programa de Carlos Llamas, comienzan a desvanecerse las llamadas a la unidad, a mantener el voto del 10 de marzo. Con pista islámica, (la cinta del Corán, una nota de Reuters que acaba de salir apuntando a Al-Qaeda), cambia el discurso de la Cadena SER hacia la desconfianza.
 
De las llamadas a no utilizar el terrorismo como arma política, a hacer interpretaciones políticas de las motivaciones de los atentados, y de ahí a la responsabilidad del Gobierno por su participación en la Guerra de Irak. Esos elementos, más las acusaciones al Ejecutivo de haber mentido a los españoles, por estrategia electoral, insistiendo en la falsa pista de ETA, son los que marcarían la estrategia político mediática del Partido Socialista y del entonces único medio audiovisual de alcance nacional del Grupo Prisa, el único que podía hacer un seguimiento al minuto de los acontecimientos: la Cadena SER.
 
El terrorista suicida que nunca fue
 
Un medio de comunicación que tendría una actuación estelar ese once de marzo, a las diez de la noche. Ana Terradillos dice por las ondas que "tres fuentes distintas de la lucha antiterrorista han confirmado a la cadena SER que en el primer vagón del tren que explotaba antes de llegar a Atocha iba un terrorista suicida. Interior no lo confirma". La información era falsa. Pero sirvió para que los españoles que pudieron conciliar el sueño se llevaran esa impresión. Ha tenido que ser un medio crítico el que informe a los españoles de un dato esencial, que el Gobierno oculta, quizás porque sabe que la pista islámica significa que, al menos en parte, es culpable.
 
A la una y media el Instituto Anatómico Forense informa de que no se han hallado restos de un suicida. La información era falsa. Hoy por hoy, el matinal de la SER, dice el 12 de marzo: "Fuentes de la lucha antiterrorista han apuntado a la cadena SER la posibilidad de que un terrorista se haya inmolado [sic] en uno de los trenes. Sin embargo, tanto el Ministerio del Interior como el portavoz del Gobierno niegan esta información, al menos por el momento". Pero el Gobierno no lo negaba, como si no quisiera reconocerlo. Lo había desmentido. La SER no estaba ya cometiendo un error. Mentía.
 
En torno a la una, salta a los medios otra de las pistas falsas de aquellos días: la mochila de Vallecas, única que no explotó. Luis del Pino considera que "la mochila de Vallecas no estuvo nunca en los trenes", porque de haber sido así, "no habría podido escapar a las inspecciones de los Tedax, que revisaron dos veces todos los bultos encontrados en las estaciones. Por tanto, esa mochila fue depositada con posterioridad a que los Tedax abandonaran la estación de El Pozo". Todavía no se puede descartar la hipótesis etarra, y mucho menos la colaboración entre batasunos e islamistas, pero la SER perfila su argumento: "ya sabemos que políticamente no da igual quién sea el asesino".
 
Media España sale a la calle indignada en una manifestación contra el terrorismo y en defensa de nuestra democracia. La cadena de Polanco transforma la masiva concentración popular en algo distinto: dicen que "el eslogan más coreado" por los españoles no se dirigía a los terroristas, sino al Gobierno, que pasa a ser protagonista de los atentados: "¿quién ha sido?". Emiten los cortes de Tarek Aziz y de Ben Laden amenazando a España y a los países de la Alianza. Entre conexiones a distintas manifestaciones en las ciudades españolas, Carlos Carnicero acusa al Gobierno de mentir y Félix Bayón da pistas: "Hay una bolsa bastante importante de indecisos y, evidentemente, la identificación del atentado con Al Qaeda puede hacer reflexionar a la gente".
 
El sábado, el día de reflexión anterior a las votaciones, sería decisivo. Nadie se acuerda de las llamadas a la unidad y a mantener el voto de las primeras horas de la SER. Ahora, donde hay que estar es en la tesis con que empieza el informativo de medio día: "Sábado de trágica reflexión, y con dos preguntas sin respuesta; la primera: ¿por qué?; la segunda: ¿quién ha sido el autor o autores de la mayor tragedia desde la Guerra Civil?". En Carrusel Deportivo, Paco González llama a "votar a quienes no mienten".
 
Las primeras detenciones se producen el día de la jornada de reflexión, el 13 de marzo: tres marroquíes, uno de los cuales es Jamal Zohugam, considerado por la policía como presunto autor material de los hechos. Estos primeros detenidos pertenecen a lo que Luis del Pino, en su primera entrega de los enigmas del 11-M, llama "los pelanas de Lavapiés". Una misteriosa mochila que no estalló y que probablemente fue colocada más tarde llevó a esta trama. Ninguno de los entonces detenidos permanece en la cárcel a excepción de Jamal Zohugam. Una mochila falsa lleva a unas detenciones de islamistas que no son autores materiales de los hechos en plena jornada de reflexión. ¿Es todo parte de un plan para aumentar los efectos políticos sobre el partido en el Gobierno? No es exagerado planteárselo. Es evidente, en cualquier caso, que quien concibió los atentados pensó en condicionar el voto de los españoles.
 
13-M. Concentraciones ilegales y "un Gobierno que no mienta"
 
Es el 13, el día de reflexión, el día en que se detiene a Zougham y Chaoui, cuando Al Qaeda revindica los atentados. Ese 13 de marzo, se convoca a miles de personas en varias manifestaciones ilegales ante las sedes del Partido Popular, con gritos como "Aznar asesino". Cultura contra la guerra, una organización pantalla de personajes cercanos al PSOE, convoca a una manifestación ante la sede central del Partido Popular en Génova, desde su página web. Desde ella invita a seguir lo ocurrido a través de CNN Plus y la Cadena SER. Se oyen gritos como "las bombas de Irak estallan en Madrid", "Aznar, culpable, es el responsable", "vosotros, fascistas, sois los terroristas" o "Al-Qaeda mata, Urdaci los remata". Se convocaba a la gente repitiendo el mismo mensaje: "Hoy a las 6 en el PP Génova sin consignas políticas exigiendo información veraz pásalo". Rajoy exige que cesen las concentraciones antidemocráticas frente a las sedes del PP, con violentos ataques físicos en alguna de ellas, sin éxito.
 
Y el golpe final: Alfredo Pérez Rubalcaba comparece a las nueve y media de la noche: "lamentamos que el comportamiento ejemplar de los ciudadanos no se haya visto acompañado de un comportamiento semejante por parte del Gobierno. Los ciudadanos españoles se merecen un Gobierno que no les mienta, que les diga siempre la verdad. El PSOE conocía las líneas de trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad; a pesar de ello, por sentido del Estado, por respeto a la memoria de las víctimas, hemos estado callados". Las manifestaciones son espontáneas, se repite una y otra vez, convocadas con mensajes SMS. Una espontaneidad que no les impide compartir los mismos carteles rojos y negros con la palabra Paz impresa en ellos. Y con los mismos eslóganes. La noche acaba con el Gobierno como responsable de los atentados de hace casi tres días. Los televidentes de Localia pueden ver un reportaje sobre la Guerra Civil española.
 
El domingo los españoles acudían en masa a votar. El Partido Socialista, que había denunciado al Gobierno de mentir, de llevar a los españoles al 11 de marzo por su participación en la guerra de Irak, que había prometido sacar a España de Irak (expiando así, se pensaba, el riesgo de nuevos ataques), ganó las elecciones. José Luis Rodríguez Zapatero ha sumado 10.853.024 votos y desbanca a Aznar como presidente más votado de la historia. El PSOE ganaba escaños en todas las circunscripciones excepto en cuatro, en que se mantiene. Obtendría 164 escaños, por 148 del Partido Popular. 
 
Jamás se había enfrentado una democracia occidental a un intento tan violento de condicionar el voto en unas elecciones. Los medios extranjeros no acababan de entender que un ataque exterior pudiera debilitar, y no reforzar al Gobierno, porque las claves que llevaron a la movilización y el cambio de voto son principalmente internas. El miedo a la repetición del "efecto Madrid" cundió en todo el mundo. En Estados Unidos, pese a que eran muy conscientes de que la reacción del pueblo americano nunca sería la del español, se temía que los terroristas islámicos, animados por su éxito al "derrocar" al Gobierno de José María Aznar, intentaran repetir la hazaña en noviembre.

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