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Olga Sánchez vuelve a convertirse en protagonista del juicio por sus gestos hacia la abogada de la AVT

La decimoctava sesión del juicio ha comenzado con las declaraciones de los dueños y empleados de la tienda en la que se compró el teléfono de la mochila de Vallecas. También ha declarado el policía Kalaji, en cuyo local se liberó ese móvil. Pero de nuevo el protagonismo lo ha acaparado la fiscal Olga Sánchez por otro de sus incidentes. Durante el interrogatorio a uno de los testigos, mientras el presidente del tribunal daba órdenes al encargado de mostrar a la sala algunas partes del sumario, la abogada de la AVT se ha dejado el micrófono abierto y se ha podido escuchar que decía: "¿Por qué me hace gestos así la fiscal? No lo entiendo". Un día antes, la representante del Ministerio Público perdió los nervios con una víctima a la llegó a decir que tenía "suerte" de estar viva.

La decimoctava sesión del juicio ha comenzado con las declaraciones de los dueños y empleados de la tienda en la que se compró el teléfono de la mochila de Vallecas. También ha declarado el policía Kalaji, en cuyo local se liberó ese móvil. Pero de nuevo el protagonismo lo ha acaparado la fiscal Olga Sánchez por otro de sus incidentes. Durante el interrogatorio a uno de los testigos, mientras el presidente del tribunal daba órdenes al encargado de mostrar a la sala algunas partes del sumario, la abogada de la AVT se ha dejado el micrófono abierto y se ha podido escuchar que decía: "¿Por qué me hace gestos así la fiscal? No lo entiendo". Un día antes, la representante del Ministerio Público perdió los nervios con una víctima a la llegó a decir que tenía "suerte" de estar viva.

(LIbertad Digital) La Fiscalía trató de restar importancia a la declaración policial del primer testigo, que dijo que los que adquirieron el aparato le contaron que "eran de Bulgaria". Rakesh Kumar se ratificó y explicó que vendió 10 teléfonos de la marca Triumph entre el 3 y el 4 de marzo de 2004. Fueron liberados en la tienda de Kalaji, el policía que pasó de pertenecer al grupo terrorista Al Fatah a ser escolta de Garzón. El sábado 13 de marzo, la Policía acudió a su tienda para mostrarle algunas fotos. No reconoció a nadie. Su hermano, propietario de la tienda, tampoco reconoció a ningún sospechoso. Ni siquiera conocía a "El Chino", pese a que su familia vivía en su misma calle. Este testigo fue detenido el 13-M.

Antes se había producido una incidencia aunque no fue la única: el testigo Mustapha el Haddar, que estaba citado porque había trabajado en la finca de Morata, no se presentó. El secretario del tribunal explicó que no fue localizado y que está en paradero desconocido después de que la Policía se personara en su domicilio y no le encontrara.

El primer testigo, Rakesh Kumar, explicó que el 3 de marzo de 2004 una persona entró en la tienda que regentaba, propiedad de su hermano, para comprar varios teléfonos. Entre ese día y el siguiente se llevó 10 de la marca Triump, modelo 110. No estaban todos en la tienda y por eso tuvo que volver en otras dos ocasiones. Fueron liberados en la tienda del policía Kalaji.  

El testigo declaró que nunca había visto a ese comprador ni al acompañante con el que acudió en otra de las dos visitas siguientes. Hablando con ellos le dijeron que "eran de Bulgaria" y que los móviles eran para los empleados de una empresa de construcción. Uno de los compradores, según recordó que dijo a la Policía, tenía "los dientes de delante separados" y que poco pelo. Su descripción podría coincidir con la de Jamal Ahmidan, "El Chino". Sin embargo, nunca le reconoció en las fotos que le mostró la Policía.
 
Los detenidos el 13-M
 
Le siguió la declaración de su hermano, Suresh Kumar, propietario de la tienda "Bazar Top" S.L, en la que se compró el teléfono de la mochila de Vallecas. El 13 de marzo fue detenido. La Policía acudió a su tienda para preguntarle por uno de los teléfonos que había vendido su hermano. En ese momento no le enseñaron fotos de sospechosos. Tampoco le arrestaron. Por la tarde regresaron los agentes y quedó detenido. Pese a las dudas iniciales, finalmente dijo durante la sesión que le enseñaron fotos y que no reconoció a "El Chino". La familia de este consdierado autor material del 11-M que murió en la explosión de Leganés vivía en la misma calle que este testigo. Insistió en que no le conocía ni le ha visto nunca. 
 
A continuación compareció Vinay Kholi, empleado de nacionalidad india en la misma empresa "Bazar Top" y también detenido el 13-M. Como en el caso anterior, finalmente no fue imputado. A preguntas de la Fiscalía, señaló fue el encargado de mardar a liberar los móviles a instancias de su cuñado. Después llegaron las preguntas de los abogados de la acusación. Kholi afirmó que en marzo de 2004 vivía, como su cuñado, en un piso de la Avenida Cerro de los Ángeles número 32, la misma calle donde lo hacía la familia de "El Chino". Una de las abogadas le preguntó además sobre un presunto delito de homicidio que se le imputó durante su declaración para saber si se había sentido intimidado por ello.
 
Mientras se buscaba el folio de dicha declaración la abogada de la AVT se dejó el micrófono abierto y se pudo oír que decía: "¿Por qué me hace gestos así la fiscal? No lo entiendo". Se refería a los gestos que le estaba dirigiendo Olga Sánchez, a la que no le gustó esa última referencia sobre posibles presiones al detenido. Finalmente, Kholi dijo que le habían preguntado por Zougam y que sólo le mostraron su foto.
 
El policía que liberó los móviles
 
Después le tocó el turno de declarar al policía hispano-sirio Ayman Kalaji, en cuya tienda se liberaron, supuestamente, los móviles que activaron las bombas de los trenes. Kalaji ha relatado que desde "Bazar Top" le mandaron liberar cuatro móviles el día 4 de marzo y otros cuatro el día ocho. Aunque no ha precisado la fecha, en torno al 15 de marzo de ese mes una inspectora y un subinspector le mostraron los IMEI que probaban que había hecho esas liberaciones, según contó.
 
El día 16 de marzo fueron a buscarle "cuatro mastodontes" para que fuera a declarar a Canillas. Aunque llegó sobre las siete, no declaró hasta las once de la noche, momento en que se quedó un ordenador libre. Hasta entonces, estuvo tomando café y "hablando con sus compañeros". Visiblemente molesto por el modo en que fueron a buscarle, declaró que le dijeron "que tenía que ir", una circunstancia que "no influyó en el contenido de su declaración". El presidente del tribunal no pasó por alto la forma poco considerada que utilizó Kalaji para referirse a sus compañeros al llamarles "mastodontes".
 
Una declaración en la que no consta su condición de policía
 
Kalaji afirmó que siempre "se ha identificado como policía" y que "no sabe" por qué no consta en el acta su condición de agente. "Ya lo sabían", apuntó Kalaji, porque "le pidieron la pistola". Según dijo, trabajó en la UCIE hasta 1992, por lo que "lógicamente conocía a compañeros". Respecto a su trabajo, reconoció que había recibido "formación en el ejército sirio", que intercedió "en la operación Dátil" y que recibió un curso militar en Rusia. Sin embargo, negó categóricamente que dirigiera campos de entrenamiento de terroristas.
 
Respecto a su posible colaboración con la Policía, dijo que sólo obtuvo información de los atentados por su condición de "testigo". Negó que "colaborara" en la investigación o que estuviera presente en otras declaraciones. Después dijo que "nunca le pidieron" colaboración en la investigación de la masacre y que el 3 de abril no "intentaron ponerse en contacto" con él. Rechazó también que colaborara con el CNI pero sí reconoció que "un familiar" trabaja en la UCIE como traductor. Según informó El Mundo, se trata de su hermana.
 
Tarjetas al "Tunecino"
 
El siguiente compareciente fue el sirio Abdul Khaled que reconoció que en dos ocasiones distintas y sin recordar la fecha exacta vendió tarjetas telefónicas de la marca "Amena" a Sarhane Ben Abdelmajid, "El Tunecino". Explicó que la venta la realizó en su propio domicilio y que nunca antes había visto al terrorista. Supuso que "El Tunecino" acudió a su casa por los datos que le pudo proporcionar su jefe al que sí conocía por ser amigos. En los encuentros, indicó, Sarhane Ben iba acompañado por una persona de baja estatura, blanco, con barba negra y que hablaba árabe y español.
 
Abdul Khaled no recordó exactamente la cantidad de tarjetas telefónicas de prepago que le compraron pero sí indicó que le dijeron que pensaban poner un locutorio telefónico. Después del 11-M dijo que vio al acompañante de "El Tunecino" en la mezquita cercana a la estación de metro Estrecho y en fotos que le enseñó la Policía. Mencionó que al acudir al citado recinto religioso conoció Mouhannad Almallah Dabas, compatriota suyo, aunque no a su hermano Moutaz. A  su conocido también le vendió ocasionalmente tarjetas telefónicas.
 
Los testigos protegidos coinciden en su declaración
 
La declaración de los testigos protegidos de la empresa de telefonía Sindhu Enterprise –una mujer primero, un hombre después– coincidió en la mayoría de las cuestiones que se les planteó. El 4 de febrero recibieron un paquete con 30 tarjetas de Unitel y se las vendieron al locutorio de Lavapiés en el que trabajaba Jamal Zougam. La mujer, testigo P-19, le reconoció como uno de los empleados. Además, vendieron otras 70 tarjetas de una empresa distinta a Unitel.
 
La testigo relató que el 12 de marzo fueron dos policías a su tienda, que se identificaron como tales y que fueron a reclamar el cambio de una tarjeta que había salido mal: "Nada más, no lo quisieron explicar". Apuntó que le preguntaron por una partida de tarjetas telefónicas y no por números. La mujer dijo que el día después, el 13, fueron otros seis policías distintos que más tarde se la llevaron a la comisaría de Canillas. En este punto, la testigo protegido señaló que hizo un reconocimiento fotográfico durante la declaración e insistió de manera clara en que lo hizo por la mañana, no por la tarde. Aún así, después indicó que en Canillas estuvo bastantes horas –desde las 15:00 hasta las 22:00 horas– y que es factible que firmara el reconocimiento fotográfico a las 19:00 horas.
 
A continuación declaró el testigo protegido K-49, que apuntó prácticamente lo mismo que su compañera. Reconoció que llevó personalmente a la calle Tribulete, al locutorio de Zougam, las 100 tarjetas vendidas. Como ella, admitió qye conocía a Zougam, a su hermanastro Mohamed Chaoui y a Mohamed Bakali, que también trabajaba allí. También dijo que no ha trabajado nunca para la Policía, que no sabe si entre los empleados del locutorio Nuevo Siglo se llamaban hermanos y precisó que no se dedica a liberar móviles.
 
El alquiler de la finca de Morata
 
Los dos últimos testigos de la mañana reconocieron en fotos a Jamal Ahmidan "El Chino" como la persona que alquiló en enero de 2004 la finca de Morata. Ambos señalaron que formalizó el trámite con una identidad falsa.

Lo manifestó así el intermediario de los propietarios de la finca, Walid Altarakhi Al Masri, y el cuñado de la dueña, Mohamed Badr Ddin Alakkad, a quienes tras mostrarles un pasaporte con la fotografía de Ahmidan y a nombre de Youssef Ben Salah, aseguraron que era la persona que alquiló la casa pero que no sabían su nombre.

El primero de ellos detalló que antes de alquilar la casa a "El Chino" se la arrendó en 2002 a un hombre del que dijo no saber su nombre, aunque según consta en el sumario, el contrato está a nombre de Mustafá Maymouni, preso en Marruecos por los atentados de Casablanca. Badr Ddin Alakkad, hermano del propietario de la finca, Mohamed Needl Acaid -condenado por la Audiencia Nacional por integrar una célula de Al Qaeda en España y confirmado por el Tribunal Supremo-, explicó que él participó como testigo en la firma del contrato que firmó "El Chino", en quien, a pesar de no fijarse "mucho", dijo que no conocía

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