El Gobierno menosprecia la memoria de Silvia
Siempre he tenido fe y he creído en la Justicia, de hecho la primera carta que escribió esta familia, tras el crimen brutal que la banda terrorista ETA cometió sobre mi hija fue para agradecer a toda España las muestras de apoyo recibidas y para pedir que todo el peso de la Ley cayese sobre aquellos que habían privado a Silvia de su derecho a la vida.
En quien no tengo ninguna fe, en quien no creo y no me inspira ninguna confianza es usted D. José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España, pero en ningún caso mi presidente, bajo ningún concepto me siento representada por usted. No puedo sentirme representada por alguien que toma decisiones mediocres, humillantes, ofensivas y provocadoras hacía mí como madre, hacía nuestros muertos, sus familias y hacía la mayoría de los españoles de bien. De estas decisiones el único responsable es usted y solamente usted, Sr. Rodríguez Zapatero.
Tras el asesinato de Silvia, Batasuna-ETA fue ilegalizada. Ahora cuando tan solo faltan tres meses para que se cumpla el quinto aniversario de su muerte, Batasuna-ETA, el PCTV, ANV –llámelo como quiera– vuelven a los ayuntamientos y a las instituciones para financiarse con dinero de todos los españoles y no precisamente para hacer obras benéficas, apadrinar niños o contribuir en acciones humanitarias. Ese dinero público lo utilizarán para lo único que saben hacer, colocar bombas o pegar tiros en la nuca. En definitiva para volver a crear dolor y sufrimiento a esta sociedad.
¿De qué ha servido entonces el asesinato de Silvia?, ¿por qué no cumplirá 12 años el próximo mes de noviembre? No tiene precedentes en la historia de España, jamás ningún Gobierno había cedido al chantaje de una banda terrorista. ¿Por qué ahora?, ¿qué ha cambiado desde la ilegalización de Batasuna-ETA al día de la fecha?.
Mire Sr. Rodríguez Zapatero, nunca imaginé que sería víctima de ETA, jamás podía imaginar que del mismo modo que vi nacer a mi niña la iba a ver agonizar entre mis brazos, jamás pensé que el último paseo de Silvia, con seis añitos, iba a ser dentro de un pequeño féretro recorriendo las calles de Santa Pola. Estoy segura de que mi pequeña, durante ese último paseo gritaba, sin que nadie pudiera escucharla: “Mami, mami, ¿por qué me aplauden todas estas personas? Yo no quiero estar aquí, mañana quiero ir a la playa con mi cubo y mi pala, hacer castillos de arena, jugar con las olas del mar y que la brisa acaricie mi melena”. La misma playa donde usted y su esposa paseaban al atardecer cuando veraneaban en Santa Pola.
Tampoco imaginé que además tendría que ser víctima de un gobierno, de su gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero. ¿Por qué, usted que considera que adopta decisiones tan valientes, humilla a las víctimas del terrorismo? No haga oídos sordos y conteste a todas mis preguntas. Sé que no lo hará. Aún más cuando algún cargo político, elegido por usted, se atreve a decir que “ya casi no hay víctimas”. Pues desgraciadamente si las hay, y muchas, recorra usted los cementerios de toda España, visite usted a sus familiares, a todas las personas que han resultado heridos en atentados terroristas y no intente “borrarlas del mapa”, su misión no es ocultar a las miles de familias destrozadas por actos terroristas, pero si debería ser su obligación, como presidente, derrotar a ETA, a estos asesinos si debería “borrarlos de nuestra geografía” y de nuestras vidas para siempre, con los instrumentos que la democracia y el Estado de Derecho disponen.
Por último decirle que estos padres, víctimas de ETA y de su gobierno, siguen en pie, con la cabeza bien alta, fuertes y no se doblegarán ante nadie, ni siquiera ante usted y que seguimos vivos para defender lo que usted, Sr. Rodríguez Zapatero, le quiere negar a todas las víctimas de terrorismo, MEMORIA, DIGNIDAD y JUSTICIA.
10/05/2007