L D (EFE) A dos días de la Cumbre de la Unión Europea en Bruselas, 21 y 22 de junio, en la que se intentará (con grandes penurias) alcanzar un acuerdo para escribir un tratado simplificado que reemplace el fallido texto; Tony Blair aprovechó una intervención ante la Comisión de Enlace del Parlamento inglés para señalar los límites de la negociación.
"En primer lugar, no aceptaremos un tratado que permita que el capítulo de derechos fundamentales modifique la ley británica de cualquier modo".
Y continuó señalando que el Reino Unido se opondrá a cualquier elemento que "desplace" el papel de la política exterior británica y de su ministro de Asuntos Exteriores. El Gobierno británico, advirtió, tampoco aceptará en el nuevo texto una cesión en las competencias para controlar el derecho consuetudinario, así como el sistema judicial y policial.
Blair, también, adelantó su posición contraria a que se vote por mayoría cualificada cualquier cuestión que pueda tener influencia en el sistema británico de impuestos y beneficios. "Esos son cuatro cambios importantes, obviamente, en lo que fue aceptado anteriormente y ésa es la posición que presentaremos", continuó el líder laborista para luego avisar que: "Si la gente quiere un acuerdo, me temo que vamos a tener que ponernos de acuerdo sobre eso".
El premier británico, además, insistió en que si era necesario alcanzar un acuerdo esta semana, se tendrá que volver a "un tratado convencional enmendado".
"Europa necesita trabajar más eficazmente. Lo que no se necesita de un tratado constitucional o un tratado 'con las características de una constitución', por ponerlo en las palabras utilizadas por los holandeses", añadió.
"Si logramos esos cuatro objetivos, desafío a la gente a decir qué puede ser tan fundamental como para requerir un referéndum", añadió Blair, en respuesta a las voces que piden en el Reino Unido una consulta popular sobre un futuro texto constitucional.
El líder laborista, que prefirió no ratificar la Constitución europea rechazada por los votantes franceses y holandeses, negó que si no se logra un acuerdo antes de su salida del poder suponga el fracaso de su política europea en la última década.
La cumbre europea será la última gran reunión internacional a la que asista Blair como primer ministro británico, antes de ceder las llaves del número 10 de Downing Street a su titular de Economía, Gordon Brown.