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INTERVENCIÓN ÍNTEGRA DE ZAPLANA

Sr. Presidente, Señorías,
 
Quiero que mis primeras palabras vayan dirigidas a honrar la memoria de los seis soldados caídos en una zona de guerra en la que España tiene tropas destacadas.
 
Su muerte ha embargado de dolor a sus seres queridos, a la familia militar y al conjunto de la sociedad española y desde aquí quiero, de nuevo, trasladar mis condolencias y las de mis compañeros de Grupo.
 
Una vez más, en este caso en el Líbano, el terrorismo muestra su rostro criminal, su único rostro, en forma de muerte y destrucción.
 
Los terroristas y quienes les apoyan son los únicos responsables del asesinato de nuestros seis compatriotas. Porque compatriotas son todos aquellos que arriesgan la vida por la Nación española.
 
Ni en mis palabras ni en las palabras de nadie de mi partido escuchará otra cosa ni buscaremos otros responsables.
 
Nosotros no llamaremos asesino al Presidente del Gobierno, como tuvimos que escuchar no hace tanto tiempo.
 
Nosotros no exigiremos que España deje de cumplir sus compromisos internacionales.
 
Nosotros, a los terroristas no les llamaremos insurgentes ni buscaremos justificaciones para su acción criminal.
 
Nosotros no diremos que mandan ustedes a nuestros soldados en “vehículos basuras”, un calificativo que utilizó en su día su antecesor en el cargo.
 
Y no diremos que el envío a misiones internacionales de nuestros soldados aumenta el riesgo de ataques terroristas en España, como dijo en esta casa el propio Presidente del Gobierno.
 
 
 
Desde mi punto de vista, ustedes, de los acontecimientos pasados, con los que se sembraron odios y rencores injustos, no han querido aprender nada. Sólo han pensado en ellos como argumento siempre para obtener réditos políticos.
 
Afortunadamente, ustedes y nosotros, ante tragedias, no actuamos de la misma forma.
 
Desde que llegaron al Gobierno, cargaron su política de defensa de formalismos legales y parlamentarios que ahora incumplen, con un sólo objetivo: justificar su comportamiento desleal y demagógico de entonces, en sus años de oposición, y seguir buscando réditos políticos.
 
Por eso han dicho que en Líbano, nuestros soldados están en misión de paz y  sin embargo mantienen que en Irak éramos una fuerza invasora.
 
Ustedes saben que mintieron entonces y siguen haciéndolo ahora. Sí, señorías. Los soldados españoles, y como está el ministro podría posteriormente quitarme la razón si cree que lo debe hacer, los soldados españoles en el Líbano y Afganistán en estos momentos desarrollas las mismas misiones y tienen los mismos objetivos que los que fueron enviados a Irak.
 
Como han visto, los terroristas no distinguen entre una misión de la ONU y una misión de una coalición internacional amparada por resoluciones de la ONU.
 
Hoy los soldados en Irak, y usted ministro lo sabe perfectamente, tienen la misma cobertura de la ONU que los soldados del Líbano. Y además la tienen con la aprobación de su Gobierno (resolución de junio de 2004).
 
Se hace raro no escucharles ahora hablar del aumento del riesgo de represalias del terrorismo islamista por nuestras misiones en el exterior.
 
Ustedes, señor ministro, son presos de sus propios excesos.
 
Sr. Presidente, señorías
 
Lo mínimo que se merecen todos nuestros soldados es saber la razón por la que se están jugando la vida.
 
Desde el comienzo de la misión en el Líbano, como en la de Afganistán, el Gobierno se ha empeñado en ocultar su verdadera naturaleza.
 
En Afganistán, como en Iraq, como en el Líbano, una minoría fanática y fanatizada trata de imponer su ideología totalitaria y para ello no duda en utilizar el terrorismo.
 
Las tropas españolas en el Líbano no están en labor humanitaria. No están manteniendo la paz como ustedes dicen. Allí no hay ninguna paz que mantener, ni la paz existía cuando llegaron nuestras tropas, ni existe ahora por desgracia.
 
Nuestras tropas no son una ONG. Cuando a su alrededor hay guerra, nuestra tropas no reconstruyen, nuestras tropas patrullan. No se dedican a labores humanitarias, sino de seguridad y de lucha contra el terrorismo.
 
El teatro de operaciones en el que se encuentran nuestras tropas es de tal dureza y de tal riesgo que no pueden ustedes, por consideraciones políticas, manipular la realidad y ocultarla por más tiempo a la sociedad española.
 
Reconozca de una vez y sin matices, y hoy es una buena oportunidad para ello, la verdad sobre la verdadera naturaleza de la labor y diga también  la verdad sobre los riesgos que afrontan.
 
El respeto que nuestras tropas merecen y que este Grupo ha demandado siempre al Gobierno, empieza, pues, reconociendo que están frente a un enemigo que las combate y que utiliza el terrorismo como arma.
 
Pero ustedes de modo permanente no han querido reconocer y han matizado y despreciado ese riesgo.
 
Esta, y Usted lo sabe mejor que nadie, no ha sido una tragedia aislada. Usted debería haber informado a los españoles que la misión FINUL es, desde 1978, la que más bajas de Naciones Unidas ha tenido. Más de 260 asesinados.
 
¿Cómo el Presidente del Gobierno, señor ministro, puede decir que “nuestros soldados van a Líbano a garantizar la paz” cuando nuestras tropas están en una zona de guerra siendo combatidas por terroristas?
 
¿Cómo se puede hablar de “operación para el mantenimiento de la paz” en un país donde palestinos, sirios, cristianos, drusos, chiitas, sunnies e israelíes apenas han parado de combatir desde hace décadas?
 
La historia reciente de Líbano está trágicamente jalonada de explosiones de coches-bomba. Desde 1990, en que concluye la guerra civil, ha habido decenas de atentados en Líbano, la mayoría, como usted bien sabe, con este sistema.
 
Sólo en los quince días anteriores al ataque a nuestras tropas, dos coches bombas habían estallado con el resultado de 11 muertos y tres más habían tenido que ser desactivados.
 
Y todo esto lo despachó usted, en su comparecencia en la que solicitaba la autorización de esta Cámara, con un lacónico “no podemos descartar el empleo por incontrolados de tácticas de tipo terrorista”.
 
Además de esa triste realidad que acompaña al Líbano, se tiene constancia de que los informes de los expertos constantemente hablaban del empeoramiento de la situación.
 
¿Cómo puede decir, como ha dicho hace un momento, que no se estimaba, por los expertos, parece que ha dicho, ese riesgo? ¿Cómo puede hacer esa afirmación después de la realidad que, de forma muy breve, acabo de narrarle?
 
No estaría demás que Usted hiciera públicos, ya que me temo que puede haber una discrepancia entre lo que ha dicho y lo que yo acabo de informar, los informes que utilizó en su comparecencia para informar sobre los riesgos y amenazas de la misión, y los posteriores que se le haya facilitado y a los que haya tenido acceso. Y sería bueno que lo pudiera hacer hoy.
 
Pero, por si no quiere hacerlo hoy, le invito también, para que no se escude en ello, en que lo haga en la Comisión de Secretos Oficiales. Pero hágalo , señor ministro, porque tenemos que saber si está diciendo la verdad, porque la evidencia pone de manifiesto que no está diciendo la verdad al respecto.
 
Además ustedes son capaces de cualquier cosa antes que reconocer que nuestros soldados iban a un hervidero de terroristas a jugarse la vida. Por eso tiene una muy buena ocasión hoy o de forma inmediata en la comisión de secretos oficiales para dar seguridad a esta cámara sobre las afirmaciones que acaba de realizar.
 
Usted sabe que Al Qaeda expresamente había puesto a las tropas de FINUL en el punto de mira.
 
El gobierno libanés, que está combatiendo contra diversas milicias, había advertido hace dos meses sobre el riesgo contra las tropas de la FINUL. Justo lo contrario de lo que nos acaba de contar.
 
¿Y qué hicieron cuando estos hechos se han ido conociendo? ¿Qué hizo usted cuando recibió la comunicación del Gobierno libanés?
 
No hay ni una sola comparecencia solicitada en esta cámara, ni suya ni del Presidente, ni de nadie para informar sobre la situación en Líbano.
 
Fíjense. Ustedes han incumplido su propia Ley de Defensa Nacional, según la cual, y cito literal “El Gobierno informará periódicamente, en un plazo en ningún caso superior a un año, al Congreso de los Diputados sobre el desarrollo de las operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior”.  La última, señor ministro, fue en marzo del año 2006. Hace bastante más de un año.
 
Han incumplido su propia ley. Y no será porque no hayamos dejado de interpelarles y preguntarles sobre esta cuestión.
 
Desde que usted pidió la autorización, hace ya diez meses, no ha vuelto a hablar del Líbano en esta Casa. No ha querido volver a hacer la más mínima referencia a ello.
 
Ustedes, que precisamente se apresuraron a cargar de formalismos legales y parlamentarios el envío de tropas al exterior, han sido los primeros en perder las formas y en incumplir la ley.
 
Ustedes, en realidad, no querían que el Parlamento tuviera información o capacidad de decisión y control en el envío de tropas.
 
Ustedes con esta ley sólo hicieron electoralismo porque querían estirar los debates que les permitieran seguir hablando del Gobierno anterior. Por eso, aprobaron una ley que  son los primeros en incumplir.
 
Sr. Presidente, señorías, Sr. Ministro,
 
Ustedes, podemos afirmar después de escucharle, o despreciaron el riesgo y las advertencias, cometiendo un error de cálculo de dramáticas consecuencias, o han tratado de ocultarlas.
 
O ambas cosas a la vez.
 
Parece que en estas circunstancias, en una democracia seria, es mejor no insultar a la oposición, como han venido haciendo estos días, y sí asumir responsabilidades.
 
Porque entre sus responsabilidades no está, señor ministro, y nunca lo diremos, tener que evitar todos los atentados terroristas.
 
Pero sí que es su responsabilidad haber incumplido su compromiso ante esta Cámara de poner todos los medios para que esto no ocurra.  Y eso es lo que ustedes claramente no han hecho.
 
Le recuerdo, Sr. Ministro, 7 de septiembre de 2006. Literal, de su señoría: “Asimismo, no podemos descartar el empleo por incontrolados de tácticas de tipo terrorista y, por eso, nuestras fuerzas irán entrenadas, protegidas y con medios para hacer frente a esta eventualidad, disuadir al posible agresor y responder, en su caso, adecuadamente”.
 
Pues bien, eso es lo que ha incumplido usted, señor ministro. Nuestras tropas deberían tener un material apropiado para afrontar una misión de esas características. La próxima vez diga la verdad. No pasa nada. La próxima vez no engañe al Parlamento y al conjunto de la sociedad española. Diga que va a depender de la intendencia, diga que va a depender, como nos ha dicho, del procedimiento administrativo, diga que tiene que hablar con Solbes, diga que no sabe cuándo lo va a resolver. Pero no diga que existen todos los medios, como ha llegado a decir hoy, más allá de lo necesario, y sin embargo esos medios no existen.
 
Porque mire, señor ministro, cuando se matizan los riesgos, cuando no se quiere ver la realidad de esas misiones o se quiere ocultar la misma, cuando el Parlamento se convierte, como se ha convertido para ustedes, en un trámite engorroso, una pose para poder seguir criticando al anterior Gobierno, entonces, pasa lo que pasa, Sr. Ministro, entonces nos encontramos en estas situaciones:
 
-       Pasa que mandan BMR, vehículos menos dotados para garantizar la seguridad, sin ningún apoyo de carros de combate, como, de hecho, tienen países destacados en la zona como Francia o Italia.
 
Por cierto, sería conveniente que explicara si existieron o no y si fueron despreciadas las peticiones de carros blindados, con personal experimentado, que les hicieron los mandos militares para Líbano. Sería también una buena oportunidad para que nos hablara de esas solicitudes.
 
-       Pasa que se demora la colocación de inhibidores en un nido de coches bombas, sin que usted parezca que se haya preocupado demasiado. ¿Cómo puede decir hoy lo que acaba de decir, dar esas explicaciones, cuando en su comparecencia dijo que se contaba con los medios necesarios para garantizar la seguridad? ¿Cómo puede contarnos ahora todo lo que nos ha contado para salir del atolladero en el que se encuentra?
 
-       Pasa que tenemos a agentes del CNI en menesteres inconfesables en nuestro territorio nacional en lugar de aumentar los que tenemos explorando los riesgos de nuestras tropas en el exterior.
 
-       Pasa que se conceden cruces y medallas que reducen, fíjese bien, ministro, mezquinamente el valor y el honor de los que han muerto en cumplimiento de sus órdenes.
 
Y pasa porque no se quiere reconocer la verdad de la misión en Líbano, en ese afán por disimular la realidad, que antepone siempre su discurso político por encima de las necesidades de nuestras tropas.
 
Yo creo que ha llegado ya el momento de reconocer que usted envió a nuestras tropas sin el material adecuado, como lo demuestra un hecho que cualquier español puede entender: que ahora haya decidido enviar vehículos dotados con inhibidores. ¿En qué quedamos? ¿Tenían los medios o no tenían los medios? ¿Por qué se apresuran a mandarlos ahora con urgencia?
 
Y le recuerdo de nuevo que Usted obtuvo la autorización de este Parlamento diciendo exactamente lo contrario en su comparecencia del 7 de septiembre pasado. Repito hasta la saciedad: “nuestras fuerzas irán entrenadas, protegidas y con medios para hacer frente a esta eventualidad y responder, en su caso, adecuadamente”.
 
No sé, ni usted tampoco sabe, yo desde luego no lo sé y nadie lo puede afirmar con rotundidad, si los inhibidores hubieran salvado la vida de nuestros soldados y se hubiera podido evitar la tragedia.
 
Yo no lo sé, señor ministro. Lo que sí sé es que se comprometió a proporcionárselos y no lo hizo. Eso sí que lo sé.
 
Y no me cuente, como ha contado, quién tiene y quién no tiene. No me hable de retrasos en la distribución, del procedimiento administrativo, de cómo se encargaron, de si tenían un millón de euros o seis,…. Me parece grotesca la explicación que ha empleado esta tarde.
 
Dice Usted que los inhibidores se encargaron en noviembre, pero en su comparecencia de septiembre ya aseguraba  que las tropas estaban adecuadamente protegidas.
 
¿Qué hicieron desde septiembre a noviembre? ¿Si eran necesarios los inhibidores porque se encargan en noviembre, qué hacen desde septiembre a noviembre? ¿Qué han hecho desde esa fecha hasta ahora?
 
Yo se lo diré. Se ha paseado por todos los foros y medios de comunicación de este país, no por el Parlamento, diciendo que nuestros soldados estaban bien equipados. Le puedo asegurar que son muchas:
 
-       El 7 de septiembre, como ya he reproducido en varias ocasiones, lo dijo usted aquí en el parlamento.
 
-       El 11 de septiembre dijo usted literalmente “no van a un enfrentamiento bélico” y añadió “no sólo van bien preparados y con material suficiente…y cuentan con reglas claras y precisas de no atacar a nadie”.
 
-       El 16 de octubre volvió a mencionar la existencia de “riesgos terroristas” y volvió a insistir en que los medios eran los adecuados.
 
-       El 22 de noviembre tras el atentado contra el ministro de industria libanés usted asegura que “nuestras tropas redoblarán las medidas de seguridad”. El doble de cero, Sr. Ministro, es cero. Cero inhibidores entonces y cero inhibidores el 24 de junio.
 
-       El 20 de diciembre usted, insiste “no se escatiman medios para la seguridad y protección de nuestros soldados” y explica que “el material y vehículos que se envían son adecuados a cada operación”.
 
Entre seis y nueve meses después de estas declaraciones, seis soldados mueren en un ataque, que me va a permitir, señor ministro, que con todo dolor pero también sinceridad, que le diga, previsible; previsible desde cualquier punto de vista.
 
Ustedes ni han puesto los medios, ni dan la cara y, como siempre, no asumen responsabilidades.
 
 
 
Las explicaciones que proporcionó Usted en las 48 horas siguientes al dramático suceso, que son parecidas a las de hoy, no han hecho sino exacerbar la sensación de que ustedes intentaron, como siempre cargar la responsabilidad a otros:
 
-       En un primer momento, usted se escudó en informes del Estado Mayor de la Defensa para afirmar que no había razones para estimar el uso de inhibidores de frecuencia. No habían razones, en los primeros momentos.
 
-       Luego dijo que el mismo Estado Mayor de la Defensa estaba ya ordenando el 7 de noviembre pasado que todos los vehículos en misiones internacionales llevaran inhibidores.
 
-       Luego se han escudado ustedes en el distribuidor de estos aparatos, culpándole no haberlos suministrado a tiempo y en los procesos administrativos.
 
Mire, se puede ser comprensivo con quien comete errores. A errores estamos todos expuestos. Pero no se puede ser comprensivo con quien a conciencia actúa en contra de lo que debe hacer por un simple interés político.
 
Señor Presidente, señorías,
 
No ha sido éste el único ejemplo de anteponer intereses políticos. Lo sucedido en torno. Lo sucedido en torno a los distintivos los califica a ustedes.
 
Yo puedo entender que una medalla, para usted o para el Sr. Rodríguez Zapatero, no signifique nada. Tampoco parece que significa mucho la palabra Nación.
 
Para un militar, una medalla, una cruz al mérito y su distintivo es el reconocimiento no sólo a su servicio y a su labor, sino que es también el reconocimiento al riesgo que ha corrido su vida y al carácter que entraña la misión encomendada.
 
La generosidad extrema de la familia militar exige de las autoridades políticas un reconocimiento equivalente.
 
Y eso es lo que ustedes también le han negado a nuestro soldados. Nos e indigne, eso es lo que ustedes le han negado.
 
Ni usted, ni el Presidente del Gobierno, han estado a la altura del derroche de honor y dignidad de los seis soldados caídos en Líbano.
 
Y es cínico, perdóneme la expresión, decir ahora y venir a justificarse en una orden que no impide otra decisión que la que han tomado. No lo impide, y la tengo aquí. Es cínico venir ahora, los que han tomado decisiones importantes de retirar las tropas, a escudarse detrás de una orden.
 
Sí pueden tomar decisiones de gran calado, que afectan no solamente a nuestro país, sino al ámbito internacional, pero les falta tiempo o no pueden cambiar una orden. La orden no pone impedimentos a la decisión del Gobierno. Los impedimentos los ponen ustedes, pero en cualquier caso es una cosa muy pueril.
 
Mire. ¿Sabe lo que pasa? Que eso, que una decisión distinta supone la negación al vacío discurso pacifista de este Gobierno y del Presidente del Gobierno. Es afrontar la realidad, es reconocer la verdad y, por tanto, se les cae el esquema y el discurso que han mantenido hasta ahora.
 
Reconozca que para la paz, para la paz auténtica, es mucho más útil gastar el dinero en inhibidores y medidas de seguridad, que en Alianzas de Civilizaciones, que seguro que no han tenido problemas administrativos.
 
Es mucha la demagogia que durante mucho tiempo han hecho.
 
Ustedes lo han frivolizado todo durante tanto tiempo que ahora son prisioneros de sus propios excesos.
 
Han dicho que nuestras tropas iban en misiones de mantenimiento de la paz a Afganistán y al Líbano.
 
Fíjese lo que digo: Afganistán y Líbano. Dos de los escenarios de las guerras más largas de los últimos tiempos y de enfrentamientos atroces que reaparecen a cada poco.
 
Han tenido que matar, señor ministro, a seis soldados en el Líbano para que usted reconozca la verdadera situación del otro escenario bélico, de Afganistán, en el que están nuestras tropas. Y hasta ahora ese reconocimiento siempre había sido negado por su señoría. Usted sólo ha reconocido el riesgo real en Afganistán cuando le ha interesado, cuando le ha venido bien, ahora. ¿Y para qué? Para justificar que los inhibidores se enviaran antes, lo ha hecho aquí en su comparecencia, a Afganistán, no al Líbano.
Han tenido que morir seis soldados para que reconozca eso.
 
Señor ministro. Repito. Siempre las consideraciones electorales de este Gobierno han primado sobre la seguridad de las misiones.
 
Hágannos caso: Tómense el terrorismo en serio. Todos los terrorismos. Porque esa frivolidad con la que a veces se ha actuado es letal para todos los demócratas y da oxígeno siempre para los terroristas.
 
Sr. Presidente, Señorías,
 
El mayor reconocimiento a sus errores, es la ausencia y la negativa reiterada del Presidente del Gobierno a comparecer ante esta Cámara y dar explicaciones.
 
A él le debemos frases tan desafortunadas pero reveladoras de su pensamiento como que  “el cambio climático ha provocado ya más muertes que el terrorismo internacional”. Quizá fuera el momento de dar alguna explicación a la luz de los acontecimientos.
 
Son Ustedes los que tratan de redimir sus decisiones pasadas enviando más a zonas cada vez más arriesgadas.
 
La participación española en la misión en el Líbano fue una apuesta personal y muy apresurada del Presidente del Gobierno para hacerse perdonar otra frivolidad, reciente en aquel momento, más en política exterior, la de la foto con el pañuelo palestino.
 
¿Qué se creían ustedes? ¿Que esta actitud o actitudes similares iban a ser un salvoconducto? ¿Qué se creían? ¿Que la Alianza de Civilizaciones iba a servir un escudo protector?
 
Es hora de que den la cara. De que el Presidente del Gobierno de la cara. La sociedad española exige respuestas y el Presidente no puede seguir escondido detrás de alguno de sus ministros cada vez que hay que afrontar una tragedia.
 
Son seis soldados muertos y miren, a las siete menos veinte de la tarde, estamos en una Comisión y no en el Pleno, con todos los respetos, señor ministro, con usted y no con el Presidente del Gobierno. ¿Dónde están aquellos discursos grandilocuentes de hacer partícipe a este Parlamento de las decisiones? ¿Dónde están aquellos compromisos?
 
Sabe usted que son varias las comparecencias pendientes sobre asuntos relacionados con Líbano o Afganistán que no han podido celebrarse porque no han querido.
 
No es de recibo que desde el día de la tragedia en Líbano, las explicaciones del Sr. Rodríguez Zapatero se han limitado a dos minutos y medio y porque le obligó a ello el líder de la oposición.
 
Creo que los soldados caídos merecían algo más del tiempo del Presidente del Gobierno.
 
Lo que de ninguna manera se merecen nuestros soldados es un Gobierno y un Presidente que no creen en la misión que cumplen, que no se sienten orgullosos de ella, que no los atiende y que les niega el reconocimiento que se han ganado en el teatro de operaciones, a veces al precio de sus vidas.
 
Muchas Gracias

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