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Azurmendi exige la asimilación cultural de los inmigrantes: “Y si no, ¡puerta!”

La claridad de Mark Steyn al evaluar el impacto de inmigración islámica en las sociedades occidentales ha hecho escuela en el Campus FAES. Mikel Azurmendi, profesor de la Universidad del País Vasco, ha propuesto un programa de mínimos para acoger la inmigración masiva. Para Azurmendi, el criterio es la “asimilación del demos” o valores democráticos y liberales de la sociedad occidental. “El que no es de nuestra cultura democrática, tiene que serlo, y si no,¡puerta!. Coman lo que coman, follen como follen”, ha recomendado. VEA DENTRO EL VÍDEO

La claridad de Mark Steyn al evaluar el impacto de inmigración islámica en las sociedades occidentales ha hecho escuela en el Campus FAES. Mikel Azurmendi, profesor de la Universidad del País Vasco, ha propuesto un programa de mínimos para acoger la inmigración masiva. Para Azurmendi, el criterio es la “asimilación del demos” o valores democráticos y liberales de la sociedad occidental. “El que no es de nuestra cultura democrática, tiene que serlo, y si no,¡puerta!. Coman lo que coman, follen como follen”, ha recomendado. VEA DENTRO EL VÍDEO
LD (Víctor Gago – Enviado especial, Navacerrada, Madrid) La primera sesión lectiva del curso Demografía e Inmigración: Consideraciones y consecuencias se ha cerrado con una mesa redonda de tres académicos de las Ciencias Sociales.
 
Amando de Miguel, catedrático de Sociología, y Rafael Puyol, catedrático de Estadística y ex rector de la Complutense, han aportado datos que confirman la retracción demográfica de España, debida a la baja natalidad (una tasa de 1,3 bebés por pareja, similar a la del resto del mundo desarrollado), y compensada por una intensa explosión migratoria.
 
Mikel Azurmendi,  antropólogo y profesor de la Universidad del País Vasco, ha realizado una exposición más política, centrándose en consideraciones sobre el impacto social de la inmigración y, sobre todo, en perfilar un criterio de acogida, que para Azurmendi debe ser la voluntad de asimilación de los valores de la civilización occidental por parte de los inmigrantes.

“A un inmigrante hay que pedirle eso”, ha sostenido. “Los inmigrantes que no son de nuestros valores, de nuestras creencias, de nuestras propensiones a actuar, los que no son casi como nosotros tienen que serlo, para ser ciudadanos. Porque si no, serán simple mano de obra”.
 
“Estoy por la absoluta asimilación”, defiende. “El que no es de nuestra cultura democrática, tiene que serlo, y si no, puerta.  Coman lo que coman, follen lo que follen, cada cual con sus coranes, sus talmudes, sus biblias, pero tienen que vivir con nuestros valores, ser ciudadanos, para vivir aquí”.
 
Azurmendi critica la doctrina económica que ofrece la inmigración como solución a la crisis de natalidad de las sociedades desarrolladas.
 
“La solución a la demografía no la van a dar los inmigrantes”, anuncia. “Los inmigrantes sólo dan la solución a los trabajos que no queremos hacer, pero no a nuestra grave crisis de natalidad”.
 
Y apunta lo que llama “la paradoja de la inmigración”:
 
“Creemos que van a solucionar nuestro grave problema demográfico, pero no es así. Si tienen tantos hijos como en sus países, entonces no se asimilarán, y si se asimilan, entonces no resolverán nuestro problema demográfico”, comenta. “No me preocupa la pigmentación de mis nietos, lo importante es que no desaparezca la democracia”, ha dicho.
 
Amando de Miguel ha comenzado por señalar que “tenemos una entrada masiva de inmigrantes como consecuencia de una política lasa de en materia de Inmigración” y ha destacado que, desde el comienzo del “cambio oceánico”, ha aumentado la inseguridad en España y “hemos pasado de una sociedad homogénea a una sociedad en la que el 15 por ciento de la población son inmigrantes”.
 
Desde un punto de vista cualitativo, De Miguel ha señalado que las estadísticas sobre violencia de género son engañosas: “Nos ocultan que una gran cantidad de esa violencia de género está constituida por extranjeros. Donde hay más inmigración, hay más violencia de género”. Y ha destacado que no hay que confundir “tolerancia y permisividad”; en este sentido, el catedrático ha afirmado que “Se habla mucho de tolerancia, pero si esta no es recíproca, no funciona”.

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