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Ehud Olmert "fracasó de forma dramática" en la Guerra contra Hezbolá

El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y el ex ministro de Defensa, Amir Peretz, y el ex jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, "fracasaron de forma dramática" en la gestión de la Segunda Guerra del Líbano, dañando de forma irresponsable  "la retaguardia", según reza un informe del Supervisor del Estado, Micha Lindenstrauss. Denuncia, además, que la fuerza fuese "reactiva -no iniciada- y parcial, inapropiada y, en algunos (casos), llevada a cabo con significativo retraso".

El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, y el ex ministro de Defensa, Amir Peretz, y el ex jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, "fracasaron de forma dramática" en la gestión de la Segunda Guerra del Líbano, dañando de forma irresponsable  "la retaguardia", según reza un informe del Supervisor del Estado, Micha Lindenstrauss. Denuncia, además, que la fuerza fuese "reactiva -no iniciada- y parcial, inapropiada y, en algunos (casos), llevada a cabo con significativo retraso".
L D (EFE) Estos tres responsables y el comandante de la retaguardia, Yitzhak Gershon, fallaron con estrépito "en el proceso de toma de decisiones, evaluación y estimación de su manejo del frente interno", denuncia el documento, de unas 582 páginas.
 
"Los líderes estatales invirtieron la mayoría de sus esfuerzos en combatir en el Líbano, en vez de manejar la retaguardia, que sufrió grandes daños desde los primeros días de la guerra", apunta Lindenstrauss, jefe de la Oficina de la Auditoría del Estado.
 
Hubo, agrega, una "total laguna en la razón" de las autoridades israelíes en la gestión del conflicto, en el que murieron más de 150 israelíes y de 1.000 libaneses, en su mayoría civiles.
 
"La conducta del primer ministro, los ministros y los organismos responsables fue, en la mayoría de los casos, reactiva -no iniciada- y parcial, inapropiada y, en algunos, llevada a cabo con significativo retraso", según el estudio.
 
Lindenstrauss considera que estos "severos fallos" han "erosionado la capacidad de la retaguardia para salvaguardar a la población civil durante una guerra".
 
"En vísperas de la guerra -relata-, el Gobierno recibió evaluaciones de los organismos profesionales, según las cuales era más que posible que la retaguardia sufriera e incluso se mencionaba la amplitud del daño".
 
El Gobierno, sin embargo, "no evaluó la situación hasta el 30 de julio de 2006", veintiún días después de su inicio y a sólo trece de su final, expresó.
 
"Esta conducta dejó un vacío en la gestión del Frente Interno y expuestos, vulnerables e indefensos a los residentes del norte de Israel -donde caían los cohetes katiushas de Hezbolá- durante el periodo más difícil", añadió.
 
El desquite de Olmert
 
Olmert calificó como "superficial" y "tendencioso" el informe del Supervisor del Estado. Lo hizo en un comunicado enviado por la Oficina del Primer Ministro israelí en el que se considera que el objeto de dicho estudio es "generar titulares en los medios y no refleja la esencia del informe. El Supervisor apunta en todas las direcciones para obtener atención y crear eco en la opinión pública".
 
Incluso, intenta, desquitarse de su responsabilidad presidencial alegando que "sólo llevaba dos meses en el poder cuando estalló la guerra". Critican que se centre "en arrojar dardos contra el Gobierno de Olmert (...) en lugar de preguntarse por qué esos problemas fundamentales no se resolvieron a lo largo de 12 años".
 
La ministra de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, aspirante a suceder a Ehud Olmert en el cargo, se mostró más benevolente con su superior y consideró en una rueda de presa conjunta con el jefe de la diplomacia europea, Javier Solana, que el primer ministro no debe renunciar.
 
Sin embargo, cuando hace tres meses se presentaron las conclusiones de la Comisión Winograd sobre la Segunda Guerra del Líbano, en la que se señalaba a  Olmert, Peretz y Halutz  como responsables de la guerra, la jefa de la diplomacia israelí animó al lider del Kadima a que presentase su dimisión.
 
 

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