L D (EFE) La Escuela, para niños de 0 a 3 años, dispone de unas cuarenta plazas, en unas modernas instalaciones en las que los pequeños aprenden, principalmente, a relacionarse con otros niños, y todo aquello que les hará afrontar con más soltura las primeras enseñanzas obligatorias.
La Escuela infantil reúne todos los requisitos que la hacen ser la más adecuada para la pequeña Leonor, como es la seguridad y la cercanía con su residencia.
Los compañeros de la primogénita de los Príncipes, segunda en la sucesión a la Corona por detrás de su padre, Don Felipe, en esta primera etapa escolar son niños de su misma edad e hijos de personal de tropa de la Guardia Real, aunque también hay hijos de mandos, de militares y de trabajadores de Patrimonio Nacional.
La guardería, dentro de las instalaciones que la Guardia Real tiene en el recinto del Palacio de El Pardo, se creó gracias a la colaboración del Ministerio de Defensa, que construyó el edificio, y la Comunidad de Madrid, que sufraga una tercera parte de los gastos, para fomentar la maternidad.
La Guardia Real, incluidos mandos y personal civil, cuenta con 1.800 miembros, de los que entre un quince y un dieciocho por ciento son mujeres.
La Escuela está abierta desde las 7,30 de la mañana hasta las tres de la tarde, y cuenta con cuatro educadoras, una directora, y un pediatra que acude todos los días a las instalaciones y que tiene una ficha de cada uno de los alumnos, para su seguimiento total. Además, dispone de personal de cocina (los alimentos de los niños se elaboran allí mismo) y de limpieza, de acuerdo con los datos que se facilitaron en el momento de su apertura.
También los hijos de los Reyes, el Príncipe y las Infantas Elena y Cristina, fueron al colegio Santa Elena de Madrid antes de comenzar sus estudios de Enseñanza General Básica, Don Felipe en el Centro Santa María de los Rosales desde los cuatro años y las Infantas en el de Nuestra Señora del Camino.
Doña Elena también hizo que sus dos hijos, Felipe Juan Friolán y Victoria Federica, fueran a la guardería de Madrid en la que ella trabaja, y Doña Cristina hizo lo propio con los suyos en Barcelona, en donde tiene su residencia.