Menú

La Federación empieza a estar harta de los arrebatos de Luis Aragonés

Lejos de apaciguarse, los ánimos se caldean en el seno de la Federación Española de Fútbol (RFEF) después de los últimos arrebatos de Luis Aragonés. Al corte de mangas que dedicó a Marchena y Juanito, se unen ahora un plante a los medios de comunicación tras la victoria ante Letonia (2-0) y un viaje de regreso por carretera, aislándose del grupo que volvió en avión. La Federación no puede sancionarle, pero lo cierto es que empieza a estar bastante harta de estos gestos.

Lejos de apaciguarse, los ánimos se caldean en el seno de la Federación Española de Fútbol (RFEF) después de los últimos arrebatos de Luis Aragonés. Al corte de mangas que dedicó a Marchena y Juanito, se unen ahora un plante a los medios de comunicación tras la victoria ante Letonia (2-0) y un viaje de regreso por carretera, aislándose del grupo que volvió en avión. La Federación no puede sancionarle, pero lo cierto es que empieza a estar bastante harta de estos gestos.

(Libertad Digital) A punto de afrontar el tramo decisivo de la clasificación a la Eurocopa, la selección española ofrece un panorama preocupante, presa de las decisiones de un entrenador que se siente acorralado y en el punto de mira de la mayoría de los aficionados. El partido contra Letonia, que debía tener un efecto balsámico, ha terminado por desencadenar la crisis. Ni el 2-0, ni la derrota de Irlanda del Norte en Islandia, que da a España el segundo puesto del grupo, han servido para apaciguar el entorno de la equipo, ni para serenar a Luis, empeñado en la idea de que hay una campaña en su contra. El técnico se ha sentido perseguido durante esta semana de concentración.

Primero fue la polémica por el corte de mangas que dedicó a los defensas Marchena y Juanito, por el poco interés con el que escuchaban sus correcciones. Contra la evidencia de las imágenes, Aragonés defiende la teoría de que nunca dio ese corte de mangas a los jugadores ("Mi cabeza no lo hizo"), porque, en realidad, no hubo más polémica que la que, a menudo, levanta la vehemencia con la que se expresa. Fue tras el empate en Reikiavik ante Islandia (1-1), sin embargo, cuando se precipita la tormenta. El técnico consideró, entonces, que la selección había desaprovechado una ocasión para asegurar la clasificación por no atender a sus instrucciones y los jugadores admitieron que se sintieron perdidos, sin saber cómo reaccionar, porque Islandia propuso un juego totalmente distinto al que habían previsto.

La reunión que mantuvieron los dos capitanes, Iker Casillas y David Albelda, con el entrenador, lejos de servir para aclarar posturas, aumentó el desconcierto, al enviar ambas partes mensajes contradictorios. Mientras los jugadores sugerían que fue Aragonés el que solicitó una reunión que duró unos 40 minutos, el seleccionador afirmaba que ésta se produjo a petición de los capitanes, que no fue especialmente importante, ni sobrepasó los 25 minutos.

Trasladado todo a la luz pública, Luis se siente acorralado, convencido de que se tergiversa la realidad y, en la conferencia de prensa previa al encuentro contra Letonia tararea "Vamos a contar mentiras", sin querer explicar a qué se refiere. Pero ya está dispuesto a poner fin a tanto desmán. La víspera del partido mantiene a puerta cerrada el único entrenamiento de la selección en el Carlos Tartiere, pese a los consejos de los directivos de la Federación, que apelan sin éxito a la cantidad de jóvenes aficionados que quieren ver a sus ídolos en una ciudad que se ha visto abocada a presenciar fútbol de Tercera División. El día del encuentro ya tiene tomada una decisión por la mañana. En respuesta a lo que considera una campaña de acoso y derribo, Aragonés planea no hablar si España, como está previsto, gana y hacerlo para dar la cara en caso contrario.

Durante el partido va un paso más allá. Primero, deja en la grada al delantero del Espanyol Luis García, el único jugador de la selección nacido en Oviedo, a costa de quedarse sin atacante netos en el banquillo, no da la titularidad a Andrés Iniesta, aclamado como el "héroe" de los últimos partidos, y, finalmente, sustituye a otro asturiano, David Villa, a los tres minutos de comenzar el segundo tiempo, con lo que solivianta a la grada, que la toma con Fernando Torres, porque considera que debía ser el sustituido.

Concluido el encuentro, se niega a comparecer ante la prensa, pese a una nueva petición de la Federación y, tras hablar brevemente en el vestuario con el presidente, Ángel Villar, abandona el estadio. Esta actitud provoca malestar en la Federación, porque pone a ésta en un compromiso, en el momento menos adecuado, cuando mantiene un pulso con el Consejo Superior de Deportes para no adelantar sus elecciones y se enfrenta a la presión del fútbol catalán, que quiere disputar un partido con su selección un día después del que jugará España en Dinamarca. En ningún momento, según fuentes federativas, plantea su dimisión, simplemente, no quiere hablar a la prensa para que no se malinterpreten sus palabras, según afirma durante un segundo encuentro que mantiene ya en el hotel con los directivos.

Además, después de ser abroncado por los aficionados a su llegada al hotel sopesa la idea de no volver a Madrid en el avión que traslada al grupo. Para evitar una reacción que no está muy seguro de controlar, ante el previsible acoso de los medios, Aragonés emprende el trayecto de vuelta por carretera. Como la concentración oficial concluye a las 24.00 horas del miércoles, no está obligado a desplazarse en el avión que devuelve a Madrid a Armando Ufarte, su ayudante y a cinco jugadores (los madridistas Iker Casillas y Sergio Ramos, los atléticos Mariano Pernía y Pablo Ibáñez y el bético Juanito). Esta decisión también pilla por sorpresa a varios miembros de la Federación.

A un mes de lo que para España supone una final; el partido contra Dinamarca que puede darle prácticamente la clasificación o meterle en apuros, la selección se encuentra en la encrucijada: con los datos en la mano es la mejor del mundo en 2007 (siete victorias y un empate), pero transmite una alarmante sensación de crisis, de que el final anticipado del ciclo de Aragonés depende, tan sólo, de que el técnico o la Federación decidan dar un paso adelante.

 

Temas

En Deportes

    0
    comentarios