España supera a una marrullera Grecia y a los árbitros para meterse en la final (82-77)

(Libertad Digital) Se sufrió de lo lindo, más que nunca hasta ahora, pero se ha cumplido el objetivo: España jugará la final del Eurobasket tras superar a una selección griega que se ha empleado con mucha dureza y que, gracias al buen hacer de Spanoulis (24 puntos), estuvo a tiro de darle un disgusto a los actuales campeones del mundo. Cuando peor lo pasaban, los chicos de Pepu Hernández tiraron de la casta y fe que les caracteriza para salir del atolladero en el que se habían metido. Y lo hicieron merced al trabajo de Pau Gasol y Juan Carlos Navarro, cuya conexión a buen seguro dará mucho que hablar la próxima temporada en Memphis.

 

Porque Panagiotis Giannakis, el técnico griego, planteó el partido con el objetivo prioritario de rebajar la anotación de España, de asfixiarle en cada ataque y obligarle a moverse en ataques largos. Grecia llegaba algo mermada físicamente después de haber ganado -y de qué forma- su partido de cuartos de final un día antes ante Eslovenia, pero también lo hacía con la moral por las nubes. Chatzivretas trató de amargarle la noche a Rudy Fernández. Le agarró de la camiseta, le puso la nariz a un milímetro de la cara y tuvieron más que palabras. La tensión se cortaba con un cuchillo en la pista del Palacio de los Deportes de Madrid. España sabía que los griegos iban a recurrir a todas sus artimañas, esa marrullería tan característica suya.

 

Los primeros ataques españoles apenas encontraron huecos. Cuando las cosas se ponen así, se encomendó el equipo a Pau Gasol. El ala-pívot de los Grizzlies y un impresionante Calderón airearon las cargas sobre el aro heleno y España mandó un mensaje de superioridad a los hasta ahora campeones europeos. Calderón surgió cuatro veces en el arco y metió tres triples en el primer cuarto. Pero el conjunto heleno reaccionó con inteligencia. Sin renunciar a la intensidad delante de su aro, dejó aparte el embrollo para centrarse en hilar buenas ayudas, cerrar espacios y hacerse valer con rectitud. España también imprimía mucha fuerza frente a las cargas griegas. Con todo, muchas acciones griegas merecedoras de la falta pasaron al limbo por la escandalosa ayuda arbitral. Y España lo acusó en los prolegómenos del descanso, al que se llegó con 41-39 en el marcador.

 

El partido recordaba a la semifinal del pasado Mundobasket de Japón ante Argentina. El objetivo de complicar los ataques españoles sí era un hecho. Pau Gasol mantenía el ritmo anotador, pero por medio de tiros libres porque recibir el balón le costaba un calvario entre empujones y manotazos. Entre tanto, Spanoulis alimentaba los números griegos con seis puntos en otros tantos minutos del tercer cuarto. Tanto que llegó a poner por delante a su equipo (47-49). Navarro recobró la ventaja inmediatamente desde la línea de 6,25 metros (50-49). Y los triples empezaron a volar en ambas canastas. Daba Navarro (55-55) y replicaba Vasilopoulos (55-58, m.29). Diamantidis golpeó a la 'Bomba' en pleno vuelo hacia el aro. No se oyó ningún silbato. Pero, claro, Diamantidis fue a buscar el enfrentamiento, a ponerle un cebo delante de la cara. Se montó un tumulto, pero España tampoco picó.

Quedaba el último cuarto con 59-60 en el luminoso. Navarro, tras un sensacional contragolpe llevado por Calderón, se paró en el arco y la clavó (62-60). Entonces fue el turno para la marrullería de Tsartsaris, que golpeó furtivamente a Calderón al albur de un bloqueo. Le pitaron antideportiva. Garbajosa transformó los dos tiros libres de la alevosa falta del pívot griego (64-60, m.32). España peleaba frente a la Grecia más marrullera. Lo más estremecedor es que había más personas sobre la pista que querían sacar de quicio a los campeones del mundo. Rudy recibió una técnica que puede hacer historia en el baloncesto. Fue golpeado con claridad por Vasilopoulos y uno de los árbitros marcó una infracción, pero no la falta, sino una técnica al jugador español.

Todo eran zancadillas. Calderón sorteó unas cuantas para anotar una bandeja... y Navarro también. España seguía en pie le pesara a quien le pesara. Su coraje hizo posible que Pau matara un balón dentro del aro, Jiménez barriera el suelo para rozar un balón y sacar un contragolpe de manos de Calderón y que el equipo de Pepu sacara la cabeza a flote (74-68, m.39). España aún debía remachar el enorme derroche de corazón y talento efectuado a lo largo de un partido infernal. Los lanzamientos y los tiros libres perforaban el aro griego, pero los de Panagiotis Giannakis no cejaban en su empeño (78-76 a 17 segundos para el final). Lo completaron en dos tiros libres de Garbajosa y una perdida de balón de Papaloukas diez segundos por delante del final (82-76). Al final, España hizo valer su superioridad, sobre Grecia y también sobre una panda indeseable que dicen llamarse "árbitros" y logró con todo merecimiento el pase a la final.