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La Policía halló la tarjeta de móvil de un español en la casa de los hermanos de El Chino

En el registro efectuado en la casa de los hermanos de Jamal Ahmidan, El Chino, la Policía encontró diversos efectos, incluidas algunas tarjetas telefónicas. El análisis de las transcripciones telefónicas que obran en el sumario revela, sin embargo, que una de esas tarjetas telefónicas aparecidas en esa casa no pertenecía a los hermanos Ahmidan, sino a un español cuya identidad no ha sido aclarada durante la instrucción sumarial, sin que exista una explicación oficial de cómo pudo esa tarjeta llegar a parar al lugar donde la Policía la encontró.

En el registro efectuado en la casa de los hermanos de Jamal Ahmidan, El Chino, la Policía encontró diversos efectos, incluidas algunas tarjetas telefónicas. El análisis de las transcripciones telefónicas que obran en el sumario revela, sin embargo, que una de esas tarjetas telefónicas aparecidas en esa casa no pertenecía a los hermanos Ahmidan, sino a un español cuya identidad no ha sido aclarada durante la instrucción sumarial, sin que exista una explicación oficial de cómo pudo esa tarjeta llegar a parar al lugar donde la Policía la encontró.
LD (Luis del Pino) Como ya es conocido, una de las casualidades que jalonan la investigación oficial de los atentados del 11-M es el hecho de que los teléfonos de tres de los personajes mencionados en la trama estuvieran intervenidos con anterioridad a los atentados. Se trata, en concreto, de los teléfonos de Abdelilah Ahmidan, hermano de uno de los suicidas de Leganés; de Lotfi Sbai, amigo y colaborador del imputado Rafá Zouhier; y de Otman el Gnaoui, otro de los imputados que ha sido recientemente juzgado en la Casa de Campo.
 
Las transcripciones telefónicas correspondientes constan dentro del sumario del 11-M. A través de esas transcripciones nos enteramos, como ya informaron los medios de comunicación, de que el hermano de Jamal Ahmidan realizaba operaciones de tráfico de drogas con un misterioso personaje español que se hacía llamar José Urrutia, que vivía fuera de Madrid (posiblemente en Valladolid) y que, según consta en las cintas grabadas por orden judicial, realizaba viajes al País Vasco "por razones políticas".
 
En concreto, las conversaciones del sumario revelan los detalles de una operación de supuesta compraventa de droga que tuvo lugar en Madrid entre los días 5 y 7 de febrero de 2004, un mes antes del atentado del 11-M.
 
En esa operación participaron Abdelilah Ahmidan, el tal José Urrutia y su cuñado, al que las conversaciones telefónicas grabadas identifican con el nombre de Antolín. Además, los listados telefónicos señalan la existencia de diversos contactos entre José Urrutia y su cuñado, por un lado, y Otman El Gnaoui y dos de los hermanos de Jamal Ahmidan, por otro.
 
Algunas de las acusaciones personadas en la causa solicitaron en su día al juez Del Olmo que se identificara y tomara declaración al tal José Urrutia, para tratar de aclarar sus conexiones con el entorno de Jamal Ahmidan y el motivo de esos viajes "por razones políticas" al País Vasco, pero el juez instructor del 11-M rechazó repetidamente la pretensión de las acusaciones.
 
Tal como se desprende de las cintas grabadas y de los listados de llamadas aportados por las operadoras telefónicas, el mencionado José Urrutia utilizaba el teléfono móvil 619350566, mientras que su cuñado Antolín empleaba el 654641456.
 
Y es precisamente el número de esas tarjetas telefónicas el que viene a lanzar la sombre de la duda sobre los registros efectuados a los imputados del 11-M, porque se da la circunstancia de que la tarjeta con número 654641456 aparece consignada en el propio sumario del 11-M como una de las que aparecieron al registrar la casa de los hermanos de Jamal Ahmidan, en la C/ Aceuchal de Madrid. En concreto, el registro menciona que en esa casa aparecieron dos tarjetas con los números 675312483 y 654641456.
 
¿Cómo es posible que apareciera en el registro de la casa de los hermanos de Jamal Ahmidan una tarjeta que no les pertenecía a ellos, sino a un español que, para más señas, no tenía domicilio en Madrid? ¿Quiénes eran esos dos cuñados, José y Antolín, y qué "razones políticas" podían ser ésas que les obligaban a viajar al País Vasco?
 
A medida que se profundiza en el sumario, la trama telefónica que constituía el nexo de unión entre los distintos elementos supuestamente implicados en los atentados parece cada vez más artificial: teléfonos de suicidas que siguen operando después de fallecido su supuesto dueño, tarjetas que aparecen en la casa de personas que no son sus dueños, falsas llamadas de despedida desde el piso de Leganés, atribuciones de titularidad de teléfonos incorrectas o malintencionadas, falsificación de datos contables para cuadrar la historia de la compra de los terminales telefónicos... Como tendremos oportunidad de comprobar próximamente, esa trama telefónica reserva todavía muchas sorpresas.
 

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