(Liberad Digital- EFE) Es una historia que se repite. Un dejá vu. Era un frío 21 de noviembre de 2006, cuando el también falangista y ministro de Industria, Pierre Gemayel, murió asesinado por tres hombres armados que le acribillaron a tiros junto a dos de sus guardaespaldas.
Diez meses más tarde, su compañero de filas Antonie Ghanem sufría el mismo destino a un kilómetro de donde el padre de Pierre Gemayel, el ex presidente Amin Gemayel, reside. Debido de hecho a la cercanía del lugar del atentado y el domicilio del ex presidente que en un primer momento de confusión se pensó que el blanco del atentado pudiera haber sido Amin Gemayel.
Lamentablemente, Ghanem se convierte en la segunda víctima política cristiana y antisiria en menos de un año. En junio de 2007 otro destacado diputado cristiano, Walid Eido, murió en un acto terrorista. En aquella ocasión, un coche bomba explotó al paso de su vehículo cerca de una playa beirutí quitándole la vida a él y a nueve personas más.
En la lista de las figuras públicas que se han atrevido a criticar a Siria en el Líbano con un triste final, se encuentra también el diputado y periodista cristiano Yibran Tueini quien murió junto a tres personas más en otro atentado en diciembre de 2005, crimen perpetrado, a su vez, con coche bomba.
También hay que recordar periodista Samir Kasir (muerto en junio de 2005), el líder comunista Georges Hawi (muerto el mismo mes) y la periodista May Chidiac (herida grave por una bomba lapa en su vehículo en septiembre de 2005).
Igual que el ex primer ministro Rafic Hariri, cuya muerte junto a 23 personas en febrero de 2005, se convirtió en uno de los atentados más impactantes en la historia reciente del Líbano que está bajo la sombra de Damasco. Y cuya investigación divide enormenten a la ya de por sí fracturada sociedad libanesa.