L D (Agencias) En una entrevista publicada en la revista de la Fundación de Víctimas del Terrorismo y recogida por Europa Press, Ayesa recordó que el envío de cartas de extorsión a los empresarios no cesó durante el periodo de alto el fuego y que incluso se ha incrementado durante los últimos meses después de su ruptura, "pidiendo hasta 400.000 euros en algunos casos".
Ayesa insistió en que el periodo de alto el fuego no significó la desaparición de la extorsión a los empresarios y recordó que a los pocos días de su anuncio se recibieron las primeras cartas de chantaje fechadas en marzo de 2006. Además, añadió que las misivas se han mantenido desde entonces durante "prácticamente todos los meses" hasta la actualidad.
En este contexto, censuró que la organización terrorista trate de "imponer sus ideas" mediante "el chantaje y el terror" a un sector que, según defendió, "su único objetivo es generar riqueza y actividad económica" y criticó que la "perversidad" que la organización terrorista emplea en los envíos "trata de crear una situación de preocupación y miedo en la sociedad".
Molesta a los políticos
El presidente de la Confederación de empresarios navarros trasladó también sus críticas "al nivel político" y lamentó que la denuncia de la existencia de cartas de extorsión estuvo acompañada "del intento de descrédito por parte de los estamentos oficiales", que llegó a tacharles de "mentirosos" en un intento de "obviar esta circunstancia".
A su juicio, éste es un asunto que "molesta" a los políticos, algo que, según indicó, podría justificar que se haya "negado" la existencia de cartas de extorsión "de forma reiterada". Además, criticó que los empresarios no hayan recibido públicamente "una sola muestra de firmeza y solidaridad por parte de las autoridades nacionales".
Ayesa reconoció que existen empresarios que acceden al "chantaje" terrorista, aunque "en unas zonas más que otras", y defendió que "nadie lo hace de forma voluntaria" sino "por miedo, por la inseguridad que produce y por la presión del ámbito en que se desenvuelve". Por ello, defendió que "quien cede al chantaje se está equivocando" y subrayó que pagar es "penal, ética y moralmente condenable".
"Desde luego si alguien paga por colaborar con la banda, cuestión que dudo, debe recibir el rechazo más radical y absoluto del resto de los empresarios y de la sociedad –continuó–. Debe saber que pagando colabora directamente a la acción terrorista y a los procedimientos inmorales empleados por la mafia etarra".