(Libertad Digital) Artículo entre incendiario y sarcástico de Pascual Maragall en El Periódico de Cataluña, tres días después de que anunciase que se ha dado de baja en el PSC.
Bajo el título de Buena salud política, el ex presidente de la Generalidad maneja con habilidad el registro irónico para lanzar algunos mensajes relevantes y alguna que otra carga de profundidad dirigida a sus ex compañeros.
Maragall confirma que no se retira, como probablemente les gustaría a los dirigentes socialistas.
Todo lo contrario: para poder seguir gozando de "buena salud", Maragall considera útil "no perder nunca el interés ni por el sexo opuesto o preferido ni por la posibilidad de cambiar los partidos políticos para hacerlos más abiertos, más limpios y financiados con transparencia, con elecciones primarias y varios candidatos a la presidencia, como está pasando en EEUU".
Maragall toma como ejemplo a Rutelli, el líder de la nueva izquierda italiana, que empezó luchando "contra los escándalos de la tangentópolist de los años de Craxi y otros". Misil de profundidad contra uno de los referentes del socialismo español.
"Por esto, también por esto", subraya Maragall, "me gusta el Partido Demócrata, a cuyo nacimiento asistimos con Josu Jon Imaz hace un año, justo cuando me fui, y que ahora ha hecho su lanzamiento definitivo, al que asistí, en Roma y en Torino, el fin de semana pasado. Por esto, en el año 1998, registré el Partit Catalá d'Europa ante el notario de Tarragona. Veremos qué da de sí aquella idea".
Maragall se toma con buen humor su condición de ex y su reputación de heterodoxo. Mira hacia atrás en el tiempo y ve sus tres años al frente de la Generalidad como si fuera un "trancazo" o gripe, "con una tensión constante, con la batalla contra las prácticas habituales de financiación de los partidos (el famoso 3 por ciento que finalmente ha resultado ser bastante más alto), con la batalla del Estatut, con los partidos (y el país) poco acostumbrados a gobiernos de coalición..."
Recuerda, además, que el Gobierno de Rodríguez Zapatero primero "soñaba un pacto con los nacionalistas" y que luego "vio desde el primer momento que el Estatut de Catalunya ponía en juego su propia estabilidad y hubiera preferido un president más obediente (¡y ahora que lo tienen no es tan obediente como se pensaban!).
Maragall recomienda la lectura de un libro de próxima aparición, y que él ya conoce, escrito por algunos de sus colaboradores, sobre sus tres años como presidente de Cataluña. Dice que él lo habría titulado 1.000 días con P.M. o El Túrmix. Es "excelente", dice del libro. "Me podría ahorrar hacer una parte de las memorias... Aunque entonces mi editor me mataría", bromea, dando a entender que está escribiendo su propio relato de su vida política.
Además de por relanzar el Partido Demócrata, Maragall cuenta en este artículo que está interesado en "poner a este país al nivel de América en materia de excelencia médica y hospitalaria". Cree que la industria farmacéutica y los centros hospitalarios de Cataluña pueden aspirar a estar entre los excelentes del mundo. "Si Catalunya no espabila en sectores punteros, habremos perdido el tren que más nos conviene", advierte.
"Estamos condenados, en el buen sentido de la palabra, a vivir de la búsqueda y los servicios adelantados, de la creación cultural y del interés que despiertan por todas partes nuestras editoriales y nuestro arte, como he podido comprobar recientemente en Francfort".
Montilla no es "tan obediente"
Por su parte, el ex presidente de la Generalidad ha opinado que el jefe del Ejecutivo catalán, José Montilla, no es "tan obediente" como se pensaba el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque sí reconoce que lo es más de lo que él lo fue.
Según Maragall, el Gobierno "hubiera preferido un presidente más obediente", aunque agrega que "ahora que lo tienen no es tan obediente como se pensaban".