LD (V. Gago) El autor ha estado presente durante el acto de apoyo y denuncia convocado por tres de los editores independientes más destacados de la corriente liberal-conservadora.
Pío Moa ha expuesto evidencias de "una involución democrática en curso", que pretende "la sustitución del libre debate intelectual por campañas de descalificación personal, la aplicación de la censura y el silenciamiento en la mayor parte de los medios de comunicación de masas, peticiones de cárcel o incitaciones al asesinato", como las realizadas por Santiago Carrillo, Alfonso Guerra o María Antonia Iglesias (periodista, antigua jefa de los Servicios Informativos de TVE en la última etapa de los Gobiernos de Felipe González).
Los editores Javier Ruiz Portella (Áltera y revista El Manifiesto), José Miguel Oriol (Ediciones Encuentro) y Álex Rosal (Libros Libres y revista Chesterton) se han manifestado conjuntamente a favor de la libertad intelectual.
Los tres han advertido contra "campañas de acoso y persecución" como las sufridas por Pío Moa. No es el único autor sometido al hostigamiento y el intento de censura por parte de la izquierda. En la misma línea, se persigue últimamente también a César Vidal y a Federico Jiménez Losantos, igualmente críticos con el Gobierno de Rodríguez Zapatero y la visión sectaria de la Historia de la II República y de la Guerra Civil, que ha inspirado la llamada Ley de la Memoria Histórica.
Pío Moa destacó que las tendencias censoras de la izquierda instalada en el poder político y cultural "ha alcanzado el paroxismo" con ocasión de la publicación de Años de hierro, en el que "se ofrece una versión de la represión franquista muy distinta de la que el Gobierno intenta oficializar y utilizar políticamente. Tales campañas", sostuvo Moa, "no extrañan en unos políticos, intelectuales y periodistas que reivindican por Ley a los partidos totalitarios del Frente Popular, ensalzan a los chequistas y denigran a las víctimas inocentes del franquismo".
Moa añadió que "la Prensa y los intelectuales decentes debieran reaccionar con energía, porque no se trata de un problema personal, sino de una amenaza general, de la que son muestras el acoso a [Francisco José] Alcaraz y a [Federico] Jiménez Losantos para conseguir silenciarlos, el socavamiento continuo de la independencia judicial o los procesos de paz con los criminales etarras a costa del Estado de Derecho".
Para el popular autor, en este contexto, resulta "normal la Ley del silencio que intenta aplicar asu caso El País o las grandes cadenas de televisión, que de hecho, colaboran en la degradación de la democracia".
Denunció, además, "la complicidad en el silenciamiento" de las campañas contra periodistas, historiadores y escritores críticos con el Gobierno socialista, por diarios como El Mundo, ABC, La Razón, o La Vanguardia".