L D (EFE) El Barcelona pretende reencontrarse definitivamente con el nivel de juego de antaño, de ahí que el entrenador, Frank Rijkaard, celebrara el emparejamiento con el Sevilla. La Copa ha recobrado su importancia después de la aparente autoridad que ha demostrado el Real Madrid en la Liga.
El duelo entre el Sevilla y el Barcelona echará el cierre a la sesión del miércoles, en la que se disputará el grueso de los encuentros de ida. Comenzará a las diez de la noche, una vez que los otros cinco encuentros (Zaragoza-Racing, Betis-Valencia, Getafe-Levante, Recreativo-Villarreal y Athletic-Espanyol) hayan completado sus enfrentamientos.
Entre ellos, el duelo entre 'leones' y 'periquitos' también acumula razones para la atención. El cuadro vasco, en horas bajas, es el equipo copero por tradición, a pesar de que el Barcelona superó hace unos años el número de éxitos de los norteños. El Espanyol, sin embargo, pretende repetir, al menos, la condición de finalista de la que dispuso el pasado curso. Está imparable en la Liga el bloque de Ernesto Valverde, asentado en el tercer puesto y único capaz, en principio, de acechar el dominio de madridistas y barcelonistas.
El jueves se echará el cierre a la primera parte de los choques con los duelos que tienen al Atlético de Madrid y al Real Madrid entre sus protagonistas. El conjunto rojiblanco siente un especial gusto por este torneo que aspira a conquistar. Suele ser habitual, en los últimos años, a las grandes citas coperas. Ha encontrado el equilibrio en el curso y pretende progresar tras superar al Valladolid.
Para el Real Madrid, que cerrará los encuentros de ida, la Copa es ya una asignatura pendiente. Un torneo que no gana desde hace quince años, en 1993, con Benito Floro en el banquillo y la 'Quinta del Buitre' sobre el terreno de juego. A pesar de que apunta preferentemente a la Liga, que domina con soltura, y la Liga de Campeones, pretende cuanto antes romper el maleficio. El Mallorca es el rival.