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Tertsch, Bardají, Mauricio Sánchez y Calduch analizan en LDTV el caos paquistaní

Tras el asesinato de Benazir Bhutto, el 27 de diciembre, Pakistán se situó en el peor de los escenarios para recibir el 2008. El hecho de que sea una potencia nuclear amplifica sobremanera los efectos perversos que su inestabilidad pueda generar en el globo e incrementa el interés de la comunidad internacional en la zona. Es lo que constataron Hermann Tertsch, columnista de ABC; Rafael L.Bardají, director de Política Internacional de FAES; Mauricio Sánchez, redactor jefe de Internacional de La Razón; y Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales de la UCM en Debates en Libertad de LDTV. VEA AQUÍ EL PROGRAMA

Tras el asesinato de Benazir Bhutto, el 27 de diciembre, Pakistán se situó en el peor de los escenarios para recibir el 2008. El hecho de que sea una potencia nuclear amplifica sobremanera los efectos perversos que su inestabilidad pueda generar en el globo e incrementa el interés de la comunidad internacional en la zona. Es lo que constataron Hermann Tertsch, columnista de ABC; Rafael L.Bardají, director de Política Internacional de FAES; Mauricio Sánchez, redactor jefe de Internacional de La Razón; y Rafael Calduch, catedrático de Relaciones Internacionales de la UCM en Debates en Libertad de LDTV. VEA AQUÍ EL PROGRAMA
(Libertad Digital) “El peligro real es que los elementos de seguridad del arsenal nuclear son muy bajos y los sistemas que impiden que componentes nucleares y cabezas nucleares puedan ser utilizados por personas no autorizadas en Pakistán no están desarrollados con el grado suficiente”, explicó Rafael L. Bardají fundador y analista del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES).
 
En cualquier caso, los expertos reunidos en el programa de Debates en Libertad: “Pakistán, ¿hay solución?” tacharon de “imposible” neutralizar las capacidades nucleares del país asiático y remarcaron que la amenaza no reside en el arma nuclear en sí sino “en las manos” de quien la posea. Debido a la importancia de esta cuestión, el redactor jefe de Internacional de La Razón insistió en que “buena parte de la ayuda norteamericana y de los equipos que trabajan en el país es precisamente vigilar esas armas”.
 
En el análisis de los cuatro invitados estuvo muy presente la situación actual de Afganistán con el resurgir de los talibanes y el papel de los cultivos de opio tras la guerra de 2002. Hermann Terstch recordó que “los británicos fueron los únicos que se mostraron su disposición a acabar con el opio”, mientras que el resto de países que integran la fuerza multinacional de la OTAN desplegada  en la zona se negaron a realizar labores de contra narcotráfico.
 

 
 
 
De cara a los comicios aplazados para el próximo 18 de febrero, Tertsch consideró que la situación en Pakistán estará “tan inestable como el día 8 de enero” fecha prevista inicialmente. El catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Calduch, extrapoló las elecciones al “gran debate” abierto Pakistán.
 
“Un debate entre la institución militar como principal instrumento del estado pakistaní, entre la sociedad civil representado por los Bhutto y Nawaz Sharif y los sectores fundamentalistas”. Para el catedrático de Relaciones Internacionales si los partidos políticos no asumen su responsabilidad tras las legislativas, el ejército volverá a emerger como actor principal en el país musulmán.
 
Pese al pesimismo que ha arrojado el magnicidio de Benazir Bhuttto, encargada de iniciar una normalización de Islamabad con un pacto de “reparto de poder” con el general Musharraf, Hermann Tertsch consideró que “en términos generales” después del 27-D “ha habido un alarde de sentido común entre las fuerzas internas y las externas. Todo el mundo ha sido consciente del enorme peligro que conllevaba esta situación”.
 
Mauricio Sánchez, por su parte, aseguró que desde “el punto de vista político-estratégico, no sobre la calle que es muy complicada la situación” la desaparición de la líder del PPP introduce grandes oportunidades. La primera es que “abre una posibilidad cierta de que Musharraf intentara llegar a un acuerdo con India y  desbloquearía una buena parte del conflicto”. Lo que para Hermann Tertsch permitiría “acabar con el doble juego” que ha estado llevando en los últimos años el general “vendiéndose como la mejor opción anti-islamista radical pero en realidad jugando con ellos constantemente”.
 
La segunda oportunidad que aparece, según explicó Mauricio Sánchez, es “una mayor la lucha contra las asociaciones islamistas, no partidos políticos, que operan en Pakistán siguiendo el modelo de Hezbolá en el Líbano o Hamas en Gaza, proporcionando ayuda y prestaciones sociales allí donde el estado no llega”. 
 
Bardaji, a este propósito, recordó que en estos días de “caos y desgobierno” se han llevado a cabo “operaciones antiterroritas muy importantes en el norte de Beluchistan, y se ha eliminado a líderes de Al-Qaeda”. El asesinato de la líder de la oposición, le ha permitido a Musharraf levantar el veto que tenía a determinadas operaciones estadounidenses en el noroeste del país, una de las áreas más radicalizadas.

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