(Libertad Digital) Un año más, el Real Madrid ha vuelto a salir airoso del Vicente Calderón (0-2), con tres puntos más para su cuenta y un paso adelante, firme, moral y efectivo, que acentúa su apabullante solvencia como dominador de una Liga que inicia la segunda mitad del recorrido con una evidente perspectiva blanca.
Ni siquiera el derbi más igualado de los últimos años, dadas las premisas de ambos contendientes, puso en evidencia la solidez del equipo de Bernd Schuster, alentado por el tanto del capitán Raúl González a los 32 segundos de partido. Al gol del madrileño se le unió otro posterior y también psicológico, obra de Van Nistelrooy al filo del descanso. Fue el mazazo definitivo para el conjunto rojiblanco, que no tumba a su máximo rival desde octubre de 1999. Una leyenda negra para el conjunto rojiblanco. Interminable en cualquier situación. Iker Casillas, que culmina la primera jornada de la segunda vuelta con 559 minutos imbatido, y los postes emborronaron los mejores momentos atléticos.
Sólo el Barcelona mantiene el tipo, aunque su distancia no baja de los siete puntos. A pesar de que el equipo de Frank Rijkaard está firmando unos guarismos encomiables. Ha ganado cinco de los seis últimos partidos. Entre medias, sólo la derrota contra el Real Madrid. De la mano de Thierry Henry tumbó a un buen Racing de Santander (1-0). El equipo de moda de Primera División, la revelación del curso, salió malparado en el duelo ante el Barça, que sobrevivió amarrado al tanto del francés en la primera mitad. Ha asumido la responsabilidad Henry, que encontró su espacio y su repercusión respaldado por el mal momento de Ronaldinho, la lesión de Leo Messi y la marcha de Samuel Eto'o a la Copa de África.
El equipo de Marcelino García, sin embargo, sigue instalado en puestos UEFA. Igual que el Espanyol. Vive el bloque de Ernesto Valverde de la excelsa racha que disfrutó durante catorce partidos, en los que no conoció la derrota. Ahora acumula dos seguidas. La última, este domingo frente a un Valladolid que rentabiliza la clarividencia de su delantero estrella, Joseba Llorente. El vasco, autor del segundo gol más tempranero de la historia de la Liga, perforó la meta del Espanyol a los siete segundos. Después marcó otro. Cinco dianas en dos partidos. El Valladolid, asentado en la séptima plaza rebosa tranquilidad para la permanencia. El postrero tanto de Marc Torrejón sólo sirvió para acortar distancias.
Está el Espanyol por encima del Valencia, donde no llega la calma ni se termina la agitación. Volvió a caer el cuadro de Ronald Koeman, sonrojado por la superioridad apabullante de su adversario, el Villarreal. El conjunto valenciano cae en picado desde que llegó el holandés. Atesora deméritos. Ocho jornadas sin ganar en las que sólo ha marcado dos goles. Ambos en un sólo partido, frente al Zaragoza. Todo han sido malas noticias para Koeman, que sólo salió airoso de su debut, ante el Murcia. Está más cerca del descenso que de Europa. Igual que el Sevilla, malparado de su visita a Getafe, donde cayó en el descuento con un gol de Cosmin Contra después de haber logrado empatar en el último minuto. Diez derrotas aúna el grupo de Manolo Jiménez, otrora el más sólido del torneo. Pero su botín a domicilio es exiguo. Sólo cinco puntos en lo que va de curso.
Y es que la pelea por la permanencia se acentúa. Desahuciado el Levante, el Deportivo no sale del pozo. Penúltimo, a cinco de la salvación, la situación deposita en el alambre la continuidad de Miguel Ángel Lotina. El Osasuna, por su parte, respira con su triunfo ante el Athletic y el Murcia se mete en el pozo tras perder en La Romareda ante el nuevo Zaragoza de Ander Garitano. La puesta en escena del técnico vasco ha supuesto aire para el conjunto aragonés, que echó el cierre a una sequía de dos meses y medio y pasa por alto la zona de descenso.
El Mallorca, después de haber dado la campanada al eliminar al Real Madrid de la Copa del Rey, no ha podido pasar del empate ante el Levante en el estadio Ciudad de Valencia, mientras que el Betis sigue sin ganar al Recreativo en su feudo, al ceder un nuevo empate en un encuentro marcado por los nervios y el miedo a perder que hubiera dejado descolgado al derrotado.