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Australia y el estado de Utah quieren evitar la pornografía en internet filtrando la red

El Estado de Utah está discutiendo una ley para promover un sello que certifique a los proveedores de Internet que filtren los contenidos pornográficos. En Australia, a pesar del fracaso de un intento anterior para evitar la pornografía en internet (que costó 116 millones de dólares), pretenden lanzar un proyecto para que sean también los operadores los que impidan el acceso a contenidos inapropiados para menores. Sin embargo, la eficacia de estas medidas está muy cuestionada.

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El Estado de Utah está discutiendo una ley para promover un sello que certifique a los proveedores de Internet que filtren los contenidos pornográficos. En Australia, a pesar del fracaso de un intento anterior para evitar la pornografía en internet (que costó 116 millones de dólares), pretenden lanzar un proyecto para que sean también los operadores los que impidan el acceso a contenidos inapropiados para menores. Sin embargo, la eficacia de estas medidas está muy cuestionada.

(Libertad Digital) Proteger a los menores del acceso a contenidos pornográficos en Internet es una preocupación común entre los padres. Pero también algunos gobiernos creen que tienen un papel que jugar. Y hay quien no confía en la capacidad de los padres para controlar lo que hacen sus hijos en internet, y opta por impulsar leyes para que sean los proveedores de acceso a Internet los que filtren los contenidos perjudiciales.

En el estado de Utah (Estados Unidos) el diputado Michael Morley acaba de presentar una propuesta según la cual los proveedores que filtren los contenidos pornográficos, de manera que no sea posible ni publicarlos ni recibirlos, obtendrán un sello de “Proveedor de Internet Responsable ante la Comunidad”. Los proveedores que consigan el sello, además de sufrir el coste que supone vigilar todo el tráfico de sus usuarios, se exponen a multas de 10.000 dólares cada vez que un cuerpo desnudo llegue a la pantalla de uno de sus abonados.

En Australia van más allá, y pretenden que el filtro anti-porno de sus proveedores de acceso a Internet sea obligatorio. En 2006, el Gobierno australiano se gastó 116 millones de dólares en proporcionar filtros para los ordenadores personales de todas las familias. El proyecto fracasó porque Tom Wood, un adolescente de 16 años, rompió la protección en solo 30 minutos.

Ahora, el Ejecutivo australiano está promoviendo un proyecto para que sean los proveedores los que implanten los filtros. El proyecto costará 89 millones de dólares y comenzará con una experiencia piloto en Tasmania. Los filtros estarán habilitados por defecto, y serán los usuarios los que deban solicitar el acceso libre a internet.

El proyecto ha suscitado críticas entre los proveedores de internet y los defensores de los derechos civiles. La implantación de filtros perjudica a la calidad del acceso a Internet y produce costes que para un proveedor pequeño pueden ser muy elevados. Además, los filtros actúan eliminando los contenidos de las webs tradicionales, pero no protegen a los adolescentes frente al acceso a contenidos inapropiados en redes sociales como Facebook o MySpace, que precisamente son más usadas por los más jóvenes.

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