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El gobernador demócrata de Nueva York salpicado por un escándalo de prostitución

El gobernador de Nueva York, el demócrata Eliot Spitzer, pidió “perdón” a su familia y a los ciudadanos en una declaración en la que no admitió preguntas después de que medios de comunicación norteamericanos le vinculasen con una red de prostitución de lujo. No hizo mención a su dimisión aunque se espera que se presente en las próximas horas.

El gobernador de Nueva York, el demócrata Eliot Spitzer, pidió “perdón” a su familia y a los ciudadanos en una declaración en la que no admitió preguntas después de que medios de comunicación norteamericanos le vinculasen con una red de prostitución de lujo. No hizo mención a su dimisión aunque se espera que se presente en las próximas horas.
(Libertad Digital) "Estoy decepcionado por no haber mantenido las expectativas que me había marcado a mí mismo. Debo dedicar un tiempo a restituir la confianza de mi familia. No voy a responder a ninguna pregunta. Muchas gracias", concluyó el gobernador de Nueva York.
 
"He actuado de un modo en el que he violado mis obligaciones con mi familia... mi sentido de lo correcto y lo equivocado".
 
La edición online del periódico New York Times, cita un colaborador anónimo del gobernador de Nueva York y asegura que éste habría admitido ante su gabinete su vinculación con una red de prostitución.
 
El gobernador demócrata, cuya gestión había destacado por su tolerancia cero contra el  crimen organizado según explica la cadena norteamericana Fox News, no hizo mención a su dimisión durante la declaración institucional aunque se espera que la presente en las próximas horas.
 
El Times informa de una conversación telefónica, en la que supuestamente Spitzer cuadra una cita con una meretriz en un hotel de Washigton en febrero. La grabación corresponde a la investigación que las fuerzas de seguridad están llevando a cabo contra el negocio de prostitución de lujo, llamado Emperors Club.
 
La noticia cayó como un jarro de agua fría entre los demócratas enfangados en plena pre campaña y en la apretada disputa de Barack Obama y Hillary Clinton. Lo cierto es que escándalos de este tipo no favorecen al partido y pueden tener un impacto entre parte de los electores. 

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