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China se compromete a compensar a las víctimas de la represión en Tíbet

Pekín se esfuerza ahora en evitar el boicot a los Juegos Olímpicos mientras Europa trata de salvar sus divisiones. El Gobierno Chino continúa con su campaña de propaganda y anuncia que se ofrece a pagar una compensación a las familias de los civiles que murieron durante las revueltas en la capital tibetana, Lhasa.

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Pekín se esfuerza ahora en evitar el boicot a los Juegos Olímpicos mientras Europa trata de salvar sus divisiones. El Gobierno Chino continúa con su campaña de propaganda y anuncia que se ofrece a pagar una compensación a las familias de los civiles que murieron durante las revueltas en la capital tibetana, Lhasa.
L D (EFE) El Gobierno chino intenta evitar que la situación en el Tibet origine el boicot a los Juegos Olímpicos de Pekín y aumenta sus esfuerzos con llamadas telefónicas a líderes extranjeros e invitaciones este fin de semana a diplomáticos a los lugares "sellados" al exterior.
 
Además, la agencia oficial Xinhua anunció que las familias de 18 víctimas mortales de la ola de violencia en Lhasa recibirán una compensación cada una de 20.000 euros. El dinero, según Xinhua, deberá ser destinado a reparar casas u negocios dañados durante las violentas protestas y las personas heridas pueden reclamar ayuda para pagar la factura sanitaria.

También, habrá créditos sin interés o subsidios para reanudar la actividad de los negocios dañados, dijo el director de la administración regional para industria y comercio del Tibet, Duan Xiangzheng.

La visita este fin de semana de 15 diplomáticos, la "troika" de la Unión Europea (UE) entre ellos (Eslovenia, Francia y Portugal), para ver en directo la destrucción causada por la violencia desatada en Lhasa desde el 10 de marzo, sigue a otra similar de periodistas extranjeros.

El esfuerzo del líderazgo comunista chino se produce cuando varios líderes europeos anunciaron que no estarán el próximo 8 de agosto en la ceremonia inaugural de los Juegos de Verano de Pekín.
 
Aún pequeño, pero en aumento, el número de líderes incómodos con la represión en Lhasa y provincias vecinas, se incrementó con el anuncio del ministro de Asuntos Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, de que ni él ni la canciller, Angela Merkel, o el ministro de Deporte, Wolfgang Schauble, acudirán a la apertura de los Juegos. Aunque Steinmeier desvinculó la decisión a la violencia en el Tibet, que las autoridades chinas dicen fue orquestada por el entorno del Dalai Lama.
 
El anuncio sorprendió en los medios diplomáticos extranjeros de Pekín, que asistían hasta ayer al bajo perfil adoptado por Alemania en la crisis ya que China "castigó económicamente" a este país europeo después de que Merkel recibiera el pasado septiembre en su despacho al Dalai Lama.
 
Aunque el primer ministro británico, Gordon Brown, dijo que acudirá a la ceremonia de inauguración y el jefe de Estado francés, Nicolas Sarkozy, presidente de la UE durante los Juegos, no ha cerrado la puerta, sus colegas checo, Vaclav Klaus, y estonio, Toomas Hendrik Ilves, así como el primer ministro polaco, Donald Tusk, dijeron que no irán.
 
Según expertos extranjeros en China, el esfuerzo diplomático del Gobierno chino se concentra en países cuyo boicot sería grave por los fuertes vínculos económicos, como EEUU, Japón o Australia. En países pequeños o con una relación bilateral no tan importante con China, el daño puede repararse mejor, destacaron.
 
El grupo de diplomáticos invitados por China recibió la invitación por sorpresa y unas horas antes de la salida hacia lugares no anunciados del Tíbet, a donde es imposible ir como turista al clausurarse los visados, lo que a su vez supone grandes pérdidas para el sector, reconocieron medios oficiales.
 
Xinhua anunció que los diplomáticos podrán visitar lugares destruidos por la violencia y hablar con víctimas de las peores protestas tibetanas anti-China de los últimos 20 años. Según fuentes occidentales, el Gobierno chino trata de probar que actuó con prudencia en lo que considera un asunto totalmente interno. Según el presidente de la Región Autónoma del Tíbet, Qiangba Puncog, que asistía en Pekín a la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP) cuando tuvieron lugar los incidentes más violentos, "la destrucción fue mayor de lo que yo me había imaginado".
 
Pekín reconoció que en Lhasa murieron 18 civiles y 2 policías y resultaron heridos 382 civiles y 241 agentes. El exilio tibetano en India cifra entre 135 y 140 el número de muertos y en 1.000 el de heridos, así como numerosos detenidos.
 
En medio de la campaña lanzada por Pekín, el Dalai Lama, líder espiritual de los tibetanos, acusó ayer a los medios de comunicación chinos (oficiales todos) de utilizar imágenes distorsionadas en sus informaciones sobre la violencia en Lhasa. Esas acciones, dijo, "pueden plantar semillas de tensión racial con impredecibles consecuencias a largo plazo".
 
Las protestas iniciadas en Lhasa el 10 de marzo y que se extendieron el día 14 a las provincias vecinas de Sichuan, Gansu y Qinhai conmemoraban el levantamiento de 1959 contra Pekín, reprimido cuando era secretario regional del Partido Comunista de China (PCCh) el actual máximo líder y presidente chino, Hu Jintao.

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