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EN LA PRESENTACIÓN DE DOS REEDICIONES DE J.S. MILL

Schwartz: "Las masas, siguiendo a los artistas, reclaman que se les dé todo gratis"

 

 
LD (V. Gago) El eslogan de la moderna forma de vida colectivista es que "toda necesidad es un derecho", según resumió este lunes Pedro Schwartz en la Academia de Ciencias Políticas y Morales. Las masas, siguiendo a sus excéntricos artistas, "han aprendido a reclamar que se les dé gratis todo".
 
Pocos saben dónde, en qué mente brotó la simiente de esa nefasta ideología que hoy modela nuestra forma de vida. Para el profesor de la Universidad San Pablo-CEU no hay duda: hay que leer a John Stuart Mill (1806 - 1873).
 
Los libros de John Stuart Mill son útiles porque explican el origen del socialismo. Pedro Schwartz y Juan Velarde presentaron este lunes al niño prodigio de James Mill –a los 13 años ya había leído los Principios... de David Ricardo– como un reformista radical, alguien que hoy se identificaría sin dudar con la izquierda roji-verde y relativista. No por casualidad, Keynes le dedicó especial atención en uno de sus amenos ensayos biográficos.
 
La Fundación ICO ha rescatado Autobiografía y Principios de Economía Política, ambos en ediciones prácticamente bibliófilas al cuidado del profesor Schwartz. Pronto saldrán también en rústica y estarán accesibles al gran público, anunció el presidente de la Fundación, Aurelio Martínez, durante la presentación de estas dos incorporaciones a la biblioteca de clásicos de las doctrinas económicas que el ICO ha creado bajo el auspicio académico del profesor Juan Velarde.
 
Pedro Schwartz describió cómo Mill se apartó del destino para el que había sido educado cuidadosamente, casi como se programa un computador, por su padre James Mill y por su amigo y mentor intelectual Jeremías Bentham.
 
Ese destino no era otro que el de propagar el utilitarismo a la generación siguiente a la de los creadores de la doctrina.
 
"Había sido educado para ser el heredero de esa escuela, basada en el ideal de procurar el máximo de felicidad al mayor número posible de personas. John Stuart Mill iba a corregir esta idea, como también el democratismo radical de su padre, para convertirse en un filósofo entre dos aguas, que inicia en muchas cosas lo moderno, pero también corrige en otras lo que acababa de pasar", comentó Schwartz sobre un autor que conoce como pocos, al que dedicó su tesis doctoral.
 
Juan Velarde definió a Mill como "un producto de su época, un producto que hoy llamaríamos reformista radical" y que Schwartz no duda en identificar con el programa de la izquierda en los países occidentales, esa izquierda roji-verde, relativista, amiga de la vida loca, de los excéntricos, de los románticos, inclinada a pregonar sus formas de vida como modelos de conducta y a financiarlas con dinero de los contribuyentes.
 
El cuidado reverencial de las minorías y de "los excéntricos", como los llamó Schwartz, en la sociedad colectivista moderna tiene su origen en el abrazo de John Stuart Mill y las ideas del Romanticismo. Su Autobiografía ahora reeditada, con traducción del profesor Carlos Mellizo –Universidad de Wyoming, USA–, desvela la influencia decisiva que la esposa de Mill, Harriet Taylor, tuvo en esa decantación ideológica y personal.
 
Para Pedro Schwartz, las ideas económicas de Mill adolecen del error típico de la socialdemocracia, tal y como la conocemos hoy. Lo explicó Velarde, durante la presentación de Autobiografía y Principios de Economía Política: "Mill pensó que un sistema económico podía producir conforme a las reglas del capitalismo y distribuir conforme a las del socialismo".
 
El socialismo llamado "democrático" en el mundo libre no ha salido de esa trampa. Se trata, dijo Schwartz en el mismo evento, de "una idea profundamente equivocada. Hay una relación directa y evidente entre producción y distribución. Si uno distribuye mal o redistribuye mediante impuestos, la gente produce menos", constató.
 
Schwartz también criticó el ideal libertario de JS Mill, expuesto en su obra más conocida, Sobre la libertad. También aquí, Mill ha desencadenado la mentalidad que da origen a "liberalismo socialdemócrata", tal y como hoy se entiende entre las élites izquierdistas de Estados Unidos y Europa.
 
Hay una contradicción insoluble en el pensamiento "liberal" o "libertario" de Mill. Él defiende la libertad de pensamiento y de crítica, pero las élites innovadoras o "excéntricas" no pueden ser criticadas por el pueblo con base en las costumbres.
 
"La crítica de la forma de vida de las élites excéntricas basada en la costumbre era, para Mill, una rémora y un freno a la innovación".
 
Por otra parte, Mill concede un rol predominante a esas mismas élites. Son éstas las que acuñan modelos de conducta, ideales de vida.
 
"Es un poco duro que hay sólo un tipo de ideal, y que éste viene indicado por la forma de vida de las élites románticas, las élites excéntricas o del sentimiento. Decir que sólo lo excéntrico es modelo, nos ha llevado a algunas de las cosas que vemos en la actualidad", sostuvo Schwartz.
 
"Hoy las masas, siguiendo a sus artistas", continuó el autor de En busca de Montesquieu, "han aprendido a reclamar que se les dé gratis todo. Toda necesidad es un derecho, se ha convertido en el eslogan de la sociedad de hoy".
 
El profesor español advirtió, una vez más, sobre algunos de los peligros de esa mentalidad inclinada a subsidiar a las minorías excéntricas. Peligros que un régimen de franca competencia y comparación entre genios creadores ayudaría a conjurar. Una forma de vida, deseó Schwartz, en el que "los fuegos fatuos del romanticismo se vieran privados de subvenciones, sería un régimen de competencia en el que sólo las verdaderas llamas del ingenio arderían".

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