LD (R. Colomer) Ninguno de los dos temas se presenta de fácil consenso como tampoco despierta gran entusiasmo entre los países europeos, sobre todo Francia y Alemania, la campaña del presidente norteamericano, George W.Bush, para favorecer la incorporación de Georgia y Ucrania a la OTAN.
En el reunión que mantuvieron hace unas semanas los ministros de Asuntos Exteriores de la Alianza Atlántica para preparar la Cumbre de Bucarest acordaron que, por el momento, Georgia y Ucrania no serían incluidas en el Plan de Acción de Adhesión a la Alianza.
Los diplomáticos europeos ven en el sucesor de Vladimir Putin, Dmitri Medvédev, su “mano derecha”, una oportunidad para reconstruir las relaciones con Moscú y creen que la tramitación de la incorporación de Kiev y Tbilisi provocaría un enojo innecesario al Kremlin.
En cualquier caso y aunque se haya sacado de la agenda la integración de Georgia y Ucrania, la Cumbre de Bucarest sigue siendo complicada puesto que los países miembros acuden con posiciones muy encontradas para abordar los dos asuntos principales.
El primero, Afganistán. Estados Unidos quiere arrancar un mayor compromiso por parte de los estados que participan en la misión de las ISAF en el país asiático para contener a los Taliban. España, por ejemplo, ya ha expresado su negativa a ampliar el número de tropas.
Los alemanes tampoco parecen inclinados a enviar un nuevo contingente. Los dirigentes americanos y británicos han intentado sin éxito que envíe nuevos efectivos al sur de Afganistán, donde se concentran los puntos calientes del país islamista, y compensen de este modo su única presencia en la zona norte, una de las áreas más tranquilas.
La canciller Merkel, sin embargo, se encuentra con un doble freno. El primero el de su Gobierno de coalición, reticente a una ampliación de efectivos y sabedor de que le puede hacer daño con este asunto, el segundo, el de la opinión pública. Un 86 por ciento de los alemanes se muestra contrario a enviar soldados a zonas de guerra.
Francia, sin embargo, probablemente anuncie un aumento de las tropas en unos 600 hombres aunque el número se antoja insuficiente. La Francia de Nicolás Sarkozy también se plantea el retorno a la Alianza Atlántica tras su salida en 1966 en la época de Gaulle.
El segundo de los temas es la ampliación de la OTAN a Macedonia, Albania y Croacia. La propuesta ha levantado ampollas en Grecia que se niega a que la República de Macedonia ingrese en la Alianza Atlántica con ese nombre. Macedonia responde a la parte norte de la península, patria de Alejandro Magno, y no quieren que se les arrebate. La resolución del conflicto podría ir por la vía de México y Nuevo México, aunque los griegos no son de fácil convencimiento.