(Libertad Digital) El Barça ha jugado uno de sus mejores partidos esta temporada y, de paso, ha lanzado varios avisos a quienes le daban por muerto: la temporada aún no ha acabado; el Manchester, de favorito nada, y la 'Champions' aún no tiene dueño. Y eso que el encuentro podía haber empezado de forma trágica para los azulgrana, cuando al primer minutos de juego, en la primera aproximación visitante al área de Víctor Valdés, Milito cometió penalti por unas absurdas manos dentro del área. Pero el indolente Cristiano Ronaldo mandó el balón al larguero. El Barça se dio cuenta entonces de que el equipo de Alex Ferguson está formado por futbolistas de carne y hueso y que incluso su estrella, probablemente el jugador más en forma del planeta, también es humano.
El equipo catalán, que había arrancado algo nervioso, respiró hondo, ahuyentó todos sus miedos y se puso a jugar, liderado por Leo Messi -siempre Messi-, con el hambre y la intensidad que le ha faltado durante tantos meses. Impuso un ritmo infernal en la presión, ahogó la salida del balón de su rival y se adueñó de la pelota de una forma insultante. Durante la primera media hora, el Barcelona demostró que creía por fin en él y, lo que es más importante, invitó a creer al público del Camp Nou, que no dejó de animar a los suyos en cada robo de balón, en cada combinación y en cada llegada al área.
El problema del Barça fue que no culminó nada de lo que intentó. Por más que puso en apuros a la defensa inglesa, que debió multiplicarse en cada jugada e incluso necesitó de la ayuda de Rooney y de Tévez para achicar balones, no logró traducir en gol, ni siquiera en una oportunidad de verdadero peligro, ninguna de sus acciones en esta primera mitad. De haber afinado un poco más en el último pase, en la definición -los tímidos remates de Eto'o, Iniesta o Deco apenas inquietaron a Van der Sar-, el Manchester podía haber quedado ya sentenciado en la primera mitad, pero la falta de concreción en los metros finales le permitió salir vivo de esa primera media hora frenética. Y así, unos minutos antes del descanso, los ingleses se fueron desperezando hasta lograr deshacerse sensiblemente del asedio de su rival, pisar algo el campo contrario y probar fortuna en un par de jugadas de Cristiano Ronaldo que acabaron en nada.
El guión del partido cambió poco en la segunda parte. El Barça, que a estas alturas del choque ya se sabía muy superior, jugó algo menos revolucionado y todavía más suelto, lo que le permitió llegar con más claridad a la meta contraria. Varios remates de Xavi desde fuera del área pusieron por fin a prueba a Van der Sar, aunque fue Eto'o quien a punto estuvo de inaugurar el marcador tras una exquisita combinación entre Messi e Iniesta al primer toque.
El Manchester dio el susto con una jugada por la izquierda de Carrick, que sentó a Márquez antes de enviar su remate al exterior de la red de la portería defendida por Valdés, pero ya no evidenciaría síntoma alguno de mejora, superado por la increíble atmósfera del Camp Nou y la insultante superioridad del rival, hasta el final del encuentro. Cada vez más parapetado atrás, cada vez más disfrazado de equipo pequeño, cada vez más rácano y especulador, el líder de la Premier League logró salir vivo del encuentro. Porque un Messi fundido se fue muy pronto del campo, porque Eto'o no hizo de Eto'o y porque a Henry le faltó un poco más de puntería en dos durísimos disparos en la recta final del partido. El Manchester ya puede darse con un canto en los dientes tras lo visto en el Camp Nou.
Ficha técnica del partido
FC Barcelona, 0: Valdés; Zambrotta, Milito, Márquez, Abidal; Touré Yaya, Xavi, Deco (Henry, m.76); Messi (Bojan, m.61), Iniesta y Eto'o
Manchester United, 0: Van der Sar; Hargreaves, Ferdinand, Brown, Evra; Carrick, Scholes; Cristiano Ronaldo, Park; Rooney (Nani, m.75) y Tévez (Giggs, m.84)
Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Mostró tarjeta amarilla a Márquez (m.44) y a Hargreaves (m.72)
Incidencias: Partido de ida de semifinales de la Liga de Campeones disputado en el Camp Nou ante 95.549 espectadores