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Fritzl confiesa que secuestró y violó a su hija durante 24 años y que los niños son suyos

Tras negarse a prestar declaración durante varias horas, Josef Fritzl, el padre austriaco de 73 años que tuvo siete hijos con su primogénita a la que violó reiteradamente, ha confesado todas estas atrocidades. Según ha informado la policía austriaca, el detenido ha admitido que ha mantenido encerrada en el sótano del garaje de su casa a su hija durante 24 años, sin despertar las sospechas de su esposa, Rosamarie. Vea dentro la foto del sótano.

El sótano del terror

Tras negarse a prestar declaración durante varias horas, Josef Fritzl, el padre austriaco de 73 años que tuvo siete hijos con su primogénita a la que violó reiteradamente, ha confesado todas estas atrocidades. Según ha informado la policía austriaca, el detenido ha admitido que ha mantenido encerrada en el sótano del garaje de su casa a su hija durante 24 años, sin despertar las sospechas de su esposa, Rosamarie. Vea dentro la foto del sótano.
L D (Agencias) Josef Fritzl, acusado de haber encerrado en un sótano en la ciudad austríaca de Amstetten, a 130 km de Viena, a su hija Elisabeth durante 24 años, haberla violado sistemáticamente y haber tenido con ella siete hijos, ha confesado esos delitos ante la policía del estado federado de la Baja Austria.
 
El jefe de las fuerzas y cuerpos de seguridad de la Baja Austria, Franz Polzer, informó en rueda de prensa sobre la declaración del acusado, ingeniero jubilado de 73 años de edad, quien reconoció haber maltratado física y sexualmente a su hija hasta el punto de tener hijos "más o menos cada dos años", entre 1988 y 2003, aproximadamente.
 
Respecto al papel de la esposa de esposa de Fritzl, Rosamarie, el jefe de la Policía austríaca en la zona dijo que ni ella, ni los tres nietos que vivían en su domicilio conocían el macabro secuestro de Elisabeth y sus otros tres hijos.
 
La versión sostenida por Josef Fritzl ante Rosamarie con la que tuvo otros siete hijos incluida Elisabeth, era que ésta se había adherido a una secta en un lugar desconocido, pero que cada cierto tiempo dejaba en la puerta de su domicilio los hijos -tres- que no podía atender en su enigmático destino.
 
Después de uno de sus embarazos, la hija violada dio a luz a mellizos pero uno nació muerto. Fue entonces, según reconoció el padre de 73 años a la policía austriaca, cuando decidió deshacerse del cuerpo quemándolo previamente en la caldera de la calefacción de su casa.
 
Indignación y sorpresa entre los vecinos
 
Un día después de conocerse el caso de incesto y encierro en Amstetten, muchos habitantes de esta pequeña localidad austríaca se mostraron indignados y consternados por este crimen. Preguntados por Efe en torno al lugar de los hechos, cerca del centro de esta localidad de 23.000 habitantes a 130 kilómetros al oeste de la capital, numerosos vecinos manifestaron su horror por lo sucedido y por el tiempo que ha permanecido en silencio.
 
Josef Fritzl mantuvo secuestrados durante 24 años a su hija Elisabeth de 42 y a tres de sus seis hijos-nietos, tres niños y tres niñas, en un sótano de unos 60 metros cuadrados sin que pudieran ver la luz natural hasta hace pocos días.
 
Varios vecinos coincidieron en la existencia de rumores sobre supuestos antecedentes penales del sospechoso por acoso sexual a mujeres, en su mayoría embarazadas, pero estas versiones todavía no han sido confirmadas por las autoridades. Otros vecinos destacaron que en el pasado les llamó la atención el mal olor que salía de las chimeneas de la casa, un posible indicio de que Fritzl quemaba allí la basura generada por el encierro de su hija y sus nietos-hijos.
 
Elisabeth Fritzl desapareció en 1984 y desde entonces la versión oficial era que la joven se había adherido a una secta, donde tuvo varios hijos. "Siempre supimos que la hija estaba en una secta y que dejaba a sus hijos con sus padres, lo que a mucha gente le pareció admirable por parte de los abuelos", reconoció una vecina. Otro vecino dijo que el sospechoso era un hombre "normal y corriente, siempre amable y en buen estado físico".
 
Según la primera declaración de la víctima, su padre comenzó a abusar de ella cuando tenía once años de edad y a los 18 la encerró en el sótano. Un vecino aseguró que "Rosamarie, la madre de Elisabeth, siempre dijo que su marido estaba muy triste por la desaparición de la chica, ya que era su hija preferida". "Hace tres semanas hablé con ella y le pregunté por su hija y me dijo que seguían sin noticias y que suponían que estaba en una secta", relató la mujer.
 
La liberación
 
"Elisabeth enseñó a sus hijos a hablar" afirmaba el jefe de la Policía, Franz Polzer en una entrevista concedida a Associated Press.
 
De acuerdo con la tesis policial, Josef F. y su esposa Rosamarie, explicaron a las autoridades que encontraron a sus nietos en 1993, 1994, y 1997.  La primera vez el bebé apareció junto a una carta en la que Elisabeth explicaba que ella ya tenía otra hija y otro hijo y que no podía atender al tercero. En otra misiva posterior, casi diez años después, contaba que había dado a luz a otro hijo. Era diciembre de 2002.
 
La liberación de Elisabeth y sus hijos aún no está del todo clara. La policía dice según la información de Associated Press que llegó un día -del que no dice la fecha exacta aunque no puede ser muy lejano si tenemos en cuenta los testimonios de los vecinos-, Josef decidió dejar en libertad a Elisabeth y a dos de los hijos secuestrados en el sótano y dijo a su mujer que su hija había regresado a casa.
 
Pero la tercera de los hijos que vivía en el sótano, Kerstin de 19 años apareció el pasado 19 de abril inconsciente en el suelo de la casa de los abuelos con una nota de su madre que decía que había que cuidar de ella.
 
Kerstin fue ingresada en un estado muy grave en un hospital cercano al hogar familiar. La historia criminal empezó a conocerse cuando se investigó la enfermedad de Kerstin y  se descubrió que se trataba de una enfermedad genética típica del incesto.
 
El sábado la policía detuvo a Elisabeth y a su padre pero no fue hasta el domingo cuando las autoridades accedieron al sótano donde había permanecido encerrada junto con tres de sus hijos más de dos décadas. Un espacio oscuro de apenas 60 metros de amplitud sin luz natural y acondicionado modestamente para las actividades de higiene y cocina.
 
El espacio estaba blindado por una pequeña puerta automática que se abría con un código que sólo conocía el padre.
 
¿Caso resuelto?
 
El responsable de la seguridad públicade Baja Austria, Franz Prucher, consideró que con la confesiónd e Fritz "este caso está resuelto" y agregó que se trata de uno de los "más graves de la historia criminal de la república alpina, que supera todo lo conocido hasta ahora".
 
Sin embargo, las autoridades reconocieron que quedan aún muchas cuestiones por aclarar, como, por ejemplo, la forma en que Fritzl atendía a su hija y a sus nietos-hijos con comida y vestimenta, o cómo fueron los siete partos de Elisabeth. Según las fuentes, el pensionista detenido era un hombre "vital y activo", y que resulta un misterio cómo pudo soportar durante tanto tiempo la carga de mantener una doble vida sin que nadie a su alrededor lo notara, ni siquiera su mujer, Rosemarie, madre de Elisabeth.
 
El caso ha causado un gran revuelo mediático, con periodistas llegados a Amstetten de todo el mundo para informar sobre este suceso, que se produce menos de dos años después de la liberación de Natascha Kampusch, otra joven austríaca que estuvo encerrada durante ocho años en un sótano cerca de Viena.
 
El acusado será trasladado este lunes a los recintos de la Fiscalía de Sankt Pölten, capital del estado federado de Baja Austria, donde será puesto a disposición de un juez de lo Penal.

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