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Cherie Blair, sus dos novios y la influencia de Aznar

"Speaking for myself. The autobiography" es el título de las memorias de Cherie Blair, la mujer del ex primer ministro laborista que no deja de acumular titulares en la prensa británica. En ella, explica detalles tan íntimos como la concepción de su último vástago en la residencia regia de Balmoral o el primer encuentro con su ahora marido cuando ella tenía otros dos novios. Revela también datos de la carrera política de Tony Blair como la influencia que ejerció José María Aznar en su marido.

"Speaking for myself. The autobiography" es el título de las memorias de Cherie Blair, la mujer del ex primer ministro laborista que no deja de acumular titulares en la prensa británica. En ella, explica detalles tan íntimos como la concepción de su último vástago en la residencia regia de Balmoral o el primer encuentro con su ahora marido cuando ella tenía otros dos novios. Revela también datos de la carrera política de Tony Blair como la influencia que ejerció José María Aznar en su marido.
(Libertad Digital) En concreto, la esposa del ex primer ministro británico dice que a Blair le atrajo la idea del ex presidente del Gobierno español José María Aznar de presentarse sólo a dos mandatos.
 
"Aznar había sido elegido jefe del Gobierno español exactamente un año antes que Tony, llevaba entonces dos años de su segundo mandato y le dijo que proyectaba anunciar que no se presentaría a un tercer mando y designaría a su sucesor", escribe Cherie en "Speaking for myself. The Autobiography".
 
"Eso hizo reflexionar a Tony. Desde que llegamos a Downing Street había estado diciendo que llega un momento en que uno se vuelve rancio y que, después de dos mandatos -o un máximo de diez años- sería el momento de pasar a otra cosa", explica la autora en sus memorias y recoge EFE.
 
Cherie Blair recuerda las tensiones entre su marido y el entonces ministro de Economía y ahora primer ministro, Gordon Brown, y la aireada historia sobre el las promesas de Blair a Brown conocidas como el "pacto de Granita", en referencia al nombre del restaurante en el que supuestamente alcanzaron el acuerdo, y las acusaciones del ministro de Finanzas de que "lo había violado".
 
En esa comida en la Granita supuestamente Tony Blair había adquirido el compromiso de retirarse en un determinado tiempo y dar paso a Gordon Brown. No en vano, éste era considerado en ese momento de refundación el líder natural de los Laboristas pero cedió su lugar al joven y prometedor Blair.
 
"Aunque Tony siempre había dicho que le parecía que dos mandatos eran probablemente suficientes, que yo sepa, nunca dio una garantía" a Brown sobre cuándo pensaba retirarse, agrega Cherie Blair.
 
Influencia de Aznar
 
"Así que cuando Tony tuvo esa conversación con José María Aznar (en una reunión de la Unión Europea en Madrid), le sedujo mucho la idea", recuerda la autora.
 
"No es que fuese a capitular ante Gordon, explicó, sino que si hacía un anuncio público en ese sentido, podría animar a Gordon a cooperar con él", lo que facilitaría la aprobación de las reformas sanitarias y escolares proyectadas.
 
"Estás loco, le dijo entonces Cherie Blair, según relata ella misma. Eso puede funcionar para José María y su sucesor, pero Gordon sólo se aprovecharía y tú te verías muy debilitado a ojos de otra gente que cuenta".
 
Afortunadamente, comenta Blair, los más estrechos colaboradores del primer ministro coincidieron con ella, "y para el mes de junio (del 2002), Tony había comprendido que si quería que se aprobaran sus reformas, tenía que seguir en el número 10 (de Downing Street) y no anunciar que iba a hacer las maletas". 
 
Flechazo con Tony Blair
 
La esposa del ex primer ministro británico narra también el primer encuentro con Tony Blair en la casa de un amigo en 1976. Cherie confiesa que en ese momento mantenía dos relaciones amorosas: John en Londres y David en Liverpool. La esposa del ex mandatario se confiesa con sus lectores y dice que John sabía de la existencia de David, pero éste no de la del primero.
 
E insiste en un fragmento traducido por El Mundo: “Podría parecer extraño que una chica como yo, con una educación católica fuera tan ligera de cascos. Pero es lo mismo que los anticonceptivos. La mayoría de los católicos los usa. Uno siempre puede ir luego a confesarlo, aunque lo cierto es que yo nunca me he confesado sobre mis fornicaciones. Quizás lo haga un día en mi vejez. Diré: Padre, perdóneme, intento arrepentirme pero todavía hoy lo encuentro difícil”.

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