LD (Agencias) Los presidentes autonómicos socialistas han calificado unánimemente de "constructiva" la cena celebrada en La Moncloa para analizar al reforma de la financiación autonómica e incluso el más beligerante, el catalán Josep Montilla, se ha mostrado "moderadamente satisfecho", a pesar de las discrepancias.
Según los asistentes a la cita, organizada por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, todos coincidieron en pactar cuanto antes el nuevo modelo y que sea el vicepresidente económico, Pedro Solbes, que también cenó en Moncloa, quien dirija las negociaciones.
Al parecer todos han "comprendido" que debe respetarse la fecha del 9 de agosto que establece el Estatuto catalán como límite para pactar la financiación, ya que a los dirigentes socialistas les interesa concretar "cuanto antes" el nuevo modelo para conocer sobre qué base tienen que elaborar los presupuestos de 2009.
Otro de los debates que parece aparcado fue la reclamación de la Generalidad de una negociación bilateral con el Estado, como fija el Estatuto de Cataluña, ya que Solbes ha avanzado que habrá reuniones bilaterales con todas las comunidades para lograr un modelo, que finalmente deberá ser aceptado en el marco del Consejo de Política Fiscal y Financiera.
El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, ha asegurado que no se produjo ningún "frente antimontilla" y el presidente catalán ha destacado el tono "positivo" de la reunión, aunque la Generalidad, según han explicado a Efe fuentes de la Presidencia, mantienen discrepancias de fondo.
Según las fuentes, las diferencias principales se centran en la revisión de los mecanismos de nivelación y solidaridad, pues Cataluña exige que no se penalice a las comunidades que realizan una mayor contribución fiscal y quiere limitar la solidaridad interterritorial a la educación, la sanidad y los servicios sociales.
No obstante, según ha avanzado el presidente andaluz, hubo coincidencia en que el fondo de suficiencia debe atender esas tres áreas, pero también a otras competencias comunes como las relativas a la Justicia y la política de vivienda.
Según Chaves, ha habido consenso en que para reducir las diferencias entre comunidades "el referente básico tiene que ser la población, incluyendo la de origen inmigrante".
Sin perjuicio -ha puntualizado- de que se ponderen criterios como la población escolar, el envejecimiento o la dispersión, reclamados por los presidentes de Aragón y Asturias, Marcelino Iglesias y Vicente Álvarez Areces.
Iglesias ha subrayado que lo importante es que las comunidades ganen en capacidad normativa y autonomía fiscal y que la aportación directa de fondos del Estado sea menor, para que la financiación "dependa cada vez más de la voluntad de las comunidades autónomas". En el mismo sentido se ha manifestado el presidente asturiano, quien ha dicho que el nuevo sistema deberá permitir un aumento del porcentaje de cesión de impuestos hasta el 50 por ciento.
Areces ha valorado la voluntad de Rodríguez Zapatero de que "no haya perdedores" y ha considerado "factible" que el modelo entre en vigor en el año 2009. El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, ha pronosticado que habrá "acuerdo de todos y para todos", como hubo en el 2001 cuando entró en vigor el actual modelo, sin que haya que "dar la vuelta al sistema de arriba a abajo", sino "actualizarlo" para que funcione mejor.
El presidente gallego, Emilio Pérez Touriño, ha comentado que "todos queremos buena educación, buena sanidad, buenos servicios sociales y buena Justicia" pero las autonomías están inmersas en una "gran presión", ya que se les demanda mejores servicios y todas padecen insuficiencia financiera.
El presidente de Baleares, Francesc Antich, ha destacado la coincidencia de los socialistas en que "la población sea el gran elemento" de la reforma y ha subrayado que su impresión "es buena", porque "hay voluntad de llegar a puntos de acuerdo".
Solbes dice que la negociación será larga y que todos deberán ser generosos
Por su parte el vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, ha admitido que la reforma del nuevo modelo de financiación autonómica será largo y llevará mucho tiempo, aunque se ha mostrado convencido de que finalmente se llegará a un acuerdo en el que todas las partes sabrán ser generosas. En su intervención en el Fórum Nueva Economía, Solbes ha hecho notar las dificultades que conlleva una acuerdo de este calibre, entre todas las comunidades autónomas y el Estado, en el que será necesario conjugar intereses muy distintos.
A su entender, la negociación requerirá mucho tiempo y esfuerzo, además de generosidad por parte de todos, que tendrán que aceptar que será imposible obtener el cien por cien de sus reivindicaciones. Relativamente optimista sobre el futuro de las negociaciones, ha precisado que no está claro que la cuestión se pueda resolver de manera "consistente y coherente" si no hay detrás un diálogo pausado de objetivos y principios muy claros.
Después de reconocer que las discrepancias y los matices también son muchos, porque cada autonomía quiere que el nuevo modelo refleje sus propias peculiaridades, se ha mostrado seguro de la voluntad de las comunidades de poner en marcha un sistema común, justo y equitativo.
Ha recordado también que el sistema que actualmente está vigente, pactado en el año 2001, se negoció primero con cada comunidad y luego fue consensuado finalmente en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. Ese "famoso modelo de multilateralidad" -ha dicho- se basó en ese principio, pero había "debajo de la mesa" una negociación bilateral que dio lugar a modulaciones que han producido que, en la actualidad, los habitantes de una comunidad perciban hasta mil euros menos que otras.
"Si eso es un modelo justo, yo prefiero otro", ha subrayado el responsable económico estatal, para quien lo fundamental de la revisión que ahora se inicia es corregir las injusticias del sistema vigente. Por eso, ha recalcado que será una negociación global, con todo el mundo, que primero empezará con encuentros bilaterales y que después requerirá de un esfuerzo común para alcanzar un acuerdo en el periodo más corto posible.