L D (Agencias) Desde 1993, sin embargo, las finales de la ACB siempre han tenido presencia azulgrana, ya fuera del Barça o del Tau. Los catalanes, subcampeones el año pasado ante el Madrid, han disputado 10 de las 14 últimas, sumando siete títulos (el último en 2004), mientras que en las otras cuatro finales ha estado el Tau, que logró en 2002 la única Liga de su historia. Ahora, el equipo que dirige Xavi Pascual parte con cierto favoritismo en la final, a la que acude después de haber eliminado a la 'Penya' de Rudy Fernández, el equipo de moda, y habiendo ganado sus cuatro partidos en los 'play-offs' (los dos de la semifinal ante el Joventut y otros dos en cuartos de final contra el iurbentia Bilbao).
Segundo en la fase regular, aunque llegaba de 'tapado' a las series finales por el título, se ha convertido en un firme candidato. A la final, llega además sin la presión de jugarse la clasificación para la próxima Euroliga, la cual obtuvo con su victoria sobre el Joventut, y con la esperanza de cerrar el curso con un éxito que no muchos culés esperaban. La buena trayectoria del Barcelona ha rebajado además la tensión que se respiraba en el Palau, escenario clave ahora en la final, y también da muchas opciones a Pascual de seguir al frente del equipo la próxima temporada, pese al anuncio inicial de la directiva de tener un nuevo técnico y del intento fallido de fichar a Ettore Messina. Pascual ha ido ganando enteros desde que llegó al cargo tras el cese de Dusko Ivanovic y aspira a culminar la temporada con la ACB. De momento, su equipo está invicto en los 'play-offs', llega a la final con todos sus hombres disponibles y jugadores como Alex Acker y Ersan Ilyasova han ofrecido su mejor juego bajo la dirección del técnico catalán.
Un Barça invicto ante el equipo más constante del curso
El Tau Cerámica, por su parte, afronta su quinta final de la ACB en los últimos diez años con la intención de repetir aquel título conseguido en la edición de 2002, en la que se proclamó campeón de la ACB ante el Unicaja y, como ha ocurrido en esta campaña, había concluido la liga regular en la cuarta posición de la clasificación. Además, esta final les llega a los baskonistas en un buen momento anímico y de juego tras haber superado los dos reveses más duros de la temporada: la derrota en la final de la Copa del Rey ante el DKV en su propia cancha, y el golpe moral que supuso la eliminación en semifinales de la 'Final Four' ante el CSKA de Moscú, del cual apenas se han resentido.
La presencia en la final, además, confirma al Tau como el equipo más constante del año: campeón de la Supercopa ACB, subcampeón de la Copa y único equipo español en la 'Final Four' de la Euroliga, por lo que el título supondría un broche de oro a un ciclo de cuatro años en que ha disputado al menos las semifinales de todas las competiciones que ha jugado. Con todo, a pesar de que a lo largo de esta temporada los vitorianos hayan llegado más lejos que el Barça en las tres competiciones que ya se han disputado (Supercopa ACB, Copa del Rey y Euroliga), los de Neven Spahija han hincado la rodilla en las dos ocasiones que se han visto las caras: por 89-85 en el Palau y por 77-81 en el Buesa Arena.
Pese a ello, el técnico croata ya sabe cómo se gana en el Palau -lo logró hace dos temporadas con el Lietuvos Rytas en la Euroliga (91-97)-. Spahija dispone también de todos sus jugadores, con la buena noticia además del gran rendimiento que están dando en los últimos partidos Zoran Planinic e Igor Rakocevic, mejor que antes de lesionarse. De este modo, los baskonistas han recuperado al base croata en la dirección del juego para que comparte esta tarea con Prigioni, que había estado un poco solo en el inicio de los 'play-offs', mientras que el juego exterior también ha salido beneficiado con la vuelta del mejor tirador del equipo como es Rakocevic, que ha restado presión al resto de aleros.