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Discurso íntegro de Mariano Rajoy en la clausura del Congreso de Valencia

A continuación reproducimos el discurso íntegro de Mariano Rajoy en la clausura del XVI Congreso del Partido Popular en Valencia

Amigas y amigos, antes que nada y como ya es costumbre en todos nuestros Congresos, os pido permiso para enviar en nuestro nombre el siguiente telegrama al Jefe de la Casa de su Majestad el Rey: “En nombre de todos los compromisarios del XVI Congreso del Partido Popular le ruego eleve a su Majestad el Rey nuestra lealtad a la Corona y al sistema constitucional español”.
 
Gracias a la ciudad de Valencia, a la extraordinaria ciudad de Valencia. Gracias a la Comunidad Valenciana. Gracias a Rita, que ha sido –y lo sabíamos todos- una extraordinaria presidenta del Congreso. Gracias a Paco Camps, el presidente del partida en la Comunidad. Muchas gracias a Ricardo Costa, porque los secretarios generales son los que más trabajan. Muchas gracias.
 
Gracias a Miguel Sanz, presidente de UPN pero le doy las gracias también como ciudadano de Corella, que son dos cosas distintas, Miguel. Gracias al presidente del Partido Popular Europeo, Wilfred Martens. Gracias. Estamos orgullosos de formar parte de esa gran organización que es el PPE.
 
Y gracias a nuestros invitados especiales. Gracias primero a los que no voy a citar. Gracias al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Gracias al secretario general de la Unión General de Trabajadores, Cándido Méndez. Gracias al secretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo. Gracias al presidente del Consejo Superior de Cámaras, el señor Gómez Navarro.
 
Muchas gracias a todos los miembros del Cuerpo Diplomático que han tenido a bien acompañarnos. A nuestros partidos hermanos de Europa, África y América.
 
A las asociaciones de policías, a Pere Macías, de Convergencia Democrática de Cataluña. A Jordi Casas, de Unio Democrática de Cataluña. También a Manel Silva, que lo veo aquí. A Mario Cabrera, vicepresidente de Coalición Canaria. A todos, muchísimas gracias..
 
Gracias también a los medios de comunicación. Gracias y muchas felicidades porque no tengo la más mínima duda de que habrán disfrutado mucho a lo largo de los últimos tiempos.
 
Y me quedan dos. Muchas gracias a mi mujer, que está aquí, y que me ha aguantado mucho. Y gracias a todos vosotros. Estoy orgulloso de este Partido, de este Congreso, y quiero daros las gracias a todos.
 
Yo personalmente, os estoy especialmente agradecido. Me habéis honrado con vuestra confianza, me habéis prestado vuestro apoyo y, tengo que decir también, no me ha faltado vuestro cariño.
 
Dadas las circunstancias en que todo esto ha ocurrido os puedo asegurar que el recuerdo de vuestro gesto va a quedar muy bien custodiado
en mi corazón.
 
Os puedo asegurar también que en esta tarea, en esta gran responsabilidad a la que acudo voluntariamente, porque me gusta, porque me apasiona, podéis exigirme todo y más.
 
Supongo que en mi trabajo no faltarán aciertos y errores, como le ocurre a cualquiera. Desde luego, lo que no va a faltar es mi dedicación. Lo que os pido es que me acompañéis. El partido lo componemos todos y para llegar lejos nos necesitamos todos. Desde luego yo no puedo hacer mi trabajo sin vuestra ayuda.
 
Lo he dicho muchas veces, lo repito y lo demostraré. No voy a prescindir de nadie. No podría. Necesito a todos y, con la mayor humildad, solicito la ayuda de todos.
 
Se acaba el Congreso.
 
Podéis volver a casa con la cabeza bien alta, porque habéis hecho un gran trabajo.

Hemos estado tres días discutiendo nuestros aciertos, nuestros errores y los detalles de la gran tarea que tenemos por delante. Han sido unos debates vivos y constructivos. Ahí están las ponencias para quien desee comprobarlo.
 
Habéis sabido, también, estar a la altura de nuestras ambiciones. Somos un partido de gobierno. No aspiramos a menos. Pretendemos conquistar la confianza y el apoyo de la mayor parte de la sociedad española.
 
En todas las deliberaciones de estos días he percibido una elevada conciencia de que España nos necesita. No sólo porque somos gestores eficaces y gobernantes honrados, que lo somos. Basta con ver esta ciudad y esta comunidad de Valencia para comprobarlo. Basta con verlo. España nos necesita porque además somos el partido con más ambición, más coraje y más ilusión para hacer de este país uno de los países más prósperos del mundo.
 
España nos necesita hoy para ejercer una oposición tenaz, vigilante constructiva, pero nos necesita, sobre todo, como alternativa a este Gobierno, como partido preparado para alcanzar el triunfo en las próximas elecciones y gobernar. Hablo de gobernar y no lo que se hace ahora. Hace falta algo más que sentarse en el gobierno para gobernar.
 
No hay que ir muy lejos de estos días para encontrar ejemplos de desgobierno.
Hay que ver lo que han cambiado las cosas en España los dos últimos
meses. Durante la campaña electoral se nos decía que estábamos en Jauja. Y
muchos españoles se lo creyeron.
 
En cuanto se celebraron las elecciones, llegó la cruda realidad y se acabaron los disimulos. No porque el gobierno confesara la verdad. ¿Cómo iba a confesar que había engañado a la gente?
 
No. Se acabaron los disimulos porque ya no se podía ocultar lo que era evidente.
Lo evidente es que España atraviesa una muy complicada situación económica. Y soy muy fino en el calificativo. Es mucho peor que complicada.
 
Y los españoles lo sufren.
 
Saben lo que ocurre con los precios porque pagan la luz, la gasolina, los alimentos y la hipoteca. Muchas españoles no lo están pasando bien. Muchos hombres y mujeres han perdido su empleo o están a punto de perderlo. Muchas empresas pasan apuros y algunas desgraciadamente
cierran.
 
Lo están viendo con sus ojos y lo están sufriendo en su vida cotidiana. Ya no es posible cantarles la historia de la Champions´ League de la
economía.

Se nos dijo que vivíamos en el mejor de los mundos y ahora estamos pagando las consecuencias de la desidia del gobierno durante los últimos años: fin del superávit de la arcas públicas, crecimiento de los precios, aumento del paro, reducción del consumo privado, déficit en la balanza de pagos exterior, falta de productividad, caída de la bolsa, encarecimiento de las hipotecas… todos los indicadores económicos apuntan a una crisis, que Rodríguez Zapatero aún se empeña en negar o minusvalorar, para camuflar su gravísima e irresponsable pasividad cuando aún tenía margen para actuar.
 
Está muy bien buscar un acuerdo con Patronal y Sindicatos, que nos honran hoy aquí con su presencia. Yo estoy a favor. Pero el Gobierno tiene la responsabilidad de gobernar, es decir, de establecer un diagnóstico correcto y de tomar las medidas adecuadas; esa responsabilidad es indelegable, y para eso están en el Gobierno.
 
Hacemos falta porque este Gobierno no va a resolver los problemas que tiene sobre la mesa.
 
Lo primero porque no los reconoce. ¿Cómo van a corregir unos problemas que según el señor Rodríguez Zapatero no existen? Aquí no pasa nada. Ni siquiera hay tensiones nacionalistas. España está hoy más unida que nunca. No hay nada que corregir. En segundo lugar, ¿cómo van a corregir los problemas las mismas personas que han contribuido a crearlos? ¿Quién ha dejado la economía abandonada? ¿Quién ha multiplicado los problemas de la inmigración?

¿Quién se niega a combatir el fracaso escolar? ¿Quién vive pendiente de la
lluvia para que no falte agua?
 
Y ¿cómo podemos esperar que solucione los problemas si cualquier medida, cualquier corrección, le asusta? Es un gobierno timorato. Lo suyo es dejarse querer, no meterse en líos, quedar bien. Ni siquiera se atreve a decir la verdad. ¿Cómo se va a atrever a tomar medidas?
 
Y esto no es lo peor. Lo peor no es que niegue los problemas o que los haya causado o que le asuste intervenir. Lo peor es que no sabe qué hacer. No puede solucionar nada, y menos que nada la situación económica, porque no sabe qué hacer. Nació para gobernar en la bonanza, cuando todo era fácil y bastaba con gastar dinero y hablar mal del adversario.
 
Otra cosa es hacer frente al mal tiempo y resolver las crisis.

Para eso no valen.
 
No saben adelantarse a los problemas, no saben reconocerlos, no saben buscar las soluciones y no se atreven a aplicarlas. No están preparados para enfrentarse a ninguna clase de dificultad.

Nosotros, que sí sabemos enfrentarnos a una crisis y que hemos resuelto alguna peor que esta, vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para que el Gobierno se equivoque lo menos posible. Porque de esta crisis vamos a salir, pero hay que ponerse a trabajar. Vamos a pedirle que diga la verdad porque la confianza se genera diciendo la verdad. Y vamos a ofrecerle un plan de actuación claro.
 
Y vamos a exigirle disciplina. No tiene sentido que el Gobierno pida a los ciudadanos que se aprieten el cinturón y él haga exactamente lo contrario. No tiene ningún sentido.
 
Estamos ante un Gobierno muy desconcertado porque le han cambiado el escenario y no sabe manejarse. Ni siquiera puede refugiarse en la herencia recibida, porque la herencia del señor Rodríguez Zapatero es suya: la herencia económica es la suya, la herencia en política de inmigración es la suya, la herencia en materia de agua -que ya debería estar resuelta- es la suya, y la herencia en política energética es la suya. Una herencia, por cierto, bastante más pobre que la que recibió de nosotros.
 
Ya no le queda ni el refugio de la palabrería porque cuando llegan las crisis no basta con vender humo. Vamos a intentar que, pese al desconcierto de un Gobierno que no sabe qué hacer, los españoles no tengan que sufrir la crisis ni un día más de lo que sea inevitable. Y espero que el Gobierno no se haga el sordo y atienda los planteamientos que le hace y le va a seguir haciendo el PP.
España nos necesita. Esto es algo que cada día van a percibir más
españoles. Necesitan un instrumento político como el que hoy sale de este
Congreso. Eficaz, fiable, dispuesto a trabajar en serio y a decir siempre la verdad.

Un partido que conoce su deber y al que no le tiemblen las rodillas a la
hora de cumplirlo.
 
¿Qué vamos a ofrecer a los españoles?
 
Por supuesto, todo lo que sea necesario, pero de manera especial aquello que ningún otro partido ofrece:
 
En primer lugar, la eficacia económica y el bienestar.
 
De nosotros se ha dicho casi de todo. Lo que nadie dice es que no sepamos crear riqueza y mejorar el bienestar. Nadie, que yo sepa, discute
nuestra eficacia. Todo el mundo sabe que con nosotros se vive mejor,
progresan las empresas, crece el empleo, se pagan las pensiones, y se engorda la hucha de las familias.
 
 Nosotros ofrecemos a los españoles la garantía de que España sea fuerte como nación y pueda contar en el mundo.
 
Hoy pintamos muy poco. A casi nadie le importa lo que opine nuestro gobierno. No nos esperan para tomar decisiones. Si acaso, se nos invita a sumarnos a lo que deciden otros. Y a veces, ni eso.
 
España necesita ser fuerte, y lo necesita además, porque lo exigen los desafíos de hoy, los desafíos de la globalización.
 
La globalización es una oportunidad si sabemos aprovechar nuestras fortalezas y es un riesgo si nos encogemos y si nos dividimos. ¿A quién se le ocurre poner en riesgo un patrimonio como el de la Lengua española que
hablan más de quinientos millones de personas y que es un activo de primer
orden en la globalización? Se le ocurre a los mismos que niegan la tercera
hora del castellano en las escuelas, o a los que permiten que no se pueda
utilizar el castellano en el País Vasco, a esos.
 
Amigos y amigas, España sólo será fuerte si permanece unida. Porque necesita mostrarse en el mundo con una sola voz. La alternativa no es tener 17 voces sino hacer el ridículo como ha denunciado hace días el presidente de una compañía aérea alemana. Esto, que a los socialistas no les inquieta, para nosotros es muy importante.
 
En tercer lugar, nosotros ofrecemos la garantía de que los españoles serán iguales, tendrán los mismos derechos y recibirán el mismo trato. No aceptamos ninguna desigualdad. Para nosotros, como dice la Constitución, todos los españoles son iguales: hombres y mujeres, asturianos y castellano manchegos. Todos iguales. Con todas las diferencias que se quiera y que somos los primeros en reconocer, pero todos iguales en derechos y en oportunidades.
 
Y decimos lo mismo en todas partes.
 
No somos mutantes, ni hacemos el camaleón. La política del PP tiene el mismo sonido para todas las personas y en todas las comunidades españolas.
 
Porque, en todas partes, el discurso de la libertad, la justicia y la igualdad es siempre el mismo discurso, en cualquier lugar de España o en cualquier lugar del mundo.
 
Se diga en Madrid o se diga en Bruselas. No predicamos aquí la extensión de los derechos sociales para ir a Bruselas y quedarnos callados, como ha hecho el gobierno español, ante una agresión flagrante a los derechos de los trabajadores.
 
En cuarto lugar, es sabido que nosotros no nos resignamos a vivir en una provisionalidad permanente, y defendemos la estabilidad de las
instituciones.
 
Somos autonomistas convencidos. Gobernamos en muchas comunidades autónomas, pero queremos que en España impere el sentido común. Ni el cambio por cambiar ni juegos confederales ni desmantelamiento del Estado ni desplantes secesionistas. Todos los españoles saben que cuando en el Partido Popular hablamos de la España de las autonomías, hablamos de España y no de otra cosa distinta de España.
 
He dejado para el final algo muy importante. Nosotros ofrecemos una
actitud inequívoca e inalterable frente al terrorismo. Sin dudas, sin  vacilaciones, sin atajos y sin pasteleos.
 
Parece que el Gobierno ha rectificado, si no en sus ideas, al menos en su conducta. Quiero decir una cosa. Como nosotros no juzgamos las intenciones sino los hechos, apoyaremos todas las medidas del Gobierno que contribuyan a la derrota de los asesinos. Pero estaremos vigilantes y seremos muy exigentes para que no vuelva a las andadas y para que no vuelva a cometer loserrores del pasado.
 
Y estaremos siempre al lado de las víctimas. Es preciso recordarlas permanentemente. Y no queremos que ni el tiempo ni la comodidad ni el
apremio de otros problemas debiliten nuestra constancia en este compromiso.
 
Lo he dicho muchas veces: las víctimas representan nuestra razón moral en la lucha contra el terror y encarnan la deuda de justicia que reclamamos a los asesinos. Siempre con las víctimas del terrorismo. Amigas y amigos. España necesita un Gobierno mucho mejor del que tenemos. Pero eso será en su momento, cuando tras unas elecciones, desplacemos a los socialistas del poder.
 
Ahora lo que necesita es una oposición que sepa construir, que denuncie los errores y que sea capaz de plantear alternativas. Vamos a hacerlo, no tengáis ni la más mínima duda. Vamos a hacerlo con responsabilidad y con sensatez. Seremos exigentes y constructivos. Estamos dispuestos a ayudar al Gobierno a encontrar el rumbo correcto.
 
Lo digo desde ahora: buscaré acuerdos hasta donde sea posible. El que no se entienda conmigo será porque no quiere entenderse, porque no reconoce los problemas o porque sus pretensiones chocan con los mandatos de la Constitución que estamos obligados a defender. Como dije hace dos meses en el debate de Investidura y como decía nuestro programa electoral, queremos alcanzar acuerdos en materia de lucha contra el terrorismo, en la España de las autonomías, en nuestro modelo de protección social y si quieren en materia de economía y de empleo.
 
Sobre todas estas materias estamos dispuestos a hablar como siempre lo hemos estado. Y haría bien el gobierno, que está desvariando, que no tiene rumbo, que no sabe que hacer, atender a lo que le va a plantear el Partido Popular.
 
No quiero alargarme más.
 
Tenemos mucho trabajo por delante.
Hay mucho que hacer para que esta nación se recupere.
 
Y no me refiero sólo a la recuperación económica. España necesita que se le insufle un nuevo espíritu, una mezcla de confianza, dinamismo y ambición.
Debemos movilizar a esta sociedad para que no se resigne. Porque están queriendo resignarla. España ha encogido sus ambiciones. Camina con un paso corto. Ese pasito que impone un gobierno que es incapaz de llegar más lejos. El pueblo español es capaz de llegar más lejos que su propio gobierno
pero nos estamos resignando a las distancias cortas y a los objetivos
triviales.
 
Un Gobierno con poco resuello ha puesto de moda caminar despacio.
Y España tiene que recuperar el paso largo, y la ambición grande y la
voluntad de llegar más lejos. Tenemos que movilizar a esta sociedad para que recupere la confianza en sí misma.
 
Los españoles no necesitan las tutelas del socialismo sino el estímulo de la libertad para sacar el mejor partido a su capacidad y a su ingenio. Si no podemos confiar en nuestro pueblo ¿qué hacemos en política? Una gran nación es la creación voluntaria de un pueblo libre, libre de trabas que se pone a trabajar, día a día, para conquistar sus propios sueños, sus propias ilusiones, y también, para sentirse orgulloso de su participación en la obra de todos.
 
Son los ciudadanos quienes construyen la nación y el futuro, no es el gobierno. Son los hombres y las mujeres, son sus ilusiones y sus iniciativas, son sus propios afanes de mejora los que levantan el país. Por eso importa mucho allanarles el camino, facilitar su trabajo, y decirles la verdad, y llamar a las cosas por su nombre para que puedan  entenderlas.
 
Porque son ellos quienes hacen el trabajo y el comercio y la economía y la cultura. Necesitan saber a qué atenerse y tienen derecho a la verdad. Nosotros creemos en el individuo, en su libertad, en su madurez y en su sentido de la responsabilidad.
 
Hemos hecho nuestras las ideas que se proclamaron en las Cortes de Cádiz de 1812. Dentro de poco celebraremos el bicentenario. Allí se forjó la nación española. Allí se proclamaron por primera vez los principios de igualdad, de libertad y de soberanía nacional que hoy forman nuestro ideario, y que son la medida y el norte de nuestra actuación política. Los mismos que proclamó la Constitución española en 1978. Los mismos ue vamos a emplear para aglutinar a esa mayoría de españoles que ya estamos dispuestos a convocar.
 
Queridos amigos:
 
Volved a vuestras casas con esta convicción: España nos necesita. Iniciamos una senda de ilusiones. Una senda de esfuerzo, de constancia, de encuentros con los ciudadanos, de claridad, de puertas abiertas.
 
Es la senda que conduce al triunfo y al Gobierno de España.

Y nadie nos lo va a impedir.
 
Decidles a todos que estamos unidos, que hemos afirmado nuestros principios, hemos renovado nuestros instrumentos y hemos refrescado nuestras ideas.
 
Que no hemos perdido el tiempo en este Congreso.
 
Que nos hemos preparado para ganar las elecciones
 
Que vamos a cumplir con nuestro deber.
 
Que vamos a trabajar sin desmayo.
 
Nos falta convencer a mucha gente.
 
Lo haremos. Sin ninguna duda. Lo haremos.
 
Cumpliremos con nuestro deber y ofreceremos a los españoles la
oportunidad que España necesita.
 
Volved a casa y poneos, desde mañana, a trabajar con la alegría y la confianza del que sabe que España nos está esperando. Ahora sí que concluyo. Y quiero hacerlo como comenzaba, dando las gracias.
 
Tengo 53 años. Desde los 23 llevo militando en este partido. La mayor parte de esos treinta años los he dedicado de modo exclusivo al partido o, a través de el partido, a servir a los españoles desde todo tipo de puestos de responsabilidad.

Estoy orgulloso de ello y estoy muy agradecido a todos por haberlo podido hacer. En especial a Manuel Fraga, que me dio mi primera oportunidad. Y en especial a José María Aznar, que me dio mi segunda oportunidad.
 
En esos treinta años ha habido, como es natural, momentos buenos y otros que no fueron tan buenos. Desde fuera podría pensarse que los que no fueron tan buenos eran más que los buenos. Yo no lo siento así en mi corazón. Y no lo siento, porque es verdad que a veces hemos pasado sinsabores. Pero los hemos pasado juntos. Y los hemos pasado sabiendo que era el precio a pagar por ser fieles a nuestras convicciones y por ser fieles a nuestros valores. Por eso, vistos en la distancia, hasta los sinsabores han valido a pena.
 
Os decía que nunca me ha faltado vuestro calor y que ese calor ha sido el que me ha mantenido fuerte en los momentos de dificultad, animoso cuando acechaba el desánimo e ilusionado cuando amenazaba la desilusión.
 
Viéndoos aquí, estos tres días, viendo el despliegue de entusiasmo y de
compromiso que he visto, os aseguro que, aunque sólo fuera por eso, mi compromiso de no desfallecer nunca y de llevaros a la victoria es hoy mucho más fuerte que nunca. Mucho más.
Os lo debo, os lo debo a todos. Sois los mejores. Vale la pena trabajar con y por vosotros. Vale la pena dejarse la piel con vosotros. Eso es lo que vamos a hacer. Volved con cuidado a casa y aprovechad las fuerzas que os queden para animar a España esta noche. Vamos a estar todos con la selección para poder celebrar el pase a semifinales.
 
Pero, pase lo que pase, estad seguros de que el partido popular ya está en la final y que además, la va a ganar, muchísimas gracias a todos.

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