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Rajoy no despeja las dudas sobre su proyecto en un Congreso que agudiza la crisis

Con un discurso de Rajoy apelando a la integración tras conocerse que en la Ejecutiva no estará el sector crítico, concluyó el intenso XVI Congreso del PP. La candidatura única recabó el apoyo más bajo a un presidente del partido desde la refundación. El malestar generado por el nuevo equipo certifica el cierre en falso de la crisis. Las marcadas ausencias y las intervenciones de Acebes, y sobre todo, de Aznar, ayudaron a clarificar en qué consiste el giro de los populares que la izquierda alaba ya sin tapujos.

Especial cobertura de Libertad Digital del XVI Congreso del PP
Con un discurso de Rajoy apelando a la integración tras conocerse que en la Ejecutiva no estará el sector crítico, concluyó el intenso XVI Congreso del PP. La candidatura única recabó el apoyo más bajo a un presidente del partido desde la refundación. El malestar generado por el nuevo equipo certifica el cierre en falso de la crisis. Las marcadas ausencias y las intervenciones de Acebes, y sobre todo, de Aznar, ayudaron a clarificar en qué consiste el giro de los populares que la izquierda alaba ya sin tapujos.
(Libertad Digital) El Congreso del PP terminó, tras tres días muy intensos, poco después de las dos de la tarde de este domingo. Aplausos, elogios, sonrisas y palmadas en la espalda no consiguieron disimular el malestar que han causado en sectores del partido los nombres de la nueva dirección. Tampoco hubo por parte del líder de los populares una clarificación de en qué consiste el nuevo rumbo del partido.
 
El sábado, Rajoy intentó convencer a la militancia de que sus principios no han cambiado, mientras que el domingo abogó por la integración y por hacer una oposición "constructiva" sin renunciar a las ideas del partido. Pero lo cierto es que las dudas subsisten, y mucho, en sectores de la formación política y entre afiliados y votantes.
 
El primero en hablar sin tapujos de lo que está dejando de ser el PP fue Ángel Acebes, que se despidió el viernes, en la sesión inaugural, de su cargo de secretario general con un discurso vibrante del que destacó especialmente la cerrada defensa que hizo de la figura de María San Gil, gran ausente del Congreso. Aunque muchos, con Rajoy a la cabeza, evitaron mencionarla, la todavía presidenta del PP vasco estuvo en el recuerdo y el espíritu de muchos de los asistentes: la evocaron su mentor, Jaime Mayor Oreja y también Esperanza Aguirre, además del saliente secretario general.
 
Parecía imposible superar la intensidad de las palabras de Acebes pero sólo unas horas después, en la mañana del sábado, José María Aznar pronunció un discurso memorable en el plenario con reproches muy duros al giro del PP y al propio Rajoy. Resulta difícil resumir en una frase las críticas que dedicó el ex presidente del Gobierno al líder de los populares: Aznar llamó a su partido a "no avergonzarse" y a no querer asimilar los principios de la izquierda, y también abogó por no "ignorar a los que ya nos votan". La alusión más clara a Rajoy fue su mención del peligro de querer convertir al PP en un "proyecto personal".
 
El líder trató de responder a Aznar por la tarde repitiendo una y otra vez que sus principios no han cambiado. Pero lo cierto es que la segunda jornada del Congreso, si debe recordarse por un discurso, será por el del ex presidente del Gobierno.
 
La realidad de los votos
 
Intervenciones aparte, el malestar que subsiste en el PP pudo percibirse, además de con la palabra, con las ausencias, presencias y los votos. El primer acto de protesta se vivió el sábado por la mañana, en el momento de la votación de la ponencia política. Horas antes, el PP había tumbado las críticas al PNV propuestas por María San Gil. En su lugar, quedó una genérica mención al nacionalismo y a sectores del Gobierno vasco. El resultado, una veintena de abstenciones de compromisarios vascos cuando el texto se votó en el plenario.
 
La votación de la candidatura única de Rajoy también fue reflejo de la situación de crisis que vive el PP y que sigue lejos de cerrarse. Pese a las apelaciones a no votar en blanco de la semana pasada, así lo hicieron 409 compromisarios. Otros 47 emitieron sufragios nulos. Y 131 de ellos ni siquiera depositaron su voto. Cabe recordar, además, que no asistió al cónclave la totalidad de los 3.025 elegidos en un proceso en el que apenas participó la militancia.
 
Así las cosas, Rajoy revalidó en la noche del sábado su condición de líder de los populares con poco más del 80 por ciento de los votos, el menor respaldo obtenido por un presidente del PP desde la refundación del partido. Un resultado peor de lo esperado por Génova y que se conoció con una hora de retraso.
 
La nueva Ejecutiva
 
La última evidencia de la crisis se vivió en la clausura. La deseada foto de unidad y cierre de los conflictos internos no estuvo completa. Como reveló Libertad Digitalparte de los compromisarios decidió no estar en la sesión, el momento en que hipotéticamente se daría por concluido el llamado eufemísticamente "debate precongresual". Entre los ausentes, dos nombres relevantes: Ignacio González y Francisco Granados.
 
Ambos pudieron encontrar motivos para ausentarse del acto en su no inclusión en la nueva dirección del PP. Pese a las reiteradas llamadas de Rajoy a la integración, es evidente que la voluntad de los nombramientos ha sido precisamente la contraria. Ni González ni Granados están en la Ejecutiva. Tampoco otros críticos como Juan Costa, Gustavo de Arístegui, Carlos Aragonés o Gabriel Elorriaga.
 
Sí está, en cambio, Manuel Cobo, número dos de Gallardón. El propio alcalde de Madrid ha pasado a formar parte del Comité de Dirección, el selecto grupo que asesora a Rajoy. Todos sus miembros, desde Soraya Sáenz de Santamaría a Esteban González Pons, tienen un cargo en la dirección del PP. Gallardón, pese a que no pasa de vocal de la Ejecutiva, forma parte de él.
 
Lo mucho que se ha vivido en el Congreso, desde los discursos a los llamativos olvidos en las listas de agradecimientos, evidencian, de un lado, que la crisis se ha cerrado en falso, y de otro, que el PP sí ha cambiado de rumbo pese a los esfuerzos de Rajoy en negarlo. No hay mejor prueba que los elogios que el líder del PP sigue recibiendo desde la izquierda o el contraste entre las intervenciones de unos y otros. Con el esperadísimo XVI Congreso, se ha cerrado una etapa en el PP. Falta ahora por ver hacia dónde lleva al partido y las consecuencias que tendrá para el conjunto de España.

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