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Una inflación de dos dígitos se cierne sobre dos tercios de la población mundial

La inflación comienza a ser preocupante en países emergentes como los de América Latina y, sobre todo, Asia donde alcanza una cota promedio del 26 por ciento. En Venezuela, en cambio, el alza de precios supera ya el 31 por ciento. Un diagnóstico equivocado por parte de los Bancos Centrales de estos países, unido a una política monetaria insuficiente, hace que se siga alimentando el consumo con tipos de interés inferiores a la tasa de inflación. En Asia, cerca de 600 millones de personas sobreviven con menos de un euro al día.

La inflación comienza a ser preocupante en países emergentes como los de América Latina y, sobre todo, Asia donde alcanza una cota promedio del 26 por ciento. En Venezuela, en cambio, el alza de precios supera ya el 31 por ciento. Un diagnóstico equivocado por parte de los Bancos Centrales de estos países, unido a una política monetaria insuficiente, hace que se siga alimentando el consumo con tipos de interés inferiores a la tasa de inflación. En Asia, cerca de 600 millones de personas sobreviven con menos de un euro al día.
LD (Luis F. Quintero) La continua tensión al alza de los precios se ha convertido en un fenómeno generalizado a lo largo y ancho del planeta. Una tendencia que afecta de manera muy significativa a aquellas economías en desarrollo y a aquellos países que se mantienen por debajo del umbral de la pobreza. Regiones que acusan, sobre todo, el incremento de los precios de los cereales, acelerados por las subvenciones que se mantienen a los biocombustibles.
 
Resulta especialmente preocupante la enorme cantidad de países con tasas por encima del 5 por ciento y que continúan subiendo. Gran parte de la culpa de este incremento generalizado de los precios no sólo podría estar originado por el fuerte repunte en los precios de las materias primas, sino también por las políticas de los bancos centrales de las economías más desfavorecidas.
 
Estas autoridades monetarias estaban convencidas de que la desaceleración económica global llegaría a rebajar el aumento de los precios. No obstante, pese a que la demanda de exportaciones se moderó mucho en EEUU y Europa, el consumo interno en estos países se ha disparado, empujando al alza las tasas de inflación, en algunos casos, por encima del 26 por ciento.
 
Ante ello, los Bancos centrales, lejos de endurecer su política monetaria con el objetivo de frenar la inflación, han subido los tipos pero sin llegar a rebasar la tendencia inflacionista, sin lograr frenar el consumo ni la expansión del crédito. Una inflación que, en muchos casos, responde al deterioro del poder adquisitivo que resgistran numerosas monedas nacionales, como en el caso del dólar.
 

Fuente: investorsconundrum.com

Según datos ofrecidos por Bloomberg, en China, Tailandia, Filipinas y, al menos, otras ocho economías asiáticas se conceden actualmente préstamos a un coste inferior al de la inflación. Por ejemplo, Tailandia mantiene unos tipos de interés del 3,25 por ciento pese a que su inflación es del 6,25, el triple que hace un año.
 
Además, el Banco de China, que ya anunció en diciembre mayor rigidez en su política monetaria, mantenía unos tipos del 7,47 por ciento desde finales de 2007, y la inflación crecía rozando el 9 por ciento. Actualmente, la inflación continúa cerca del 8 por ciento.
 
En América Latina la situación también es dramática. En el régimen de Hugo Chávez, los precios han subido un 29,3 por ciento en el último año y mantiene la tasa de inflación en el 31,4 por ciento. La polítca nacionalizadora emprendida por el líder bolvariano ha ahuyentado a la inversión extranjera. En este sentido, la depreciación del bolívar venezolano respecto al dólar ha sido constante a lo largo de los últimos meses. Y ello, pese a que es uno de los prinicpales exportadores de crudo del planeta. Sin embargo, el mercado no confía en la divisa de Venezuela.
 
En Rusia, pese a dos subidas consecutivas de los tipos de interés, la inflación no sólo no se frena sino que se acelera. Los rusos ya soportan un incremento de precios del 15,1 por ciento.
 
El caso de China
 
Uno de los casos más delicados es el de la economía china. Es necesario recordar que en Asia, cerca de 600 millones de personas sobreviven con menos de un euro al día. La economía china está desarrollándose con graves desequilibrios económicos, que precisan ajustes en un futuro próximo.

En marzo, el Gobierno insistió en que sus objetivos para 2008 seguían siendo un crecimiento económico del 8 por ciento, no superar una inflación del 4,8 por ciento, y limitar el déficit presupuestario al 0,6 por ciento del PIB (frente al 0,8 por ciento del 2007). Sin embargo, la inflación china ya roza el 8 por ciento (7,7 por ciento). En la misma línea se sitúa el Banco Mundial al anunciar en marzo una reducción de su pronóstico de crecimiento para China en un 9,4 por ciento (antes era de un 10,8 por ciento) debido a la disminución de la demanda externa.
 
No obstante, los datos económicos durante los dos primeros meses del año hacen difícilmente creíbles el cumplimiento de dichos objetivos gubernamentales. En primer lugar, los precios en China continúan fuera de control. El nivel de IPC alcanzó en febrero el 8,7 por ciento. El principal causante, según algunos analistas, fue el precio de los alimentos, que subió un 23,3 por ciento.
 
El IPP (Índice de Precios de Producción) se incrementó un 6,6 por ciento interanual en febrero, debido a los imparables precios del petróleo. En cambio, la liquidez sigue aumentando en el sistema, gracias a la relajación del banco central de Pekín. En cuanto al volumen monetario, la M2 subió en febrero un 17,48 por ciento interanual, mientras que la M1 lo hizo un 19,2 por ciento. La inversión en activos fijos aumentó en enero y febrero un 24,3 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2007. En definitiva, una espiral alcista de los precios que continúa machacando los ya maltrechos bolsillos de la población china.

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