La campusera más joven de la historia tiene sólo seis meses

LD (EFE) Entre los cientos de ordenadores, pantallas, ratones y demás cachivaches que pueblan por completo la Campus Party, la zona del Pabellón 2 en la que Inma está instalada también ha hecho un hueco para los biberones, el carrito y los potitos propios de una niña de su edad.

Sus padres, Pedro y Amparo, son dos vecinos de Paterna (Valencia) muy aficionados a la tecnología y la informática –no en vano regentaron un local de internet durante dos años– y que acuden fielmente desde el año 2000 a la Campus Party.

"Nos acompañan también mis padres, mi hermano y mi cuñada", explica Amparo, quien recuerda cómo el año pasado acudió embarazada a esta cita y cuando vio a un bebé paseando con su madre por las instalaciones pensó: "Qué fuerte". Ahora, se alegra de estar con su hija, "una niña tranquila que casi no llora ni molesta".

La pequeña, que está acreditada oficialmente por la organización de forma gratuita, duerme todas las noches en casa junto a sus padres. "Nos solemos ir hacia las once de la noche, dejo en casa a las chicas y me vuelvo un rato" a la Campus Party, explica el padre.

Tanto Amparo como Pedro destacan que "la gente es muy amable cuando te ven con el carrito", ya que "enseguida le dan regalitos" a la pequeña.

En el lado contrario se sitúa Pedro López, un hombre de 72 años que vuelve a ser en esta edición la persona de más edad que participa en la Campus Party. "Zurdo", que así se llama en los ejercicios de simulación en los que participa a bordo de un "F-16 Falcon" virtual, subraya que el contacto con personas de una edad inferior a la suya le supone "un baño de juventud", por lo que con ésta son ya cuatro las ediciones en las que ha participado.

"Muchos de nosotros nos hemos conocido físicamente en la Campus", explica sobre los miembros de los escuadrones virtuales con los que comparte su afición y que ocupan un espacio propio del pabellón dedicado única y exclusivamente a los simuladores, en donde conviven cabinas de avión con sillas propias de vehículos de rally.

Asimismo, destaca que en otras ediciones la Campus "era más una reunión de teenagers (adolescentes), aunque ahora ha llegado gente más veterana gracias a la simulación o la robótica". Otro de los aspectos detectados por este veterano de esta cita es la presencia de "cazadores de talentos", quienes rastrean entre los miles de campuseros para encontrar a algunos de los técnicos e informáticos más brillantes de los próximos años.

Mientras la más pequeña y el mayor de todos los participantes de la Campus siguen su propio ritmo diario, la mayoría de campuseros no se levanta antes de las once de la mañana, cuando algunos empiezan a desperezarse y salen de sus tiendas de campaña para acudir –silenciosamente– a las duchas. Sin embargo, a algunos el sueño les pilla en el ordenador, por lo que en esta edición es común ver cómo decenas de ellos echan al suelo su colchón hinchable para pegar una cabezada cerca de la computadora.

Precisamente, el ordenador se ha convertido durante estos días en el mejor amigo de los campuseros –al menos por el número de horas que pasan junto a la pantalla–, muchos de los cuales optan por personalizarlos o decorarlos con peluches, pitufos, muñecos o banderas.

La duodécima edición de la Campus Party ha congregado a 8.267 participantes, 6.000 de los cuales acuden con un puesto fijo para situar su ordenador, mientras que el resto corresponde a invitados y asistentes a talleres y conferencias.