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Argentina se encomienda a Agüero para tumbar a Brasil y acariciar su segundo oro olímpico

No ha habido color en el clásico por excelencia del fútbol sudamericano, trasladado esta vez a un escenario olímpico. Argentina, con dos goles del 'Kun' Agüero y otro de Riquelme, ha logrado una contundente victoria ante Brasil (3-0) que le permitirá disputar la final de los Juegos de Pekín y tratar de revalidar el oro conquistado hace cuatro años en Atenas. Para ello, la albiceleste deberá derrotar en la final del próximo sábado a Nigeria, que horas antes goleaba (4-1) a Bélgica en la primera semifinal.

No ha habido color en el clásico por excelencia del fútbol sudamericano, trasladado esta vez a un escenario olímpico. Argentina, con dos goles del 'Kun' Agüero y otro de Riquelme, ha logrado una contundente victoria ante Brasil (3-0) que le permitirá disputar la final de los Juegos de Pekín y tratar de revalidar el oro conquistado hace cuatro años en Atenas. Para ello, la albiceleste deberá derrotar en la final del próximo sábado a Nigeria, que horas antes goleaba (4-1) a Bélgica en la primera semifinal.
(Libertad Digital) El duelo Argentina-Nigeria será una repetición de la final de los Juegos de Atlanta'96, en los que el conjunto africano se impuso a la albiceleste. Definitivamente, Brasil no ha portado en este torneo su bandera del "jogo bonito" para sumar su anhelado primer oro olímpico. El equipo parece una fotocopia de lo que era Dunga como jugador y a veces recuerda al de aquel Mundial de Estados Unidos, cuando la 'canarinha' apostó por el "músculo". Sin embargo, padece la falta de identidad que ofrece una copia y no tiene un Romario.

Arriba, Rafael Sobis es la referencia brasileña, pero el delantero del Betis no es un punta nato, sino un segundo delantero que necesita caer a la banda para respirar. Pese a todo, Brasil y Sobis empezaron acometiendo, aunque la mejor ocasión la tuvo el 'Kun' Agüero (m.11), aunque su remate se marchó fuera. El equipo de Sergio Batista esperó ver a qué jugaba su rival para maniobrar. Fue el comportamiento de un experto. Y es que Argentina cuenta con muchos jugadores de un bagaje notable. Ver con la albiceleste a Gago, Riquelme, Messi, Mascherano o Agüero, más el empuje racial que siempre tienen los argentinos, es un "bocado delicioso" de fútbol.

Pocas veces hubo en los Juegos Olímpicos un equipo tan "hecho", con tantos jugadores de una hipotética selección absoluta. Eso se acaba notando y Argentina se hizo con el mando del encuentro, en cuanto Gago puso el ritmo y Messi se fue un par de veces de Anderson. Brasil jugaba a empujones. Iba y venía del partido al ritmo de Ronaldinho, pero el ex barcelonista, que antes valía por dos o por muchos más, ahora sólo hace de sí mismo. Y con eso ya tiene bastante. Sus toques de fantasía no hay quien se los quite, pero antes también decantaba partidos.

Leo Messi, con una de las suyas, fue el que casi decide un primer tiempo táctico y sin espacios. Corría el minuto 41, pero su jugada, soberbia, no la culminó nadie. Al descanso, ambos equipos se fueron sin daño en el marcador (0-0). La sensación era que Brasil sólo vivía del balón parado y Argentina, aunque aparecía superior, era Messi y sólo Messi. Sin embargo, el de Rosario tenía un problema ya que Anderson no hizo otra cosa que pensar en él.

En la reanudación las noticias se sucedieron. Agüero aprovechó un centro de Di María para rematar con el pecho al fondo de la red. Era el minuto 51 y poco después Sobis despertó de su letargo para mandar un balón al poste. El partido se revolucionó y Agüero convirtió un centro de Garay en el segundo gol de Argentina (m.57). En un santiamén, la albiceleste tenía dos tantos como botín e iba a contar con espacios para el contragolpe.

El partido se puso tan feo para Brasil que Dunga, osado al fin, cambió radicalmente su propuesta. Alexandre Pato y Thiago Neves entraron para rescatar a sus compañeros y precisamente Pato marcó tras lanzamiento al poste de Ronaldinho pero el gol, en claro fuera de juego, fue anulado. Con el 2-0, Argentina lucía ya atuendo de finalista y un penalti sobre Agüero convertido por Riquelme certificó el triunfo de la albiceleste. No hubo más, salvo la expulsión de los brasileños Lucas y Thiago Neves, que no hizo sino añadir un punto más de contrariedad a una selección brasileña que acabó desmoronándose.
 
Obasi tumba a Bélgica
 
En la primera semifinal, Nigeria vencía a Bélgica por un claro 4-1, por lo que jugará la final del sábado, en el Estadio Nacional de Pekín, y se aseguraba al menos la medalla de plata. El equipo africano tomó las riendas del encuentro desde el primer minuto, presionando constantemente en el centro del campo para hacerse con el control del balón y empujarlo hacia el área europea con un juego nervioso, ágil y rápido, que volvió loco a todo el equipo belga hasta que llegó el desempate.

Con un ritmo que parecía imparable, los nigerianos se adentraron una y otra vez entre las filas de Bélgica, que pese a su defensa bien ordenada, se vio en dificultades para evitar las constantes ocasiones de Odemwingie (m.8), Okoronkwo (ms.10 y 11) y Adefemi (min. 13). Las llegadas de los belgas, entretanto, fueron más escasas y siempre al contragolpe, como un tiro de Mirallas entre dos defensas que salió fuera (m.4) y otros disparos de De Roover desde la banda derecha, que acabó en las manos de Vanzekin (m.14), y de Mirallas desde la izquierda, con idéntico resultado (m.15).

Sin embargo, el acoso africano parecía incansable y dispuesto a no parar hasta abrir el marcador, y siempre con una colección de camisetas verdes adentrándose en el área de Bailly, Nigeria se fue abriendo camino una y otra vez. Tras una serie de intentos y rebotes en la defensa rojiblanca, Odemwingie recibió el balón y, de un pase que rebotó en un jugador belga, lo puso a los pies de Adefemin, que lo metió en la red de un trallazo al que no llegó Bailly (min. 17).

Con el marcador a su favor, Nigeria descendió el ritmo vertiginoso que le había imprimido al partido y se mostró más tranquila y celosa de conservar el balón, mientras Bélgica se vio obligada a subir un poco más sus filas, abriendo más espacios que podrían haber sido verdaderos coladores para el conjunto africano de los primeros minutos. Con todo, Nigeria pareció sentirse satisfecha con el 1-0 y también bajó sus líneas, tal vez para reservar fuerzas para la final. Entretanto, los semifinalistas europeos sub-21 aprovecharon para aumentar sus ocasiones, hasta acabar la primera parte con cinco tiros a puerta sobre cuatro de los africanos.

La segunda mitad del encuentro, que fue presenciado por el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, recobró la energía del inicio del partido, pero esta vez fue Bélgica la que sacó la garra que la convirtió en la sorpresa de la competición y tomó la iniciativa. Haroun tuvo en sus botas el desempate en el minuto 52, después de que la estrella belga Dembélé recuperase por la mínima un balón que se iba fuera y, evitando a dos defensas africanos, hiciese un paso impecable a Haroun, cuyo tiro desviaron los puños de Vanzekin, haciendo que el balón rebotase en el larguero y saliera fuera. El portero nigeriano evitó otro posible empate en el minuto siguiente, cuando atrapó un potente disparo desde fuera del área de Vertonghen que estuvo a punto de entrar pegado a su palo derecho.

Sin embargo, Nigeria se afianzó una medalla en el minuto 58, cuando un pase de Odemwingie a Anichebe, y de éste a Ogbuke Obasi, que se había quedado solo ante el portero sin incurrir en fuera de juego, puso el 2-0 en bandeja al delantero del 1899 Hoffenheim alemán, que lo marcó rematando con el empeine del pie izquierdo. Tras varias ocasiones nigerianas, el 3-0 llegó con un pase de Nsofor Obinna de nuevo a Ogbuke Obasi, que chutó desde fuera del área a media altura para marcar el tanto pegado al palo (m.71).

Tras un saque de córner, Okonkwo puso el 4-0 tirando también desde fuera del área, entre tres defensas y un compañero, para marcar un gol parecido, que tocó en el palo y entró por abajo en la red para desesperación de Bailly, que no llegó a tiempo a despejar con las manos (m.78). El 4-1 definitivo lo firmó Ciman de falta directa (m.88), de un tiro que pasó a la izquierda de la barrera nigeriana y entró pegado al palo derecho pese a la salida de Vanzekin.
 
 

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